Muchas personas suelen tener ya una costumbre de cerrar todas las aplicaciones que utilizan en su dispositivo móvil una vez que dejan de utilizarlas, esto bajo la idea de que ahorra una mayor cantidad de batería, pero qué tanto de verdad hay de esto.
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Ya sean los usuarios de iPhone o de Android, la gran mayoría tiene cuidado en la cantidad de aplicaciones que tiene abiertas o cerrarlas por completo si ya no es necesario el utilizarla.
Pero, los desarrolladores de los dispositivos en sus constantes actualizaciones trabajan en ayudar a que el funcionamiento de la batería se mantenga en óptimas condiciones, por lo que saben cómo manejar las aplicaciones en segundo plano.
En el caso de Apple, el sistema iOS garantiza que los modelos iPhone y iPad administren la memoria de manera eficiente, por lo que suspenden de manera automática las aplicaciones inactivas en segundo plano con la intención de que no consuman más recursos.
Para una mejor administración, el estado “congelado” de la aplicación permite que se reanude de manera rápida cuando vuelva a iniciarse, de forma que no afecta el rendimiento de la batería, ni tampoco su duración.
Lo similar pasa en Android con sistemas dedicados para verificar el consumo de las aplicaciones y la forma en que las utiliza el usuario. De esta forma, de manera periódica llegará una notificación con las aplicaciones que han sido colocadas en segundo plano para el ahorro de energía y que se mantendrán en estado suspendido.
Cerrar y abrir aplicaciones puede hacer más daño
Hiroshi Lockheimer, uno de los miembros fundadores del equipo de Android en Google, ya desde el 2016 explicaba a los usuarios como el cerrar las publicaciones por completo podría hacer incluso un mayor mal a los dispositivos.
Lo anterior se debe a que el iniciar una aplicación requiere de un mayor consumo de energía para cargar tanto sus recursos como datos, algo que ya no es necesario si la aplicación solo está suspendida y en un segundo plano.
Es algo similar a lo que ocurre con las actualizaciones de las aplicaciones, en donde los sistemas operativos ya las realizan en un segundo plano, en especial con aquellas que se usan de manera constante debido a su estado y al no estar apagadas de manera total, por lo que siempre pueden obtener contenido nuevo. Solo en aquellas que se abren unas cuantas veces la actualización se mantiene manual.
Los únicos casos en donde es recomendado el cerrar aplicaciones y terminar con sus procesos en los dispositivos móviles es cuando el mismo sistema lo pide, lo que pasa en dos escenarios: Cuando la aplicación experimenta problemas como el congelarse, el cerrar de manera automática, entre otros. Además de los momentos en que el almacenamiento del dispositivo se encuentra casi completo y las aplicaciones no utilizados pueden ayudar a liberar el espacio de manera temporal.
Para ahorrar más en la batería puedes pensar en otras acciones como el bajar el brillo de la pantalla, desactivar la actualización en segundo plano para aplicaciones, utilizar el modo de bajo consumo que tienen los sistemas operativos, desactivar el uso compartido de ubicación para las aplicaciones y, en casos más extremos, el modo avión, que termina con todos los procesos ante la falta de conectividad.
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