Al hacer realidad su sueño de ser músico no sólo existe una satisfacción personal, sino de dar a la gente recuerdos y vivencias con las que puedan pasar un buen momento; es entonces cuando el Pasaje del ayuntamiento, ubicado en el Centro Histórico, se convierte en un túnel del tiempo.
Daniel Romero, también conocido como “Leinad” es guitarrista e interpreta música trova la mayoría del tiempo, se instala desde hace varios años en el Pasaje del ayuntamiento, siempre a la espera de mejorar el día de las personas que cruzan el espacio con sus melodías de fondo.
A los 17 años comenzó a tocar la guitarra y se enfocó en el género rock, desde esa edad, además se desempeñó como cantante, con el paso del tiempo, aprendió a ejecutar la batería, el bajo, la armónica, el teclado y el saxofón.
Tras ingresar al gremio de músicos, se unió a diferentes bandas con las que tocó en distintos lugares, entre risas, comentó que conoció todos los bares que se ubicaban en “Los Sapos” porque ahí dio presentaciones.
“Tocábamos todo lo que era clásico, 60, 70 y 80 era lo que más tocábamos, Led Zeppelin, Black Sabbath y todo eso y más para acá Enanitos Verdes, Nacha Pop, Duncan Du y era muy padre ese ámbito por la juventud, dije, de aquí soy, como siempre me gustó el aplauso y las lisonjas de la gente”, expuso.
Cuando se volvió solista, se dedicó a componer algunas canciones el género de la música que interpretaba cambió a la trova, sólo por la sugerencia de uno de sus escuchas que le pidió intentar en el género por la amplitud de su voz.
“Dejé las bandas, empecé a ver mucha discordia, siempre hay un elemento que no se lleva bien con otro y hay un momento en que se rompían las bandas, realmente me dijo alguien que le gustaría escucharme cantar trova y hacer mis pininos en alguna cuestión troval y por suerte me invitan a amenizar una comida, hago un pequeño repertorio y empecé a ver el éxito por decirlo así”, detalló.
Desde su perspectiva, a la gente le gusta más la trova porque los lleva a recordar y a reflexionar, con el paso del tiempo también se dio cuenta que quería ir a otros repertorios relacionados con el Blues y el Jazz por los instrumentos que ya tocaba, incluso, el gusto por la música lo llevó a experimentar con cumbias.
Daniel Romero recuerda que después de su experiencia con grupos y como solista, intentó insertarse en el mercado laboral como cualquier empleado, sin embargo, la música lo orilló a volver, ahora a las calles del Centro Histórico para seguir cumpliendo su sueño.
“Empecé a sentir frustración porque lo que yo amo que es tocar, entonces llegó un momento de mi vida en que dije, jamás volvería a ser empelado de nadie, lo que quiero hacer es tocar y tocar para la gente, eso es lo que siempre me ha gustado, entonces dejé los trabajos y empecé a tocar”, dijo.
En su andar, comenzó tocando en los camiones, pero le resultaba arriesgado por los asaltos, pero las calles se volvieron aliadas para continuar en la música, que también representa un aliciente para las personas que escuchan la melodía.
Considera que los artistas urbanos son “un mal necesario para la humanidad” en todos los niveles sociales, porque se vuelve un espacio de recuerdos de decepciones y alegrías, experiencias que unen y separan a las personas, son cámaras de sentimientos.
“Somos un mal necesario porque le regalamos un recuerdo a la gente, inconscientemente una vivencia, creo que somos los que regalamos los recuerdos a las personas porque tiene años que a lo mejor no escuchas a José José y a lo mejor tienes algún familiar que le gustaba mucho, es como un túnel del tiempo, y dices wow, esa canción la oía mi papá, yo me acuerdo de mi infancia y yo veo los semblantes de la gente, me imagino lo que piensan”, resaltó.