Tras haber sufrido un accidente en plena función hace unos días, que le dislocó el brazo, la actriz Sylvia Pasquel cumplió este miércoles y jueves con las cuatro funciones del cierre de temporada de su monólogo cómico y melodramático No seré feliz, pero tengo marido.
“¡Buenas noches Puebla! Aquí estamos con toda la intención, con todo el amor y con todas las ganas de estar el día de hoy con ustedes interpretando por séptima ocasión No seré feliz, pero tengo marido aquí, en esta hermosa ciudad de Puebla”, saludó la intérprete a su público, que ya la esperaba en el Teatro Principal.
Pasquel entró al escenario a las 19:15 horas de su primera función visiblemente alegre y muy arreglada, aunque con un cordón que sujetaba su brazo derecho.
Para no asustar a los espectadores, la actriz decidió explicar la situación para quienes no estuvieran al tanto de lo que le sucedió hace cuatro días.
“Muchas gracias a todos por salir de su casa y comprar su boleto para venir a verme y bueno, el día de hoy, ustedes y yo vamos a vivir una experiencia diferente. Como ustedes saben tuve un accidente, me disloqué un brazo y lo importante es que estamos aquí haciendo nuestro mejor esfuerzo para que ustedes no perdieran la oportunidad de ver esta obra”, comentó de nueva cuenta ante el vitoreo del público.
Con la sincronía que la obra necesita, Pasquel hiló su explicación con el tema del montaje y encarnó a Vivi, una ama de casa, servicial, abnegada, sacrificada, sin sueños y lo peor del caso, infeliz; atrapada desde su juventud en un matrimonio que le da todo, menos alegría.
Aunque el tópico de la trama, producida por el Rey Midas del teatro Rubén Lara, es fuerte y de reflexión, la sintonía está hecha en tono de comedia. Así, a pesar de toda la amargura y sensaciones agridulces que una mujer chapada a la antigua tenía que soportar en su matrimonio, la audiencia moría de risa con cada interacción de Sylvia.
Vivi está casada con Jorgito, que en la obra es interpretado por una marioneta con voz en off. Jorgito es el típico macho mujeriego, desordenado, seco, sin sentimientos hacia su esposa, bebedor, parrandero con sus amigos, aunque eso sí, cumplidor a la hora del gasto.
Sylvia recrea magistralmente la vida de Vivi, quien tuvo que ceder en su juventud ante Jorgito por quedar embarazada. Su sueño era casarse con el hombre de su vida y morir de viejitos, sin embargo, le tocó uno que la abandona ya con sus dos hijos maduros por una jovencita de 20 años, que solo quiere sacarle el dinero a este galán fantasmagórico, ya entrado en los cincuenta.
Por supuesto, los dobles sentidos, la picardía del humor mexicano y la interacción de Sylvia Pasquel con el público para comparar a la televisión como la mujer preferida del hombre, juegan un papel relevante para el dinamismo del guion de casi dos horas de duración.
Mi abuela siempre me decía: ¡ay! Vivi, no te quejes, el matrimonio se hizo para sufrir
Esta será la primera vez de No seré feliz, pero tengo marido… a una mano
Sylvia Pasquel, actriz
- 8 veces (con la función de ayer) ha venido esta obra de teatro a Puebla