Quienes también la están pasando mal en esta contingencia sanitaria por el Covid-19 son las personas que venden sus productos de puerta en puerta, que recorren las calles de diferentes colonias con sus altavoces o a grito limpio ofreciendo sus productos, no obstante, en los domicilios nadie les abre la puerta, nadie se asoma siquiera a la puerta o ventana para adquirir sus productos.
El Sol de Puebla platicó con algunas personas que ofrecen sus productos en la calle, de puerta en puerta o que se encuentran cerca de los domicilios y comentaron en términos generales la crisis en la que han caído con el desplome de sus ventas hasta en un 80% .
Pedro Fuentes, de oficio tamalero que desde los 20 años comenzó esta labor y ahora por más de 26 años normalmente ofrece sus productos en la avenida Tecnológico, padre de familia, con su esposa y 5 hijos, la necesidad de salir adelante con los suyos y las pocas oportunidades de trabajo, se presentó la oportunidad de iniciar en la venta de tamales y hasta antes de la contingencia sanitaria las cosas medianamente marchaban bien, pero a partir de la aparición del Coronavirus, el cierre temporal de fábricas y el confinamiento de las personas en sus domicilios, la economía de su familia se agravó a tal grado de vender actualmente al día como máximo 20 tamales cuando en tiempos pasados su venta era de por lo menos 100 tamales.
“La situación ya se puso muy complicada, la estamos pasando verdaderamente mal, miren ustedes, esta avenida por lo regular es muy transitada y ahora ni un solo auto pasa por aquí, en esta esquina me apoyaba mucho ya que tengo dos empresas con mucho personal, una de ellas es Benteler que siempre me dispensaban comprándome tamales pero al estar cerradas prácticamente nadie y solamente dependo de quienes se animan a bajar de sus autos, los pocos que pasan”, dijo.
De 6:00 a 11:00 horas era el horario normal de trabajo donde prácticamente terminaba de vender sus tamales, ahora con la poca presencia de personas, se instala con su puesto que coloca en el camellón en la avenida Tecnológico a partir de las 7.
“La verdad no creo en el gobierno, te dicen que te debes de apuntar para recibir algún apoyo, lo hacemos pero no nos ayudan. Nos dicen que nos quedemos en casa pero si me quedo y no me apoyan si no me mata la enfermedad lo hará el hambre, así que debo salir a trabajar”, aseveró.
Otro caso se registró con Alberto Báez, vendedor de churros por casi 15 años que en su motocicleta en compañía de su esposa recorren diversas colonias como Maravillas y Villa Frontera con su grabación a todo volumen para ofrecer sus cinco churros por 10 pesos, sin embargo, las ventas que medianamente tenía, se cayeron por completo.
“Hay que darle de comer a los niños, hay que buscar la forma, somos 7 de familia y en estos años junto con mi esposa hemos salido a vender, no es un negociado pero ahí la llevábamos todos los días a la semana”, dijo.
Por lo regular al día lograba una venta de hasta 500 churros, actualmente no pasa de un máximo de 150 con horario de 6 a 11:00 horas.
“Mira, estamos en las calles de Maravillas, ofrecemos nuestro producto pero nadie sale a comprar, unos porque no hay suficiente dinero a causa de la falta de trabajo y el cierre de empresas, otros por el solo temor a salir a la calle y contraer la enfermedad o que alguno de nosotros le ofrezca”, acotó .
Finalmente, Doña Rosa Sánchez, con más de 18 años dedicados a la venta de memelas y quesadillas en la zona de la unidad deportiva, reconoció que como todo, había días buenos o malos, pero parte de este trabajo pero era parte de esto y sabía que al día siguiente podría recuperarse, pero ahora las ventas son bajas, las calles vacías sin gente que transite de 9:00 a 13:00 horas.
“Casi no hay gente, se puso difícil porque no hay venta, además de que las cosas han subido de precio y todo es más caro y sin personas con las que pueda vender, la vida es complicada para mi familia que somos 5” dijo.