Una brillante ejecución en competencia de la virtuosa patinadora Tonya Harding se vio opacada por el escándalo deportivo más sonado de 1994.
Hardiong a pesar de haber dominado la pista de hielo como nadie y llevarse la ovación, también ocupó los titulares de los periódicos con mayor intensidad luego de que se diera a conocer que había estado detrás del ataque que sufrió su compatriota Nancy Kerrigan poco antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de Lillehammer en 1994.
El director Craig Gillespie en este drama y comedia se permite hacer un contexto familiar que rodeó desde pequeña a esta deportista para crear un aspecto de empatía con el espectador.
Tonya Harding creció en un barrio pobre de Portland (E.U) en el seno de una familia desestructurada y encabezada por una madre camarera que se había casado ya cinco veces.
De pequeña encontró en el patinaje artístico una válvula de escape a la miseria que le rodeaba y deslizarse sobre el hielo se convirtió en su único propósito factible.
Tenía solo cuatro años cuando ganó su primera competición y dos décadas después caía en desgracia.
Este papel es interpretado por Margot Robbie, trabajo que muchos ha descrito como el mejor de su carrera, tanto que fue nominada en los Globos de Oro y también tiene un pie para llevarse un galardón en la próxima entrega de los premios Óscar.
Junto a Margot, se encuentra Allison Janney, que interpreta a la nauseabunda mamá que, en el nombre de la perfección, atormenta a su hija.
Parte del perfil psicológico de la madre es involucrar a su hija "en ese juego perverso de intenciones simuladas, dice que anima a la chica a encontrar la excelencia buscando el progreso de sus evidentes dotes artísticas, aunque en realidad únicamente alimenta su vena sádica".
Esa así que bajo el guion de Steven Roger, llevan a la pantalla una historia que brilla pero que al mismo tiempo se ve opacada por la grotesca vida y actitudes que Tonya refleja en su día a día.