Una vez más Odín Dupeyron logró ganarse el corazón y el aplauso de la audiencia poblana con su famoso monólogo ¡A vivir! obra escrita, actuada y dirigida por él, que se presentó con gran éxito y por enésima vez en la capital poblana, la noche de este sábado en el Auditorio del Complejo Cultural Universitario BUAP.
El recinto, que lució un lleno casi total, apagó sus luces 25 minutos después de la hora anunciada para la presentación de esta obra que dio inicio con una grabación de voces de personas dando testimonio de su transformación lograda, gracias a los cursos del Dr. Augusto.
EL MONÓLOGO
El escenario se ilumina para mostrar una escenografía con únicamente una mesa, una silla, un banco, una planta y una lona con la leyenda “Tengo amor, soy amor, doy amor… ¡Felicidades! Dios tiene grandes planes para ti”. Acto seguido Dupeyrón sale a escena para presentarse como Martín Marciano Moreno Lira, personaje principal sobre el cual gira la obra y quien comparte con la audiencia las dificultades que ha vivido durante su infancia, su adolescencia y parte de su edad adulta.
Minutos después de que ya había arrancado, Odín interrumpió su actuación con un tono sarcástico diciendo: “Bienvenidos pasen, pasen, mi mamá se fue de la casa, para que entiendan un poco que está pasando (risas) ah, y también aullaba sobre una piedra”, para referirse a aquellos que llegaron “tarde” y que seguían entrando a minutos de haber iniciado su función.
“¡Ah mira primera fila! Si yo tuviera ese lugar hubiera llegado una hora antes”, comentó a una pareja que se sentaba en la segunda fila de la zona central enfrente al escenario, acto que robó las carcajadas y los aplausos del público presente.
Con su peculiar sentido del humor y su agilidad para representar a diferentes personajes, como lo son la madre y el padre del personaje principal: Sofía y Martín, respectivamente, Dupeyrón, en la voz de Marciano, platica a la concurrencia sobre su familia disfuncional.
El matrimonio de sus padres representa una pareja totalmente diferente, por un lado, la madre de Marciano es una señora fuera de lo común, que a pesar de las circunstancias siempre trata de ver la vida de manera positiva y sacar lo mejor de sí. Por su parte, el padre es todo lo contrario, es un hombre realista que siempre sacrifica su felicidad para tener una vida estable.
Durante casi dos horas ¡A Vivir! envolvió a los presentes en una trama donde cada uno se pudo identificar con Marciano en diferentes etapas y situaciones de su vida, bajo la filosofía de vivir la vida a través del coctel de emociones que a diario se presentan, como lo es: la alegría, la tristeza, el enojo y la felicidad, esto con el fin de reflexionar sobre los actos personales. Conforme la historia se va desarrollando, Marciano va explicando, a través de las enseñanzas de su madre, temas que los seres humanos día a día van perdiendo de vista y que roban su felicidad, tales como el amor a la vida, el probar todo en la vida para saber cuáles cosas gustan y cuáles no, el definirte como persona, el amar, el sentimiento de pertenencia, pero sobre todo la libertad y el miedo a vivir.
Con una gran ovación, la audiencia, de manera eufórica, despidió al actor con mucho agradecimiento, ya que una vez más logro robar risas y una que otra lágrima.