/ miércoles 10 de mayo de 2023

El 67% de madres de familia en Puebla trabaja en la informalidad

En el marco de la celebración por el Día de las Madres, se mantiene el reto de generar mejores condiciones laborales para ellas

La rigidez con la que funciona la mayoría de los empleos formales sigue orillando a las madres a emplearse en la informalidad, que les da mayor flexibilidad para dedicarse a labores de cuidados y trabajos no remunerados en casa, a cambio de sacrificar el acceso a la seguridad social y prestaciones. Es por ello que, en el marco de la celebración por el 10 de mayo, el reto de los diferentes sectores sociales en el estado de Puebla es generar mejores condiciones laborales para ellas.

En Puebla sólo el 39 por ciento de las mujeres que son madres se encuentran económicamente activas, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda correspondiente al año 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), no obstante, un 67.6 por ciento de ellas está en la informalidad, de acuerdo con estadísticas de asociación civil México ¿Cómo Vamos?

Al hecho de que siete de cada 10 madres poblanas que trabajan lo hacen la informalidad, se debe agregar que, de acuerdo con el INEGI, la cantidad de mujeres que son el soporte económico de su hogar prácticamente se ha triplicado en los últimos 10 años, ya que hasta el 2020 eran 543 mil 581 hogares los que tenían jefa de familia, es decir, el 31.7 por ciento de los 1.7 millones que existen (hasta el último censo) en la entidad poblana.

Lo anterior se traduce en que casi el 32 por ciento de las familias son sostenidas económicamente por la madre y con esto Puebla ocupa el lugar número 20 a nivel nacional en cuanto a jefas de familia.

¿Por qué prefieren la informalidad?

Tania tiene tres hijos y desde que contaba con 15 años de edad se ha hecho cargo de cuidar a su hermana menor y a su abuela, de tal forma que siempre ha tenido a cinco personas que requieren en gran medida de su atención, además de su esposo.

Esto último la llevó a rechazar ofertas de trabajo formales que, aunque le garantizaban un salario fijo, prestaciones y seguridad social, le demandaban una jornada laboral de al menos ocho horas al día, así que optó por tomar diversos cursos de belleza y dedicarse a ese oficio por su cuenta.

“No hubiera podido porque en esos trabajos tienes que cumplir con un horario, tienes que dedicar tiempo para capacitaciones y si necesitas faltar debes pedir permisos y cosas así, entonces definitivamente no podía. En cambio, trabajando por mi cuenta y vendiendo mis productos de belleza he podido salir adelante, sin sacrificar el tiempo con mis hijos y el que dediqué a cuidar a mi abuelita”, contó.

La historia de Tania es la de muchas mujeres que terminan sintiéndose imposibilitadas para adaptarse al mercado laboral formal, debido a que en el país todavía no existe un sistema nacional de cuidados, ni el reconocimiento suficiente para el trabajo no remunerado.

Tania optó por tomar diversos cursos de belleza y dedicarse a ese oficio por su cuenta. Foto: Mayra Flores | El Sol de Puebla


Sandra Martínez Peña, analista económica y de género de México ¿Cómo Vamos? destacó que mientras no exista un sistema que aligere la carga para las madres en cuestión de cuidado de los hijos, adultos mayores, enfermos y personas con discapacidad, seguirá siendo difícil para ellas incorporarse al sector formal.

“Un sistema nacional debe considerar también a adultos mayores, se le debe asignar un presupuesto para desarrollarlo y debe haber cinco vertientes de acción, primero que se establezca un marco legal del derecho al cuidado, que haya escuelas de tiempo completo, programas de atención a personas con discapacidad, enfermos o adultos. Al final va más allá de solo establecer una guardería, eso no resuelve el problema”, dijo.

Perla Gómez Pulido, abogada general de la Universidad Iberoamericana campus Puebla, expuso que la cultura sexista que prevalece en el país ha retardado la aplicación de estrategias, como el sistema nacional de cuidados, ya que se asume que son las mujeres quienes tienen la responsabilidad de llevar a cabo estas tareas.

“Hay una cultura sexista que debe cambiarse, hay una tendencia a asociar roles como si fueran (asignados) directamente a una persona en razón de su sexo y eso hace que se asuma como natural algo que no lo es, porque no forma parte de nuestra condición biológica, creo que eso es lo permeable”, subrayó.

Gómez agregó que mientras se siga naturalizando que las mujeres son más responsables de asumir las tareas de cuidado y trabajos no remunerados, se les está discriminando y dejando de reconocer la aportación del 26.1 por ciento que hacen al Producto Interno Bruto (PIB) del país por esto último.

El 32 por ciento de las familias son sostenidas económicamente por la madre y con esto Puebla ocupa el lugar número 20 a nivel nacional. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

Apoyo para cuidados también es necesidad de quienes son trabajadoras formales

Monserrat Zúñiga trabaja en el gobierno municipal de Puebla y se convirtió en madre hace tres meses. Le fueron respetadas sus licencias de maternidad, tiene acceso a salas de lactancia, se redujo en una hora su jornada laboral y cuenta con servicio de guardería, tal y como establece la Ley Federal del Trabajo, sin embargo, no ha hecho uso de este último y por el momento tiene el apoyo de su madre para cuidar a su bebé.

Confesó que todavía no siente confianza de llevar a su hijo a una guardería porque considera que debe tener mucha atención y esto resulta complicado en las estancias infantiles públicas, así que recurrió al apoyo de su familia, sin que esto signifique que acuda cien por ciento tranquila a trabajar, ya que le preocupa que su bebé no pudiera estar bien cuidado.

“Yo creo que esa parte sería como mejora, que a las mamás nos dieran un beneficio de ingresar a nuestros bebés a guarderías particulares y que la atención sea más específica, porque con tanto bebé (en las públicas) no se dan abasto”, señaló.

Al respecto, Sandra Martínez comentó que aunque el acceso a guarderías ya es una realidad en la Ley Federal del Trabajo, lo cierto es que las madres necesitan que los centros laborales sean mucho más flexibles para permitirles combinar sus actividades con el cuidado de sus hijos, sobre todo en los primeros años de vida.

Incluso remarcó que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha sugerido la puesta en marcha de estrategias como el home office o que se establezcan guarderías en las oficinas o lugares de trabajo, así como centros de lactancia materna, para que las mujeres tenga la certeza de que van a dejar a sus hijos en un lugar seguro.

La analista enfatizó que en nuestro país las mujeres dedican hasta 42 horas a cuidados y trabajo no remunerado, es decir, labores del hogar, mientras que los hombres sólo destinan 18 horas, lo que sin duda está generando una barrera para su desempeño laboral.

Falta flexibilidad en licencias

Para la abogada de la Ibero, una de las deudas históricas de las instituciones públicas del país con las madres trabajadoras es la igualdad de oportunidades para el desarrollo profesional y las labores de crianza, ya que se mantiene una tendencia de salarios y licencias diferenciadas entre hombres y mujeres.

Como ejemplo citó que mientras a las mujeres la ley les otorga 84 días de incapacidad por maternidad, a los hombres se les conceden 5 días de licencia por el nacimiento de un hijo o hija, de tal forma que desde ahí se responsabiliza a la mujer en mayor medida del cuidado de los hijos, aunado a que los permisos para atender asuntos escolares o de salud regularmente son concedidos a ellas y no a los padres.

Enseguida, destacó que sigue vigente una disparidad salarial en cuestión de género de hasta el 20 por ciento, ya que se considera que el hombre es el proveedor en el hogar y a las madres se les castiga con menores sueldos.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señala en su informe “Radiografía de las madres en la economía”, elaborado en el año 2022, que la maternidad en nuestro país es un factor de deterioro de las condiciones laborales, ya que un 67 por ciento de las madres con un empleo remunerado gana máximo hasta dos salarios mínimos.

Asimismo, reportó que la proporción de mujeres que trabajan por cuenta propia es mayor conforme aumenta el número de hijos que tienen, ya que mientras dos de cada 10 con máximo dos hijos trabaja en la informalidad, en el caso de quienes tienen más de seis hijos la cifra aumenta a cinco de cada 10.

Zayuri Hernández trabaja en la atención a clientes de una empresa de telefonía y consideró que, injustamente, se mantiene la idea de que las mujeres son más responsables de los cuidados de los hijos, pero no tienen la suficiente flexibilidad para ello en el sector formal.

Como ejemplo señaló que en su centro de trabajo no se cumple con contar con salas de lactancia y solo se reducen los horarios laborales para las madres durante dicho periodo.

“Teníamos un horario diseñado para las madres trabajadoras, en el que prácticamente llegábamos a descansar hasta dos días y medio pero después se eliminó a pesar de que era bueno porque nos permitía (tener) más tiempo con nuestros hijos, que es algo difícil de conseguir porque para acudir a festivales o actividades escolares debemos solicitar permisos y nos son descontadas las horas o días de inasistencia”, acusó.

La madre de dos niñas resaltó que esa falta de flexibilidad es la que más le dificulta el ejercicio de su maternidad, ya que cada ausencia afecta la evaluación de su desempeño laboral y su salario, pero tampoco quiere sacrificar momentos que son importantes para el desarrollo emocional de sus hijas.

Zayuri señaló que su centro de trabajo no se cumple con contar con salas de lactancia y solo se reducen los horarios laborales para las madres durante dicho periodo. Foto: Mayra Flores | El Sol de Puebla


¿De quién dependen las soluciones?

Si bien la legislación de mejoras en materia laboral es tarea de las y los diputados, tanto federales como locales, el problema de fondo se debe resolver desde lo social y con la participación de la iniciativa privada, opinó Paulina Gómez Pulido.

“Hay una igualdad formal que es una realidad en el marco normativo, en la ley federal se establece que hombres y mujeres reciban el mismo tratamiento en cuestión salarial, acceso a guarderías, etcétera, pero detrás se esconde la verdadera problemática y deuda histórica de la ley y el sistema en cuanto a que esta igualdad se transforme en igualdad sustantiva”, expuso.

Consideró que mientras no se deje de ver a las mujeres como las cuidadoras por naturaleza seguirá existiendo la brecha de desigualdad, de ahí que es importante que se dejen de reproducir roles de género en los que se deslinde a los hombres de estas actividades.

“Para que haya cambios o mejoras se necesita trabajo en conjunto entre el sector público y privado. No estamos viendo grandes cambios, la reducción de la informalidad que registra el país no es suficiente porque la informalidad de las mujeres siempre se ha mantenido alta y por eso todavía no hay cambios en políticas públicas para insertar a las madres”, agregó Sandra Martínez.

Ambas especialistas coincidieron en que Puebla y en general México tienen un camino largo por recorrer para equipararse con otras sociedades, en donde las licencias de maternidad son otorgadas por periodos más largos y en condiciones de equidad con los padres, no solo para darles igualdad de oportunidades en el ámbito laboral y en la crianza de sus hijos, sino para garantizar el buen desarrollo de los niños.


La rigidez con la que funciona la mayoría de los empleos formales sigue orillando a las madres a emplearse en la informalidad, que les da mayor flexibilidad para dedicarse a labores de cuidados y trabajos no remunerados en casa, a cambio de sacrificar el acceso a la seguridad social y prestaciones. Es por ello que, en el marco de la celebración por el 10 de mayo, el reto de los diferentes sectores sociales en el estado de Puebla es generar mejores condiciones laborales para ellas.

En Puebla sólo el 39 por ciento de las mujeres que son madres se encuentran económicamente activas, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda correspondiente al año 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), no obstante, un 67.6 por ciento de ellas está en la informalidad, de acuerdo con estadísticas de asociación civil México ¿Cómo Vamos?

Al hecho de que siete de cada 10 madres poblanas que trabajan lo hacen la informalidad, se debe agregar que, de acuerdo con el INEGI, la cantidad de mujeres que son el soporte económico de su hogar prácticamente se ha triplicado en los últimos 10 años, ya que hasta el 2020 eran 543 mil 581 hogares los que tenían jefa de familia, es decir, el 31.7 por ciento de los 1.7 millones que existen (hasta el último censo) en la entidad poblana.

Lo anterior se traduce en que casi el 32 por ciento de las familias son sostenidas económicamente por la madre y con esto Puebla ocupa el lugar número 20 a nivel nacional en cuanto a jefas de familia.

¿Por qué prefieren la informalidad?

Tania tiene tres hijos y desde que contaba con 15 años de edad se ha hecho cargo de cuidar a su hermana menor y a su abuela, de tal forma que siempre ha tenido a cinco personas que requieren en gran medida de su atención, además de su esposo.

Esto último la llevó a rechazar ofertas de trabajo formales que, aunque le garantizaban un salario fijo, prestaciones y seguridad social, le demandaban una jornada laboral de al menos ocho horas al día, así que optó por tomar diversos cursos de belleza y dedicarse a ese oficio por su cuenta.

“No hubiera podido porque en esos trabajos tienes que cumplir con un horario, tienes que dedicar tiempo para capacitaciones y si necesitas faltar debes pedir permisos y cosas así, entonces definitivamente no podía. En cambio, trabajando por mi cuenta y vendiendo mis productos de belleza he podido salir adelante, sin sacrificar el tiempo con mis hijos y el que dediqué a cuidar a mi abuelita”, contó.

La historia de Tania es la de muchas mujeres que terminan sintiéndose imposibilitadas para adaptarse al mercado laboral formal, debido a que en el país todavía no existe un sistema nacional de cuidados, ni el reconocimiento suficiente para el trabajo no remunerado.

Tania optó por tomar diversos cursos de belleza y dedicarse a ese oficio por su cuenta. Foto: Mayra Flores | El Sol de Puebla


Sandra Martínez Peña, analista económica y de género de México ¿Cómo Vamos? destacó que mientras no exista un sistema que aligere la carga para las madres en cuestión de cuidado de los hijos, adultos mayores, enfermos y personas con discapacidad, seguirá siendo difícil para ellas incorporarse al sector formal.

“Un sistema nacional debe considerar también a adultos mayores, se le debe asignar un presupuesto para desarrollarlo y debe haber cinco vertientes de acción, primero que se establezca un marco legal del derecho al cuidado, que haya escuelas de tiempo completo, programas de atención a personas con discapacidad, enfermos o adultos. Al final va más allá de solo establecer una guardería, eso no resuelve el problema”, dijo.

Perla Gómez Pulido, abogada general de la Universidad Iberoamericana campus Puebla, expuso que la cultura sexista que prevalece en el país ha retardado la aplicación de estrategias, como el sistema nacional de cuidados, ya que se asume que son las mujeres quienes tienen la responsabilidad de llevar a cabo estas tareas.

“Hay una cultura sexista que debe cambiarse, hay una tendencia a asociar roles como si fueran (asignados) directamente a una persona en razón de su sexo y eso hace que se asuma como natural algo que no lo es, porque no forma parte de nuestra condición biológica, creo que eso es lo permeable”, subrayó.

Gómez agregó que mientras se siga naturalizando que las mujeres son más responsables de asumir las tareas de cuidado y trabajos no remunerados, se les está discriminando y dejando de reconocer la aportación del 26.1 por ciento que hacen al Producto Interno Bruto (PIB) del país por esto último.

El 32 por ciento de las familias son sostenidas económicamente por la madre y con esto Puebla ocupa el lugar número 20 a nivel nacional. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

Apoyo para cuidados también es necesidad de quienes son trabajadoras formales

Monserrat Zúñiga trabaja en el gobierno municipal de Puebla y se convirtió en madre hace tres meses. Le fueron respetadas sus licencias de maternidad, tiene acceso a salas de lactancia, se redujo en una hora su jornada laboral y cuenta con servicio de guardería, tal y como establece la Ley Federal del Trabajo, sin embargo, no ha hecho uso de este último y por el momento tiene el apoyo de su madre para cuidar a su bebé.

Confesó que todavía no siente confianza de llevar a su hijo a una guardería porque considera que debe tener mucha atención y esto resulta complicado en las estancias infantiles públicas, así que recurrió al apoyo de su familia, sin que esto signifique que acuda cien por ciento tranquila a trabajar, ya que le preocupa que su bebé no pudiera estar bien cuidado.

“Yo creo que esa parte sería como mejora, que a las mamás nos dieran un beneficio de ingresar a nuestros bebés a guarderías particulares y que la atención sea más específica, porque con tanto bebé (en las públicas) no se dan abasto”, señaló.

Al respecto, Sandra Martínez comentó que aunque el acceso a guarderías ya es una realidad en la Ley Federal del Trabajo, lo cierto es que las madres necesitan que los centros laborales sean mucho más flexibles para permitirles combinar sus actividades con el cuidado de sus hijos, sobre todo en los primeros años de vida.

Incluso remarcó que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha sugerido la puesta en marcha de estrategias como el home office o que se establezcan guarderías en las oficinas o lugares de trabajo, así como centros de lactancia materna, para que las mujeres tenga la certeza de que van a dejar a sus hijos en un lugar seguro.

La analista enfatizó que en nuestro país las mujeres dedican hasta 42 horas a cuidados y trabajo no remunerado, es decir, labores del hogar, mientras que los hombres sólo destinan 18 horas, lo que sin duda está generando una barrera para su desempeño laboral.

Falta flexibilidad en licencias

Para la abogada de la Ibero, una de las deudas históricas de las instituciones públicas del país con las madres trabajadoras es la igualdad de oportunidades para el desarrollo profesional y las labores de crianza, ya que se mantiene una tendencia de salarios y licencias diferenciadas entre hombres y mujeres.

Como ejemplo citó que mientras a las mujeres la ley les otorga 84 días de incapacidad por maternidad, a los hombres se les conceden 5 días de licencia por el nacimiento de un hijo o hija, de tal forma que desde ahí se responsabiliza a la mujer en mayor medida del cuidado de los hijos, aunado a que los permisos para atender asuntos escolares o de salud regularmente son concedidos a ellas y no a los padres.

Enseguida, destacó que sigue vigente una disparidad salarial en cuestión de género de hasta el 20 por ciento, ya que se considera que el hombre es el proveedor en el hogar y a las madres se les castiga con menores sueldos.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señala en su informe “Radiografía de las madres en la economía”, elaborado en el año 2022, que la maternidad en nuestro país es un factor de deterioro de las condiciones laborales, ya que un 67 por ciento de las madres con un empleo remunerado gana máximo hasta dos salarios mínimos.

Asimismo, reportó que la proporción de mujeres que trabajan por cuenta propia es mayor conforme aumenta el número de hijos que tienen, ya que mientras dos de cada 10 con máximo dos hijos trabaja en la informalidad, en el caso de quienes tienen más de seis hijos la cifra aumenta a cinco de cada 10.

Zayuri Hernández trabaja en la atención a clientes de una empresa de telefonía y consideró que, injustamente, se mantiene la idea de que las mujeres son más responsables de los cuidados de los hijos, pero no tienen la suficiente flexibilidad para ello en el sector formal.

Como ejemplo señaló que en su centro de trabajo no se cumple con contar con salas de lactancia y solo se reducen los horarios laborales para las madres durante dicho periodo.

“Teníamos un horario diseñado para las madres trabajadoras, en el que prácticamente llegábamos a descansar hasta dos días y medio pero después se eliminó a pesar de que era bueno porque nos permitía (tener) más tiempo con nuestros hijos, que es algo difícil de conseguir porque para acudir a festivales o actividades escolares debemos solicitar permisos y nos son descontadas las horas o días de inasistencia”, acusó.

La madre de dos niñas resaltó que esa falta de flexibilidad es la que más le dificulta el ejercicio de su maternidad, ya que cada ausencia afecta la evaluación de su desempeño laboral y su salario, pero tampoco quiere sacrificar momentos que son importantes para el desarrollo emocional de sus hijas.

Zayuri señaló que su centro de trabajo no se cumple con contar con salas de lactancia y solo se reducen los horarios laborales para las madres durante dicho periodo. Foto: Mayra Flores | El Sol de Puebla


¿De quién dependen las soluciones?

Si bien la legislación de mejoras en materia laboral es tarea de las y los diputados, tanto federales como locales, el problema de fondo se debe resolver desde lo social y con la participación de la iniciativa privada, opinó Paulina Gómez Pulido.

“Hay una igualdad formal que es una realidad en el marco normativo, en la ley federal se establece que hombres y mujeres reciban el mismo tratamiento en cuestión salarial, acceso a guarderías, etcétera, pero detrás se esconde la verdadera problemática y deuda histórica de la ley y el sistema en cuanto a que esta igualdad se transforme en igualdad sustantiva”, expuso.

Consideró que mientras no se deje de ver a las mujeres como las cuidadoras por naturaleza seguirá existiendo la brecha de desigualdad, de ahí que es importante que se dejen de reproducir roles de género en los que se deslinde a los hombres de estas actividades.

“Para que haya cambios o mejoras se necesita trabajo en conjunto entre el sector público y privado. No estamos viendo grandes cambios, la reducción de la informalidad que registra el país no es suficiente porque la informalidad de las mujeres siempre se ha mantenido alta y por eso todavía no hay cambios en políticas públicas para insertar a las madres”, agregó Sandra Martínez.

Ambas especialistas coincidieron en que Puebla y en general México tienen un camino largo por recorrer para equipararse con otras sociedades, en donde las licencias de maternidad son otorgadas por periodos más largos y en condiciones de equidad con los padres, no solo para darles igualdad de oportunidades en el ámbito laboral y en la crianza de sus hijos, sino para garantizar el buen desarrollo de los niños.


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