A dos meses del terremoto que sacudió Puebla, las tarjetas deapoyo a damnificados que prometió el gobierno federal siguen sinllegarles; entre las familias que sufrieron afectaciones opérdidas totales a sus viviendas algunas ya iniciaron reparacionespor su propia cuenta pero otras no tienen opción y viven en losterrenos en donde se encontraban sus hogares antes de serdemolidos; en ambos casos, los damnificados se muestran incrédulosde los apoyos prometidos por las autoridades.
Al respecto, el subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos LastiriQuirós, anunció que a finales de este mes -a más tardar- elPresidente de la República, Enrique Peña Nieto, visitará Pueblapara iniciar con la distribución de las tarjetas que recibiránlos damnificados, y recordó que los dueños de viviendasdeclaradas como pérdida total recibirán 120 mil pesos, y los dedaño parcial, 25 mil.
“Llevamos un proceso en tiempo y forma como lo llevan otrasentidades federativas (…) Hemos hecho ya junto con el Gobiernodel Estado todas las gestiones para que el Fonden autorice losrecursos, lo cual ya se logró: los recursos ya fueron liberados deBanobras a Bansefi, y Bansefi en estos momentos está procesandotodas las tarjetas para empezar la entrega y la distribución amás tardar a fin de mes”, explicó.
“NOS DA TRISTEZA VER ELHUECO DE MI CASA”
“Damos gracias a Dios y a MaríaSantísima que no se nos cayó nada y que todos estamos bien”,agradece Isabel Clara Bernal, damnificada en Chiautla de Tapia,municipio donde fue el epicentro del terremoto del 19 deseptiembre.
Después de tener una vivienda de dos pisos en el barrio deXóchitl, que compró en 1983 con los ahorros que le generaron losayunos que hizo durante 7 años con su esposo (fallecido hace 10),la señora ahora vive con su familia en dos casas de campañainstaladas en el terreno donde estaba su vivienda, la cual fuedemolida hace 15 días por los impactos que presentaba.
En estas casas de color azul vive Isabel con algunos de susnietos, hijos y nueras, quienes se mantienen con el poco dinero queganan de la albañilería, de la venta de tortillas a mano y dejamaica.
Una lona donada por el DIF y sarapes fungen como el techo deesta familia. Su lavadora les sirve de altar, en donde estácolocada la fotografía del joven migrante.
Los hijos de Clara tuvieron que sacar del suelo las manguerasdel agua para contar con un poco de este líquido. Su baño es unaletrina que tienen prácticamente a la entrada del terreno; encuanto al servicio de energía eléctrica, los vecinos lescomparten luz a través de un cable que les sirve para colocar unsolo foco; preparan sus alimentos en una improvisada cocina quefunciona con carbón y leña.
Clara comenta que el 19 de septiembre no se encontraba en sucasa, sino en Cuautla (Morelos), cuidando a su hermano, que estabahospitalizado porque iba a ser operado.
Aunque califica de “horrible” el temblor, reconoce que lossismos que se han registrado con posterioridad ya no le causantemor a ella ni a su familia: “Ya no tenemos miedo porque ya noestá la casa. Podemos caminar sin peligro”.
Con un rostro visiblemente preocupado, pide a las autoridadescumplir su palabra de iniciar la reconstrucción de inmediato paraque ella y su familia tengan un lugar seguro donde dormir.
PEÑA ENTREGARÁRECURSOS
A finales del mes en curso estará en Puebla el presidenteEnrique Peña Nieto para comenzar con la distribución de lastarjetas con recursos que se les entregarán a los damnificadospara iniciar con la etapa de reconstrucción, informó elsubsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri Quirós.
Precisó que para las viviendas con daños parciales sedestinarán 25 mil pesos, mientras que para las de daño total, 120mil, más 44 mil que recibirán del Fondo de Infraestructura SocialMunicipal (FISM), lo que da un total de 164 mil.
Puntualizó que, a la fecha, se tienen contabilizadas 28 mil 650viviendas afectadas, es decir, 279 más que las que reportaronconjuntamente las autoridades federales y estatales a un mes delmovimiento telúrico.
De las primeras de estas, 5 mil 600 tienen daño total, y elrestante, parcial, actualizó.
Refirió que actualmente se están llevando a cabo trabajos dedemolición y limpieza en las viviendas con pérdida total en tantollegan los recursos para iniciar la reconstrucción formal.“Estamos trabajandocon las autoridades locales en la demolición y remoción deescombros; esto es importante porque para construir las viviendasnuevas necesitamos terrenos limpios, y ahí estamos trabajando conautoridades municipales”, indicó. LastiriQuirós no se aventuró a ofrecer una fecha en la que esténconcluidos los trabajos de reconstrucción; no obstante, adelantóque se realizará una evaluación al finalizar el primer trimestrede 2018, por lo que hizo votos para que a esas alturas del año yahayan terminado las labores.
El Gobierno estatal ya inició, por su parte, con acciones dereedificación de viviendas en algunos municipios afectados, comoel caso de Tepexi de Rodríguez; sin embargo, no se tuvo respuestade la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), a cargo de GerardoIslas Maldonado, sobre el avance de estas obras.
“ESTAMOS ENREVERSA”
La tardanza de la reconstrucción está provocando que losafectados inicien con recursos propios la reparación de susviviendas. Este es el caso de la familia de Celerino Valdés, quienno autorizó a las autoridades federales y estatales derribar suvivienda, ubicada en la colonia Villas de las Flores, de Chiautlade Tapia, pues no le dieron fecha para que contara nuevamente conun patrimonio. “Alas personas (damnificadas) solo les fueron enseñar proyectos decasas, y debían elegir una forma que quisieran; la escogieron,pero no les dijeron para cuándo”,expuso.
Celerino informa que, ante la negativa de derribar su vivienda,un ingeniero le hizo una revisión en su inmueble y le recomendódemoler los dos pisos de arriba y reforzar la planta baja.“Estamos en reversaporque estamos tirando (…) Es una inversión que no va a tenervista”, comenta mientras se le cristalizan los ojos y agacha lamirada.
Reporta que hasta el momento lleva gastados 100 mil pesosaproximadamente en los trabajos de demolición y en elacondicionamiento de las bodegas de un pequeño restaurante quetiene enfrente de su vivienda, donde se está albergando junto consu esposa e hijos.
Comenta que desde del sismo las ventas de su negocio -dedicadoprincipalmente a la elaboración de tacos- han caído un 80 porciento, por lo que el inmueble lo utilizan prácticamente paradormir.
Mientras camina por la planta baja de su casa, la cual estáapuntalada con polines, Celerino admite que su familia estánerviosa por regresar a habitarla; sin embargo, admite que notienen opción: “Sentimos que sí es segura (la planta baja), y,aunque no, tendremos que vivir con riesgos”.