Aida Martínez como muchas mujeres entregó todo a un hombre por amor: su tiempo, su cariño y hasta su dinero con el objetivo de crear un hogar estable. Para darle una mejor calidad de vida a sus hijos, comenzó a estudiar, buscó mejores trabajos y eso no le gustó a su ex pareja, él hizo que ella pagara todos los servicios de su casa y cuando la ampliaron la corrió de su hogar. Hasta el momento, lo ha demandado por violencia familiar y pelea la guarda-custodia de los menores, pero las autoridades han beneficiado a este hombre sin argumentos sólidos.
Para Aida es difícil contar su historia, ya que nunca se imaginó estar en una situación de este tipo, pero quiere dar a conocer su caso para dejar un antecedente de la violencia que vivió, que más mujeres alcen la voz y que ya no beneficien a ningún hombre con su silencio.
“Todo empezó desde jovencita, entre los 20-24 años de edad soñé con tener una pareja, realizarme como mujer, como madre, como profesionista como trabajadora. Lo logre, bueno, así lo siento, pero conocí a Guillermo en el año de 1997, yo estaba estudiando el segundo año de mi licenciatura. Tardamos como tres meses de novios nos juntamos y vivimos cuatro años en unión libre. Yo acepté juntarme con él sabiendo que tenía que seguir estudiando y a su vez trabajar”, compartió.
Aida, no quería quedarse sólo como una “ama de casa” y le dejó en claro a Guillermo que aunque amaba su vida hogareña, uno de sus sueños era seguir estudiando, y él, en su momento, aceptó. Para el 2001 nació su primer hijo de nombre Ulises, al mismo tiempo en ese mismo año decidieron casarse por la vía legal y registrar a su hijo.
Para entonces ya había terminado su licenciatura y realizó trabajos temporales en el INEGI, INE e IEE, por lo que decidió titularse para tener mejores empleos. Sin embargo, no pudo encontrar un empleo fijo hasta el 2004 cuando le dieron la oportunidad de entrar a una preparatoria de la BUAP. “Empecé desde abajo, como un profesor de hora clase, ganando 500 pesos a la quincena y él se empezó a enojar, me dijo que sólo iba a perder mi tiempo y que con lo poco que ganaba, él podía darme ese dinero”, comentó.
Pasó el tiempo y por su empeño, le ofrecieron en su trabajo hacer una maestría y ella accedió aunque su ex pareja nunca estuvo de acuerdo. Para el 2009 nació su segundo hijo de nombre Hernán y aunque se embarazó y ya tenía dos hijo, nunca dejó de prepararse para darle una mejor calidad de vida a sus niños.
“Gracias a mi esfuerzo y a la voluntad divina logré más oportunidades en mi trabajo y constantemente le decía a mi pareja que terminara su licenciatura, pero nunca quiso, ponía muchos pretextos, que ya tenía hijos y también su propio negocio, que es una papelería. Yo lo ayudaba a invertir para que el negocio creciera y se logró”, agregó.
Para el 2011 tuvieron otro bebé, una niña de nombre Ivana. Entonces Aida ya no sólo gastaba para sus tres hijos y abonaba económicamente para a papelería, sino que también su ex pareja le exigió que diera más dinero para ampliar la casa.
“Primero vivimos en cuartito, luego su papá le dio un terreno y decidí construir una casa para que cada uno de mis hijos tuviera su propio espacio y nosotros nuestra recamara. Afortunadamente me estaba yendo mejor en el trabajo y lo pude hacer, pero mi ex esposo sólo decía que a él no le alcanzaba. No me importó, yo sólo quería el bienestar de mi familia”, expuso.
Cuando la casa se terminó de construir, este hombre le dijo a Aida que tenían que hablar. Que él había notado que le iba bien económicamente y que lo mejor sería que ella pagara sola todos los servicios dentro del hogar. Esto resultó en una pelea muy grande que concluyó en que la corriera de la misma casa que construyó con base en su esfuerzo.
“Me corrió de la casa, me dijo que era su terreno y que yo no tenía nada. Ese día me dijo que las leyes lo favorecían y desgraciadamente así fue. Yo tuve que dejar mi propia casa porque él me golpeó, me pegó su mamá y también su hermana. Me quiso quitar a mis hijos, pero yo e los llevé y nos divorciamos”, relató.
Los muebles, la ropa y todo lo que compró con mucho esfuerzo se quedó en ese lugar, pero tenía a sus hijos y era la único que le importaba. Sin embargo, este hombre amenaza con quitarle a sus dos hijos que son menores de edad y teme que lo cumpla pese a que no los trata bien, no los atiende y cuando van a visitarlo, les revisa sus bolsas por miedo a “que se roben algo”.
“Él me ha demandado infinidad de veces porque según me lleve cosas de su casa, que supuestamente maltrato a mis hijos, pero ni una demanda ha procedido. Actualmente sigo en pleito con él, por la guarda y custodia de mis dos hijos menores. Ya llevo cuatro años de divorciada y no he podido lograr mucho, he gastado mucho dinero en abogado y no logro que me resuelvan mi caso. El abogado sólo me divorció y dejo pendiente todo lo demás: custodia, pensión alimenticia y violencia”, lamentó.
Hasta el momento, sigue luchando por la guarda y custodia total de sus hijos y hace pública su historia porque considera una injusticia que las leyes sigan beneficiando a un hombre que la violentó. El juez otorgó a este hombre convivencia cada 15 días para ver a los niños los fines de semana y 15 días en vacaciones, pero no da pensión, incluso quiere que ella de pensión alimenticia extra.
“No lo hago para hacerme la víctima, sino porque habemos mujeres que nos gusta salir adelante por nuestros propios medios. Somos trabajadoras y hay hombres abusivos, aprovechados y sin corazón dónde no les importa ni la mujer, ni los hijos y mucho menos piensan en el amor", concluyó.