Si en sus vitrinas presumía la medalla presidencial de lalibertad (2012) de los Estados Unidos, la Orden de las Artes y lasLetras (1990) que Francia otorga, y el premio Oscar por mejor temaoriginal (2001, Things Have Changed); Bob Dylan (Robert Zimmerman;Duluth, Minnesota 1941) redondeó su leyenda el jueves cuando se leotorgó el premio Nobel de literatura.
No era la primera vez que este cantautor estadounidense,fanático del poeta Dylan Thomas y por quien cambió su nombre ainicios de la década de los 60 del siglo pasado, figuraba entrelos nominados al premio.
Dylan, el hombre con mil leyendas, como las del vaquero JesseJames, alcanzó una vez más con esto el Olimpo a los 75 años deedad.
Lo que comprueba que la creatividad no tiene que ver con lajuventud como escribiera días atrás el diario Los Angeles Timespor motivo al Desert Trip, festival que reunió el fin de semanapasado -y lo hará por segunda y última vez desde el viernes- aBob junto a otras leyendas de la música pop de la talla de losRolling Stones, Paul McCartney, The Who, Roger Waters y NeilYoung.
Por lo que el trabajo que la academia sueca consideró parapremiar a Dylan, más de 50 discos entre estudio y recopilaciones,versa sobre la cotidianidad, la política y más importante lacontradicción… pues Robert siempre ha sido contracción pero sindejar de ser fiel a sí mismo.
Y es que Bob pasó de ser el estandarte de la música deprotesta en contra de la guerra de Vietnam, al joven maduro quebuscaba la manera de expresar su arte sin importar si en elloperdía la credibilidad de sus primeros fanáticos, quienes nodudaron en tacharlo de “Judas” por “venderse” a lacomercialidad de la música rock.
Pero fue gracias a esa “comercialidad” que Bob pasó a serfenómeno mundial, dándole sin quererlo credibilidad a un géneromusical que era mirado con desdén.
Su tema “Like a Rolling Stone” (Como una piedra que rueda),incluido en el álbum Highway 61 Revisited (1965), redefinió alsonido y a las letras del pop.
Después, sin que aún nadie tenga claro qué lo orilló ahacerlo, cedió el estrellato del rock para sólo dedicarse alplacer de crear y componer música de la que siempre cuidó laletra como alguna vez se lo aconsejó a Jimi Hendrix, “Cuida laletra, porque la música se cuida sola”.
Bob Dylan, quien sobrevivió a los 60 y se dio tiempo de apoyaruna década más tarde con la canción “Hurricane” a la causade Ruben Carter, exboxeador injustamente encarcelado por losprejuicios raciales, sigue tan vigente en una época en que lacarrera presidencial de los Estados Unidos definirá los caminosdel mundo en los próximos cuatro años.
Por lo que premiar con el Nobel de literatura a un músico, quecomo los de la antigüedad acompañaban sus poemas con la lira y elharpa, no sea hoy tan descabellado… porque tal vez, en su músicay no el viento, esté la respuesta a estos tiempos posmodernos.
IMPLICACIONES DE UN NOBEL
El premio Nobel de literatura fue concedido al gran cantautorestadounidense Bob Dylan, quien comenzó su carrera como músico enel Greenwich Village de Nueva York en la década de 1960.
La Academia Sueca señaló al otorgar el reconocimiento queDylan ha "creado nuevas expresiones poéticas dentro de la grantradición de la canción estadounidense".
El premio le llegó a Dylan en medio de su "gira interminable"de conciertos, que en años recientes ha incluido una serie decanciones asociadas a Frank Sinatra junto con su mezcla conocida derock, country y blues.
RELEVANCIA DEL PREMIO
El premio de Dylan rompe con la tradición: es la primera vezque la Academia Sueca elige a alguien considerado primordialmenteun músico. Dylan se dio a conocer con canciones innovadoras como"Blowin' In the Wind", que tuvieron un impacto en la lucha por losderechos civiles en Estados Unidos, y también encabezó unresurgimiento de la música folk y adoptó el rock a medida que sustemas se volvieron más personales y abstractos.(AP/Redacción)
EL MUNDO TIENE UN CITA
El premio para Dylan será entregado el 10 de diciembre en elaniversario luctuoso del fundador de los premios, Alfred Nobel,fallecido en 1896.