Una bizarra historia de leyendas nórdicas es Criaturas Fronterizas (Border), que mezcla asuntos tan escabrosos como la pedofilia y de morbo como los hermafroditas.
Algunos lectores afortunados de El Sol de Puebla pudieron disfrutar de esta peculiar y singular historia antes que nadie en Cinépolis VIP.
Criaturas Fronterizas expone lo peor de la raza humana en un sentido bastante literal. La pareja central de la trama son Tina (Eva Melander) y Vore (Eero Milonoff), dos personas, que, aparentemente, nacieron con cromosomas alterados, lo cual los hace lucir extraños o grotescos de acuerdo a los cánones de belleza del siglo XXI.
Tina tiene un sentido del olfato superdesarrollado, que le permite detectar los sentimientos más impuros de los humanos como: el deseo de sexo, venganza, vergüenza o culpa.
Esto la lleva a trabajar en un aeropuerto, donde su poder la lleva a encontrar con una red de pedófilos. Paralelamente, conoce a Vore, quien le atrae por el parecido físico que tiene con ella. Al revisarlo, un guardia descubre que Vore tiene órganos genitales correspondientes a una mujer, pese a que su identidad sexual es la de un hombre.
La maraña rara que teje Criaturas Fronterizas logra que el espectador no despegue los ojos de la pantalla ni un solo momento, ya que las cosas que se dan por hecho dan un giro de 180 grados volviéndola impredecible.
El sexo y el arte se fusionan en esta película ganadora del Festival Cannes 2018 en su sección Un Certain Regard.
El filme es difícil de encasillar porque no es de terror, aunque tiene cierta temática; tampoco es completamente de ciencia ficción o un cuento, pero tiene drama; de repente cae en lo absurdo y a veces en lo fantástico. Lo mejor es que usted la vea y juzgue.
- El sexo y el arte se fusionan en esta película ganadora del Festival Cannes 2018 en su sección Un Certain Regard