Muchos la odian, muchos más la aman, pero si en algo nadie puede discrepar es en la influencia y el legado que Madonna—que hoy festeja su onomástico número sesenta—ha dejado a lo largo de estas décadas.
Copiada pero jamás igualada. Sus looks han dado la vuelta al mundo, desde la icónica fotografía de niña rebelde (aquí expuesta) con maquillaje recargado, ropa negra y una melena de pelo para “Boderline” hasta lo más estilizada y andrógina para “Vogue”; coreografía que ha sido imitada cientos, o quizás miles de veces, e incluso parodiada por películas, estrellas y por los personajes amarillos de Los Simpson.
Sí, Madonna ha sido un hito en la industria de la moda, pero también para aquellas almas diferentes que vieron en la cantante un reflejo de su ser. Madonna fue una de las primeras celebridades en manifestarse en pro de los derechos de las personas gays, quienes le han devuelto el favor abarrotando sus giras, comprando su mercancía, descargando su música o simplemente, alabándola.
En 2005 con el fabuloso Confessions on a Dance Floor, un tributo a la música disco con samples de Abba (Gimme, gimme, gimme. A man after midnight) para “Hung up” y Donna Summer (I Feel love) para “Futures lovers”, la estrella renació en una época en donde los artistas “viejitos” estaban estigmatizados, sin embargo, ella supo salir flote y conquistar a las masas, como hasta ahora, lo ha y, seguramente, seguirá haciendo.