Una gran ovación por parte del público poblano fue la que recibió el actor y escritor Odín Dupeyrón durante su presentación ¡A Virir!, monólogo que por segunda vez en lo que va del año, presentó en la capital la noche del pasado 7 de diciembre en el Auditorio del CCU de la BUAP.
Al filo de las 20:20 horas se dio inicio a la exitosa puesta en escena que, tras 13 años ininterrumpidos, sigue conquistando a los espectadores por su forma en la que invita a redescubrir la vida y a empezar a vivirla de verdad y de manera placentera.
SOBRE LA OBRA
Las luces del recinto se apagaron para dar la bienvenida a un auditorio lleno, con una grabación de diferentes voces que simularon un grupo de autoayuda. Segundos después el escenario se iluminó para mostrar una decoración que incluyó una mesa, una silla, un banco, una planta y una lona con la frase “Tengo amor, soy amor, doy amor… ¡Felicidades! Dios tiene grandes planes para ti”, la cual recibió al mismísimo Dupeyron, quien se presentó para dar vida a Martín Marciano Moreno Lira, el personaje principal de la obra que narra a la audiencia las dificultades que pasó durante su infancia, adolescencia y parte de su edad adulta.
“Bienvenidos pasen, pasen, mi mamá se fue de la casa, para que entiendan un poco qué está pasando…”, saludó Dupeyrón de manera sarcástica, interrumpiendo su monólogo para referirse a aquellos que llegaron “tarde” y que seguían entrando a minutos de haber iniciado su función. “¡Ah mira primera fila! Si yo tuviera ese lugar hubiera llegado una hora antes”, comentó a una pareja que se sentaba en los primeros asientos, episodio que robó las carcajadas y los aplausos del público presente.
Con su peculiar sentido del humor y su agilidad para representar a diferentes personajes como lo es la madre y el padre del personaje principal, Sofía y Martín, respectivamente, Odín, en la voz de Marciano, platica a la concurrencia sobre su familia disfuncional.
El matrimonio de sus padres representa una pareja totalmente diferente, por un lado la madre de Marciano es una señora fuera de lo común, que a pesar de las circunstancias siempre trata de ver la vida de manera positiva y sacar lo mejor de sí. Por su parte el padre es todo lo contrario, es un hombre realista que siempre sacrifica su felicidad para tener una vida estable.
A lo largo de casi dos horas ¡A Vivir! Envolvió a los presentes en una trama donde cada uno se pudo identificar con Marciano en diferentes etapas y situaciones de su vida, bajo la filosofía de vivir la vida a través del coctel de emociones que día a día se presentan, como lo es la alegría, la tristeza, el enojo y la felicidad, esto con el fin de reflexionar sobre los actos personales.
Con una lluvia de aplausos los asistentes despidieron al actor que una vez más les conquistó y les robó risas y una que otra lágrima.