Acción, aventuras y comedia, es lo que constantemente acapara la cartelera de nuestro país, motivo por el cual, quizá, las propuestas de cine contemplativo -que carga su fuerza en la parte psicológica y existencialista de los personajes, así como el detalle meticuloso de los paisajes- no es bien recibida por la audiencia que está más ávida de ver cintas cargadas de efectos especiales y con un ritmo más rápido.
El cineasta mexicano Carlos Reygadas se ha caracterizado por crear un estilo en el que prevalecen los planos prolongados, presta especial atención en el tiempo y el espacio en el que se desarrollan los personajes, se escapa de la narración convencional, se arriesga a la inclusión de diálogos improvisados y lo más importante, para él no hay límite de tiempo referente a la proyección.
Ciento setenta y tres minutos (casi tres horas) es lo que dura “Nuestro tiempo”, la sexta película del cineasta que se perfilaba para ganar León de oro. Aunque para algunos es excesiva la duración de la cinta, para otros, es el tiempo ideal para la contemplación de los paisajes y la penetración sobre la reflexión de la complejidad humana.
Reygadas, considerado como una de las voces más importantes del cine de autor, apuesta nuevamente por la exploración de la psicología humana en función de las relaciones personales y en el contexto natural en el que día a día se desarrollan.
DE QUÉ VA
El contexto: un enorme rancho de toros bravíos en el estado de Tlaxcala; los personajes: Juan, un reconocido poeta, que está en constante movimiento creativo y Esther, su esposa, es la administradora del rancho.
El lugar parece evocar a una gran calma y armonía, pero no así la vida pasional de sus habitantes.
Juan y su esposa conducen la ganadería. Ambos aceptan el inicio de una relación abierta que aparentemente está bajo el consentimiento de ambos.
Tras 15 años de casados, Juan descubre que Esther le ha sido infiel con Phil Burguess, un hombre entrenador de caballos que conoce muy bien a la familia. Ante esta situación de infidelidad, Juan es incapaz de cumplir sus propias expectativas y se hunde en el juego masoquista de mostrarse con una actitud tranquila al ver cómo su esposa está con otro hombre.
Pese al “interés” y consentimiento de Juan por formar parte de ese juego amoroso, queda fuera de los deseos de su esposa.
La vida exterior de ambos sigue su curso de manera normal: sus hijos con sus actividades, las visitas frecuentes de amigos y la tecnología se contraponen con la modernidad de la existencia diaria de Juan.
PROTAGONISTA DE SU HISTORIA
El también director de cintas como “Japón”, “Batalla en el cielo” y “Luz silenciosa”, no solo hace uno exploración en sus personajes, sino también en sí mismo al escribir, producir, editar, dirigir y protagonizar la historia.
De igual forma, Natalia López -su esposa en la vida real- forma parte de filme y ambos se adentran en la piel de los protagonistas que reflejan las dificultades más comunes en las relaciones de pareja: los problemas de comunicación y la empatía de la condición humana.
Esta cinta -que tuvo una distinguida participación en el pasado Festival de Venecia y recientemente formó parte de la sección Horizontes en el Festival de San Sebastián- tuvo este lunes su premier en nuestro estado y pese a contar con poco más de 20 asistentes, solamente dos personas se quedaron al final de la proyección.
Una película profunda, reconocen algunos cineastas, requiere un espectador activo, que se contemple y reflexione junto a ella, pues de esta manera, la película hará pensar al espectador sin decirle exactamente qué y sin distraerlo con extravagantes estímulos visuales o sonoros. El director sabe que no es fácil y que quizá no llegará a un público masivo.
LOS POBLANOS OPINAN
“LA FOTOGRAFÍA ES MARAVILLOSA PERO AL DISCURSO LE FALTA FUERZA”
ELIZABETH CHÁVEZ, una de las espectadoras que se quedó al final de la proyección, compartió sus impresiones y aseguró que uno de los elementos que más disfrutó de la película fue la fotografía, sin embargo, desde su perspectiva al guión le falta fuerza.
“Considero que debería haber durado menos tiempo. Me gustaron las tomas y los encuadres. Las actuaciones me parecieron buenas, pero sí se me hizo demasiado larga y redundante. No soy crítica de cine pero en caso de que tuviera que llevarse algún premio debería ser para la categoría de fotografía”.
ESTEFANÍA CHÁVEZ coincidió al destacar que la fotografía brilla por encima del discurso.
“Hay tomas muy buenas, la fotografía en general es muy buena pero el argumento me parece complejo. Mete muchas líneas discursivas dentro de una misma y dejan algunos cabos sueltos. La película toma fuerza pero llegando a la mitad. Se me hace muy larga y el argumento hay que acortarlo, se pudieron eliminar algunas líneas que están de más y en las que ni siquiera se profundiza”.