Una pared de lo que era la cocina, escombros y tierra le recuerdan a la familia Leyva Flores la tragedia en la que murieron seis personas. La convivencia con los sobrevivientes, día a día durante el último año, lacera su corazón, las secuelas fueron severas y solo la “bebé milagro”, una superviviente de un año ocho meses, ha sido alegría, esperanza y fe.
El 10 de julio del 2019, en la junta auxiliar Santo Tomás Chautla una fuerte lluvia provocó que el río que fluye a la altura de la Avenida Emiliano Zapata de esta comunidad, se desbordara y reblandeciera la tierra de un talud que originó un deslave, mismo que terminó por sepultar el domicilio ubicado a la altura de la calle Melchor Ocampo que pertenecía al matrimonio de Ricardo Gutiérrez Navarro y Rocelia Leyva Flores. En ese sitio se encontraban un grupo de personas que celebraban la graduación de secundaria del joven Leonel Gutiérrez Leyva y quienes resultaron atrapadas. Seis personas muertas, tres féminas y tres menores de edad entre ellos, además de varios heridos, fue el saldo que el accidente les dejó.
A doce meses del suceso, doña Leonides Flores Plata aún recuerda con dolor aquella celebración que terminó en desdicha. Ahí perdió la vida su hija, su nuera, su cuñada, su nieto y demás familiares. Asimismo, confiesa la decepción de ella y su familia, ya que es fecha en la que nunca recibieron apoyo que tanto se les prometió.
“Mucha gente vino a investigar a preguntarle y todo, pero no le dieron ninguna ayuda, nada de nada, solamente el presidente de la junta, Otilio Flores Navarro, le regaló diez bultos de cemento, esa fue toda la ayuda que le dieron”, precisó la mujer, luego de agregar que muchos vecinos les dijeron que en los medios de comunicación se decía que ya habían recibido apoyo en dinero.
“Según rumores de la gente que vieron pasar en las noticias, dicen que le habían dado terreno con todo y casa y que todo le habían dado ayuda, pero todo eso es mentira (…) pues hasta ahorita no sabemos dónde están”, afirmó.
Rocelia Leyva Flores, dueña de la vivienda donde se realizaba el festejo de una graduación, narró como después de que le llegó la orden de desalojo, le prometieron un pedazo de terreno, o que si tenían el terreno les darían la ayuda para un cuartito, pero hasta el momento no han cumplido.
“Los del DIF nos vinieron a prometer que nos iban a auxiliar, aunque sea con los trastes, vinieron a apuntarnos para unas estufas y ¡tampoco! no nos tocó ni lo de la estufa”, confesó.
A la fecha, Rocelia y su esposo, quien se desempeña como ayudante de albañilería, pagan mil pesos mensuales por la renta de un cuartito, un gasto que de acuerdo a su situación económica se les complica solventar, motivo por el cual siguen haciendo el llamado a las autoridades para darle seguimiento a su caso.
LAS SECUELAS DEL ACCIDENTE
A un año de la tragedia en el municipio de Santo Tomás Chautla, la familia Leyva Flores día a día recuerda con tristeza a Dulce Rosario Carbarín Merino, Antonia Leyva Flores, Eugenia Leyva Alvarado y los niños Gaspar Flores Leyva, Yoselín Flores Ibáñez y Fátima Muñoz Rodríguez, quienes perdieron la vida; pero no solo eso, la tragedia parece acompañarles a diario, ya que por desgracia hay algunos familiares que, aunque corrieron con suerte y salieron con vida, quedaron con secuelas tanto físicas como emocionales.
Uno de los hijos de doña Leonides Flores Plata, quien es diabético a causa del accidente, tiene secuelas emocionales que no ha logrado sanar. Otra de sus nueras, que estuvo gravemente en el hospital, hasta la fecha le atiende una enfermera pues quedó discapacitada, sin movimiento y sin habla, lo que implica gastos que no tienen al alcance.
Uno de los milagros de este amargo evento fue una pequeña de ocho meses, quien vive porque logró ser rescatada con vida de entre los escombros. “Heridos hubo varios heridos, entre ellas una niña que después el Arzobispo la llamó como “la niña del milagro” porque había quedado atrapada y salió viva, una niña chiquita de 8 meses. Ella era nieta de mi nuera”, enunció.
Actualmente, Leonides –quien sufrió una herida grande en la pierna derecha el pasado 10 de julio- vive con uno de sus hijos y se encuentra a cargo de una de sus nietas, de 9 años de edad, pues su nuera fue una de las que quedó atrapada entre el lodo del derrumbe. Es por eso, que hace hincapié en que les brinden la ayuda necesaria para poder continuar sus vidas o que, en caso dado, si el gobierno les proporcionó la asistencia, que se investigue dónde se quedó.
“Para nosotros fue muy triste, porque no fue una persona, fueron seis personas y todos de mi familia. Todos me preguntan que cómo lo supere porque soy diabética e hipertensa, pero ¿cómo lo supere? yo no sé”, finalizó entre llantos.