Jerry Windle, es un padre gay que adoptó a un niño que se convirtió en campeón olímpico. Hoy el hombre es considerado por muchos como el mejor papá del mundo, porque dedicó su vida a cuidar a su hijo y lo apoyo para alcanzar su sueño.
Jerry siempre quiso ser papá, luchó por adoptar un niño en Estados Unidos pero por soltero y homosexual, no le fue posible. Su suerte cambió cuando en una revista leyó un artículo acerca de los niños huérfanos en Camboya, así que se puso en contacto con los funcionarios de dicho país, y pronto recibió noticias que cambiaron su vida.
“El artículo daba el número telefónico de un servicio de adopción, así que llamé al número y dije: ‘acabo de leer un artículo, ¿es posible que una persona soltera adopte un niño?’ y dijeron: ‘Sí, lo es'”.
Por lo que Jerry viajó a Camboya, donde adoptó a Jordan, un menor de tan solo dos años de edad. De regreso a Estados Unidos el niño presentó muchos problemas de salud y estaba muy débil porque tenía desnutrición. Pero Jerry lo cuidó hasta que recuperó su salud y así se convirtió en su padre.
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Jerry, el padre gay que adoptó a un niño, no solamente lo rehabilitó dándole los mejores cuidados y mucho amor, Jordan también recibió la mejor educación y cuando creció, el hombre apoyó a su hijo para que cumpliera su sueño de convertirse en clavadista.
OLIMPIADAS, SU SUEÑO
Los sueños olímpicos de Jordan comenzaron a los 7 años cuando llamó la atención de Tim O’Brien, hijo del famoso entrenador de buceo, Ron O’Brien. Entonces el adolescente entró en un programa de buceo especial y comenzó a lograr sus primeros éxitos.
Después de 3 pruebas olímpicas, primero a los 13 años y luego a los 16, Jordan logró su sueño de 15 años y se clasificó para el evento de plataforma masculino.
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Jordan hoy competirá por Estados Unidos en los Juegos Olímpicos y, en su corazón, también representará a Camboya. Está en el primer lugar por su talento, y aprovechó para agradecerle a su papá quien lo quiso desde que lo vio y lo apoyó sin dudar, pues sabía que su pequeñito algún día se convertiría en el mejor.
“Por lo general, puedo escuchar a mi papá entre todos en la audiencia, lo cual es increíble. No tenerlo en los Juegos Olímpicos será diferente (…) Desearía que él estuviera allí, pero eso no cambia realmente lo que voy a hacer: divertirme, lucir un poco y montar un espectáculo para todos. Espero que se sienta orgulloso (…) Hay mucha gente, muchos ojos puestos en mí, pero en todo caso, simplemente me emociona poder rendir al máximo y demostrar que todo este arduo trabajo, con suerte, puede dar sus frutos… Esto es un sueño que se hace realidad”, dijo.
Esta es la historia del padre gay que adoptó a un niño que se convirtió en campeón.