A los 16 años supo su vocación: Ser sacerdote y seguir el llamado de Dios

Manuel Cosío es párroco en la iglesia de Nuestra Señora del Camino y cuenta cómo desempeña su vocación

Pilar Pérez

  · sábado 4 de agosto de 2018

Foto: Julio César Martínez

Un trabajo de 24 horas. Así es como labora un párroco quien además de atender a una comunidad en materia espiritual muchas veces tiene que ser gestor ante diferentes instancias para interceder por las necesidades de la porción de gente que representa, así lo confirmó Manuel Cosío Marín, responsable de la Parroquia de Nuestra Señora del Camino.

Los párrocos también tienen su día y el calendario marca que es el 4 de agosto en honor a San Juan María Vianney, también conocido como el Santo Sura de Ars, quien fue presbítero francés proclamado patrono de los sacerdotes católicos.

A la edad de 16 años Manuel supo que su vocación era ser sacerdote cuando, literalmente, en su mente escuchó el llamado de Dios. Fueron 10 años de preparación los que tuvo que cursar hasta su ordenación y aunque en algunos momentos de camino dudó en continuar se mantuvo firme en su decisión.

Un párroco tiene gran relevancia para la Iglesia, conocido como cura de almas, toda vez que es aquella persona a quien el obispo confía para pastorear en la comunidad que le ha sido encomendada.

“Hay que vivir todo el día para ella (su comunidad y parroquia)”, dijo el Manuel quien desde hace siete años está al frente de una aunque tiene más de 23 años de haberse ordenado como sacerdote.

En estos últimos siete años ha tenido que hacerse de diferentes responsabilidades como atender estructural y espiritualmente a la parroquia, aprender temas de administración y contaduría y tratar de llevar a la comunidad por un buen camino.

Enseñar, regir y guiar la enseñanza que su santo patrono les dejó a los párrocos por lo que sobre esta línea es sobre la que tienen que trabajar y todos los días de manera personal tienen que renovar sus votos.

Tras su ordenación como sacerdote prestó sus servicios en la Ciudad de México y, después de eso, durante un año y dos meses como vicario del templo de Perpetuo Socorro y después prestó sus servicios a diferentes iglesias hasta hace siete años que obtuvo este nuevo cargo.

Aseguró que el oficio de párroco implica estar al servicio de la comunidad durante las 24 horas del día, los 365 días del año y en ocasiones se ven rebasados por la propia comunidad dada la pequeña cantidad de sacerdotes que hay en la Arquidiócesis de Puebla.

Y es que señaló que los párrocos no solo se encargan de una iglesia, pues, en muchas ocasiones tienen que prestar servicio a otros templos que pertenecen a su sede y hasta auxiliarse entre ellos mismos cuando se ven rebasados.

De la misma forma sentenció que un párroco no solo guía espiritualmente a las comunidades sino también funge como gestor, en muchas ocasiones, frente a las autoridades cuando los feligreses necesitan más que intervención religiosa.

El vocero de la Arquidiócesis de Puebla, Paulo Carvajal Ramos, dio a conocer que hay 440 sacerdotes diocesanos, 120 religiosos y 295 parroquias.