En las redes sociales hoy en día se puede encontrar de todo y existen muchas maneras de interactuar digitalmente y compartir contenidos que antiguamente jamás nos hubiéramos imaginado que pudieran llegar a otras personas en todos los países del planeta y, de la misma manera, se pueden generar reacciones sumamente diversas.
Y cuando se publica algo en Facebook, Twitter o YouTube, por ejemplo, así como hay personas que hacen comentarios alentadores, también existen muchas otras que pasan por esas plataformas “destilando” odio con tal intensidad, que a veces ponen el mismo empeño que si fueran los mejores fans de quien lo sube; este un fenómeno que ha crecido de manera desproporcionada en dimensiones inimaginables.
Para tratar de entender qué es lo que pasa por la cabeza de este tipo de internautas, que en el argot digital son conocidos como “haters”, consultamos a Jaquelin Machado, profesional de la salud mental con especialidad en coaching multidimensional e instructora en desarrollo de consciencia, quien menciona que en el entorno digital se dice que no eres nadie hasta que no tienes un hater.
Explica que ellos son personas que se basan en la emoción del odio para hacerse notar en forma negativa, porque en su interior tienen situaciones no resueltas que les permiten, en forma tóxica, hacer catarsis a través de un medio, que bien podría resultar terapéutico, si fuera bien canalizada.
Estos “odiadores” han existido desde siempre, nada más basta echar una mirada al historial de guerras, rivalidades y competencias. Las intrigas y complots contra algún movimiento de un líder, del área que sea, han formado parte de nuestra historia como humanidad, solo que anteriormente el impacto no se podía medir como lo facilitan ahora los medios digitales, asegura.
Y aunque se pudiera pensar que esta es una conducta exclusiva de jóvenes, la verdad es que es una manifestación que incluye todas las edades, la diferencia es que la juventud, por su misma inmadurez, tiene mayor facilidad para expresar, sin tantos filtros, una gran descarga de agresividad en formas incluso bastante creativas, que no por ello dejan de ser destructivas para ellos mismos y su entorno.
SON UNA FORMA DE ACOSO
Los ataques de estas personas, aunque pudiera pensarse que son inofensivos, son una forma de agresión y abuso hacia la integridad de quien las recibe. De alguna forma intervienen las variables de la presión, intimidación y el engaño, lo que desencadena en la manifestación de trastornos del sueño, inestabilidad, cambios de humor.
También pueden provocar desequilibrio emocional y bajo rendimiento, así como ansiedad, depresión o trastornos alimenticios. Todo varía según el nivel y constancia de agresión de los haters, indica Jaquelin.
¿POR QUÉ SON ASÍ LOS HATERS?
Las causas por las cuales una persona se convierte en un “odiador” son diversas, algunas van desde las más superficiales, como el odio por tu forma de hablar, por tu apariencia física y tu manera de expresar corporal y verbalmente, hasta causas más profundas como el resentimiento y el rencor, generados por su entorno familiar, social o religioso.
Este crece tanto, que puede llegar a devorar y consumir a la misma persona que odia; aunque parezca como un juego inocente, está fundamentado en una carencia interna que gesta una falta de identidad y amor propio, además de ignorancia y necesidad de reconocimiento, aunque sea en forma negativa.
El odiar a personas famosas les permite un acercamiento fantasioso de igualarse ante ellos, porque los consideran superiores y, en su complejo de inferioridad, los degradan y justifican a través de agresiones, que son tan insignificantes como el mismo odiador.
“Fundamentalmente el odio se genera primero como una molestia, después como un rechazo y desencadena en un odio lacerante y ardiente, que quema como lava de un volcán en erupción, devastando y consumiendo la integridad del odiador y del o los sujetos de su odio”, afirma.
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SU PERFIL PSICOLÓGICO
Los haters son personas que de alguna forma requieren llamar la atención y pueden venir de ambientes tóxicos emocionales. Esto no tiene que ver con un nivel socioeconómico ni sociocultural, tampoco sociodemográfico.
Este tipo de personas creen que solo pueden destacar a través de agresión, rechazo, acoso y manipulación, debido a que su nivel de consciencia es aún de fragmentación en el cuerpo emocional, en el cuerpo sexual y mental.
Tienen una necesidad de encajar en algún contexto y, a través de redes sociales, “vomitan” toda la frustración, toda la impotencia, de una vida cargada de carencias. Manifiestan un umbral de merecimiento muy bajo y la recurrencia a la agresión, aunque justifiquen su forma de accionar.
La envidia y el rencor son variables adheridas al odiador, que envenenan su propia vida, tratando y a veces logrando, de envenenar la de los demás. Tienen una necesidad compulsiva de acumular agravios, de compararse con alguien y encontrar que esa otra persona tiene algo que ellos no tienen, lo que les genera enojo.
LAS CONSECUENCIAS DE RECIBIR EL ODIO DIGITAL
Algunas de las consecuencias que afectan a las víctimas de los haters pueden ser incluso benéficas, siempre y cuando esto no se salga de proporción, ya que con ellos su audiencia se incrementa. Sin embargo, ese acoso, llevado a cabo en forma intencionada y repetida, provoca daño y dolor por la manera continua y reiterada en que lo hacen, afirma Jaquelin.
El acceso de niños y adolescentes a las redes sociales incrementa la desproporción en el daño y el descontrol; también se puede presentar contenido en internet que perjudica, avergüenza o humilla a la persona afectada.
Además, pueden llegar a meter a la víctima en conflictos por medio de esa impostura de perfiles en diferentes redes sociales, que crean con el objeto de humillar, generalmente en el aspecto sexual personal y de experiencias, para meter al afectado en problemas con sus seguidores y descalificándola en escala de valores.
CONSEJOS PARA QUIEN ES PRESA DE LOS HATERS
La principal recomendación de la psicóloga es que debe hacer uso del poder que tiene de elegir la forma en que responde o no a ellos. Si se tiene claro lo que uno es, se sabe que las opiniones son diversificadas y que la persona que agrede solo proyecta en ella la propia frustración no resuelta en su interior.
“Si yo me mantengo clara o claro en lo que soy y me alineo internamente desde esa perspectiva, no permito que los ataques filtren hacia mí y, por lo tanto, hacia mi entorno. Es un desafío interesante, porque si yo reacciono a la agresión de un hater, puedo realizar una introspección para ubicar qué es lo que me está haciendo reaccionar".
“Si esa agresión la llevo dentro, me voy a enganchar con el hater y si esta persona sigue en una agresión, que puede salirse de proporción, siempre hay apoyo y profesionales que se encargan de situaciones que rebasan lo que no es posible permitir”, aconseja.
El internet y los medios digitales son herramientas de evolución, algunos los utilizan para crear cosas maravillosas, otros eligen destruir; con esa intención, por medio del odio y la agresión, los primeros en destruirse son los mismos haters, así que tú decides qué realidad quieres vivir, porque la puedes elegir desde tu interior, concluye.