A más de diez meses la llegada del coronavirus a Puebla y después de dos confinamientos, el sector restaurantero en la entidad tocó fondo y hoy suman más de 500 establecimientos que bajaron su cortina a causa de la crisis económica que trajo consigo la pandemia.
Tan solo en la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) suman 490 establecimientos poblanos que tuvieron que cerrar temporalmente, de los cuales 120 están ubicados cerca de corredores universitarios que se encuentran a la espera de que se reanuden las clases presenciales para volver a abrir, reportó la presidenta del organismo en Puebla, Olga Méndez Juárez.
A estos, se suman cerca de 100 negocios de la Asociación Poblana de Restaurantes y Prestadores de Servicios (APREPSAC), que también bajaron sus cortinas a causa de la pandemia.
Entre las dos organizaciones, reportaron 60 establecimientos que cerraron de forma definitiva, sin contar todos aquellos que no estaba afiliados a ninguna de las dos cámaras empresariales.
Entre las bajas se encuentran restaurantes consolidados y de tradición como el Allegue, la cafetería Wimpy’s, el Sanborns de San Francisco, los Bisquets Obregón de Plaza Dorada, el Chimichurri de la Avenida Juárez y recientemente la fonda Qué Chula es Puebla en el Centro Histórico.
La presidenta de Canirac estimó que el número de empleos suspendidos con riesgo de perderse en el sector asciende a 4 mil 500 y podría aumentar de extenderse el decreto estatal que impide la apertura de actividades no esenciales.
Además, el escenario luce complicado porque la cifra de establecimientos cerrados podría llegar a 3 mil solo en la capital y municipios conurbados en caso de continuar el confinamiento.
“En Puebla y conurbados hay más de 9 mil establecimientos dedicados a la venta de alimentos y bebidas. Se manejan datos trabajados desde Cámara Nacional en donde manifiestan que el segundo confinamiento dejaría en la mortandad el 30 por ciento las empresas”.
Méndez Juárez reportó que las ventas en el sector restaurantero durante los primeros días de enero oscila entre el 8 y 12 por ciento, lo que no alcanza para cubrir todos los gastos de operación, incluida la nómina.
“Ahorita lo que va en este mes de enero nuestras ventas oscilan entre un 8 y un 12 por ciento, la verdad la hemos sufrido mucho, no salimos con este número de ventas”.
El director general de APREPSAC, Felipe Mendoza, calificó la situación como crítica, pues afirmó que este segundo cierre dejó en “la lona” al sector de alimentos y bebidas.
“El sector turístico-restaurantero estamos prácticamente en la lona, esa es la palabra, ya tocamos fondo, es preocupante la situación. Sabemos que es una situación mundial, Nacional y estatal, urge que nos reunamos con la autoridad para establecer algunas medidas de reconstrucción, de reactivación porque esto a nadie nos beneficia”.
Por ello consideró necesario el diálogo con las autoridades para aprender a vivir con el virus y lograr una apertura ordenada y con todos los protocolos de higiene.
“Es algo que ya vino para quedarse y hay que buscar la manera de cómo enfrentarlo si es que ya se quedó”.
FALTA DE APOYOS ACABÓ CON TRADICIONAL FONDA DEL CENTRO
La suspensión de actividades y falta de clientes por confinamiento no fue la única causa que provocó el cierre de la tradicional fonda “Qué Chula es Puebla”, pues la falta de apoyos gubernamentales también fue factor para que este negocio cerrara después de 100 años de tradición.
Así lo narró el dueño y heredero del negocio, César Tinoco, al describir el calvario y vueltas que le hicieron dar el Ayuntamiento de Puebla y el gobierno federal sin recibir respuesta favorable.
“Fui varias veces al ayuntamiento y nunca me atendieron, me decían que me comunicara en línea o por teléfono, siempre ocupado y ocupado. Me mandaron unas ligas para apoyos, me mandaron al banco de Bienestar, fui y cerrado, ponen un número y cuando uno habla siempre ocupado. Quise hablar con la directora del banco de Bienestar, nunca me pudo contestar, me metía a la liga y le pedían una de requisitos peor que si lo confesara”.
El propietario vio lejana la posibilidad de una reapertura, por lo menos en el Centro Histórico, pues aunado a la falta de clientes y caída en sus ventas, se sumó el incremento en el costo de las rentas, que incluso llegó a duplicarse en esa zona.
“Las rentas se dispararon, están pidiendo una barbaridad, entonces yo creo que por estos rumbos no. Yo me quedé pagando 15 mil pesos, ahorita en los negocios de aquí están pidiendo 25 a 30 mil pesos, en lugar de bajar se duplicó”.
CUESTIONAN DECRETOS GUBERNAMENTALES
Para el empresario Andrés Flores Valencia, los decretos estatales también han perjudicado al sector, pues criticó que el gobierno no fuera honesto desde el inicio de la pandemia para informar el periodo que permanecerían cerrados y realizar ampliaciones de cierre que desgastan los bolsillos de los dueños.
“Al principio nos empezó a pegar bastante que el gobierno no fuera cien por ciento honesto, me refiero a que siempre se habla de que vamos a cerrar 15 días, entonces tú como empresario dices 15 días, vale, pero entonces tú empiezas a desembolsar algo de dinero que no tenías previsto, que finalmente son los ahorros de tu vida, y al final no son 15 días, pasan a ser cuatro semanas, cinco semanas y es lo que nos está pasando ahorita otra vez”.
Andrés también se vio afectado por el decreto que impide la venta de alcohol, pues derivado de este tuvo que cerrar su restaurante-bar de nombre Cantón, ubicado en Cholula.
Finalmente, consideró un error suspender actividades en Navidad y Año Nuevo, pues aseguró que esto fomentó reuniones clandestinas sin las medidas de higiene que sí hay en restaurantes establecidos.