Los negocios de salones de fiestas y banquetes no han sido incluidos para su reapertura dentro de la nueva normalidad, en palabras de algunos empleados su situación está “de la fregada”, no obstante, les gustaría acercarse a las autoridades municipales o estatales para poder recibir algún apoyo.

“Ya sabrás cómo estamos, de la fregada. Llevamos cinco meses sin operar, económicamente no hay ninguna entrada de dinero, así que, ya te imaginarás cómo estamos”, dijo renuente un empleado del salón de fiestas IBPuebla.

Con casi medio año sin operaciones ni ingresos, los empleados de este giro comercial creen que su mala fortuna durará todo este año, ya que les han puesto eventos para 2021 y en otras casos los han cancelado definidamente.

“El gobernador del estado han pensado en todos menos en lo salones de eventos. A nosotros no nos tomaron en cuenta en nada en absoluto y a la fecha sigue todo igual”, comentó indignado Roberto Moreno del salón de fiestas Castillo Dorado, con casi cuatro décadas de tradición en Puebla.

Para él, este rubro lleva todas las de perder, pues la gente que requiere de sus servicios acude a ellos con meses de anticipación para organizar poco a poco alguna boda, fiesta o quince años.

“Nunca se pusieron a pensar que para programar una fiesta se lleva seis meses de anticipación. Nosotros llevamos desde el 20 de marzo sin trabajar como tal con los eventos. En cinco meses la gente no viene ni a solicitar informes. Lo único que ha generado el gobierno es que cuando no dan una confirmación la gente pase sus eventos para el próximo año.

“Lo único que se está logrando es que nadie quiera tener evento este año, es decir, no son cinco meses sino nueve meses los que vamos a quedar sin trabajar”.

Los fines de semana solían ser los más gratificantes para los salones de fiesta. Por evento trabajan alrededor de 30 individuos.

Un paquete por persona, en el caso de Castillo Dorado cuesta 300 pesos—que incluye renta del salón, cena de cuatro tiempos y servicio de meseros—si un viernes por la noche, llegaban 200 invitados, el precio sería de 60 mil pesos.

Es decir, por mes y contando solo día, el inmueble ha dejado de percibir 240 mil pesos, lo que implica dejar de pagar a meseros sin contar los grupos musicales.

“Estamos hablando que están sin trabajo de 25 a 30 personas, hablando de meseros, cocineros, valet parking, personal de limpieza, hostess, supervisor de eventos. Esta gente se ha quedado sin trabajar durante cinco meses”, agregó Roberto Moreno.

En su caso, Roberto ha quedado a deber dos colegiaturas en el colegio de sus hijos y para que le entreguen los papeles necesita liquidar antes.

“Son cinco mil pesos que no genero o el pago de tarjetas. Lo único que están haciendo en qué nos estamos endeudando y el gobernador sentado tranquilo diciendo: estos no trabajan”.

En la misma charla, Moreno está indignado que los moteles estén en operaciones y ellos no.

“Es incongruente que en una iglesia, que puede estar una persona de extremo a extremo en una banca por tres cuarto de horas no les hayan permitido abrir y a los moteles sí. Yo dirían en qué determinan o cómo lo evalúan”.

Moreno pide que las autoridades se acerquen a ellos y les brinden apoyo económico: “ojalá el gobierno pudiera tomar conciencia y acercarse y decir qué hacemos con los salones. Entonces, qué se den una vueltecita y nos puedan externar y podamos hablar bien”.

Pero, otros como el señor Carlos Gasca del Salón de Fiestas Jardín, ve prudente esperar hasta el próximo año, pues le teme a los contagios.

“Mi opinión es que debemos seguir cuidándonos y hay que esperar. Nuestra economía se ha visto totalmente afectada, pero hay que respetar las medidas que se están tomando para la contención del problema. Hay que concientizarnos todos.

“Esperamos en enero o febrero poder arrancar, porque es evidente que este año no se va a poder”