En un hogar promedio poblano de hasta seis integrantes, estos invierten 354.95 pesos en alimentos –sin cocinar- y 80.10 pesos adicionales por combustibles o insumos para su preparación, tales como platos, vasos o cucharas, entre otros, lo que supone una inversión total de 435.05 pesos diarios para sobrevivir, no obstante, el salario mínimo es de tan solo 141.70 pesos, informó la Universidad Iberoamericana de Puebla (Ibero Puebla).
Durante la entrega del Informe 2021 de “El costo de comer bien en México”, elaborado por el Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla, y en el que se tomó en cuenta el costo de la Canasta Integral Normativa Alimentaria (CNA-Evalúa DF) de 2011, se demostró que los costos varían de acuerdo a la edad y sexo de cada miembro, así como de sus requerimientos energéticos.
Cabe destacar que, a diferencia de la CNA, y por primera vez en todo el mundo, este estudio toma en cuenta no solo los costos de cada alimento, sino de las herramientas e insumos para cocinarlos, el agua potable, condición de actividad e incluso si se las mujeres se encuentran o no en etapas gestantes, a fin de dar un resultado más detallado.
En su intervención y como ejemplo, el coordinador del Observatorio de Salarios, Miguel Calderón Chelius añadió que un masculino de 75 años jubilado, tendrá un gasto de 64.48 pesos; una mujer de 52 años (sin empleo) de 49.21 pesos; una mujer (empleada) de 35 años de 75.31 pesos y finalmente, un joven estudiante de 17 años de 98.45, diarios.
“A pesar del gran esfuerzo que se ha hecho por encausar el salario mínimo a una ruta de recuperación, está muy lejos, no de cubrir las necesidades de los hogares, (sino) de cubrir las necesidades alimentarias de un hogar”, dijo.
Por su parte, Lizbeth Ruíz, estudiante e integrante del observatorio compartió que a finales e inicios de siglo, el tema prioritario en las agendas públicas fue el combate a la hambruna y no en la alimentación digna y equilibrada, además de que las canastas estaban elaboradas para los hogares promedio, mismos que actualmente ya no representan a la realidad de las familias mexicanas. Ante ello, definió que este material servirá como un referente para la elaboración de nuevas políticas públicas que atiendan el bienestar y el respeto a los derechos humanos.