/ martes 26 de mayo de 2020

Amistad de secundaria salva su economía ante la crisis por el Covid-19

José Gerardo, Alejandro y Alfredo emprendieron "Pozolería 43" pese a que se dedicaban a giros completamente distintos.

La amistad que nació hace 30 años en la Secundaria Técnica No. 43, de la Colonia Loma Bella, y la necesidad de subsistir ante la crisis del Coronavirus, por falta de empleo durante el tiempo de confinamiento, fueron los principales motores que lograron un giro en la vida José Gerardo Martínez, Alejandro Mateos Carreón y Alfredo Melchor, quienes emprendieron a través de la venta de pozoles a domicilio, ya que la contingencia sanitaria los obligó a buscar otra fuente de ingresos, esto a pesar de que dos de ellos se dedicaban a giros completamente distintos.

La tarea no ha sido fácil desde que decidieron iniciar con este negocio, pues todos confiesan que en un principio pensaron enfocarse a la venta de cubrebocas y gel antibacterial, pero los planes se echaron para atrás al ver la gran competencia que hay en la actualidad y, sobre todo, la inversión que se tenía que hacer.

Es así como nace la idea de vender pozoles a domicilio, una actividad que se les ha dificultado un poco, en especial a José Gerardo y Alejandro, pues el trabajo donde solían desempeñarse –y que por el momento se encuentra parado- no tienen nada que ver con la cocina.

El edificio 1 del Infonavi El Carruaje, es el lugar donde, a partir del pasado fin de semana, los tres amigos y ahora socios, comenzaron la aventura en este nuevo proyecto al que nombraron: Pozolería 43, en honor al lugar que los unió en su época de estudiantes.

Hasta hace unos días, José Gerardo (de 42 años) laboraba para la Sociedad de Autores y Compositores de México defendiendo los derechos de autor de las obras musicales, mientras que Alejandro (de 40 años) se dedicaba a la comercialización de uniformes deportivos de futbol y basquetbol, además de elaborar prendas y todo lo que se refiere al maquilado, en un local que sigue cerrado ante la contingencia.

“Ha sido una experiencia un poco extraña porque nunca nos hemos metido tan de lleno en la cocina. En mi caso preparo solo sopa o bistecs encebollados, algo simple, pero la sensación de meterse y limpiar la cabeza del cerdo, es algo a lo que no estoy acostumbrado”, confesó Alejandro, pues los servicios que atienden son de cabeza y maciza, en presentaciones de medio y de un litro.

Foto: Javier Pérez | El Sol de Puebla

Pozolería 43 en realidad es un plan que desde tiempo atrás tenía en mente Alfredo (de 43 años), quien es chef de profesión y trabaja en un salón de recepciones que en estos momentos se encuentra cerrado y aunque su jefe le brinda un apoyo en esta contingencia se vio en la necesidad de emprender este negocio para compensar sus ingresos.

“La intención era buscar un ingreso extra por el motivo de tener una familia (…) Me gusta mucho el pozole, soy amante del pozole y realmente aquí no he encontrado un buen producto como el que de repente tú esperas. Entonces a partir de esa experiencia que tengo quise proyectar un buen servicio”, agregó.

A pesar de las dificultades, los tres se encuentran bastante motivados por sus esposas, sus hijos, y sobre todo por sus conocidos, a quienes les comenzaron a ofrecer su producto desde este fin de semana. “Es nuestro primer día y básicamente comenzamos a venderle a los conocidos, así se empieza un negocio ¿no? invitando a la gente que uno conoce tanto por mi parte como por parte de mis socios. Estamos iniciando y ya tenemos algunas ventas hechas gracias a Dios y la idea de esto es ir creciendo cada vez más”, aseguró José Gerardo.

Mientras los socios se encontraban picando verdura, envasando y cuidando cada detalle para la entrega de sus nuevos clientes, confesaron que los planes para este nuevo proyecto son a largo plazo, pues el reto es, cuando el tiempo de confinamiento concluya, abrir un local en donde la gente pueda ir a degustar sus platillos “la idea es vender el pozole de cabeza, maciza, pollo, tostadas, las cemitas de cabeza y la cemita de maciza”, añadió Alfredo.

El sabor de su producto tiene un toque peculiar gracias al tiempo de cocción y la sazón que Alfredo le da al caldo, además de que uno de sus secretos es hacer que reviente bien el maíz, según confesó.

Hasta el momento no tienen cobro de envío, pues los pedidos los realizan en la periferia de sus hogares, sin embargo, a futuro pretenden armar rutas para poder llegar a más lugares en la ciudad.

Para pedidos o servicios puede contactarlos vía llamada o WhatsApp al 222 270 6365.

La amistad que nació hace 30 años en la Secundaria Técnica No. 43, de la Colonia Loma Bella, y la necesidad de subsistir ante la crisis del Coronavirus, por falta de empleo durante el tiempo de confinamiento, fueron los principales motores que lograron un giro en la vida José Gerardo Martínez, Alejandro Mateos Carreón y Alfredo Melchor, quienes emprendieron a través de la venta de pozoles a domicilio, ya que la contingencia sanitaria los obligó a buscar otra fuente de ingresos, esto a pesar de que dos de ellos se dedicaban a giros completamente distintos.

La tarea no ha sido fácil desde que decidieron iniciar con este negocio, pues todos confiesan que en un principio pensaron enfocarse a la venta de cubrebocas y gel antibacterial, pero los planes se echaron para atrás al ver la gran competencia que hay en la actualidad y, sobre todo, la inversión que se tenía que hacer.

Es así como nace la idea de vender pozoles a domicilio, una actividad que se les ha dificultado un poco, en especial a José Gerardo y Alejandro, pues el trabajo donde solían desempeñarse –y que por el momento se encuentra parado- no tienen nada que ver con la cocina.

El edificio 1 del Infonavi El Carruaje, es el lugar donde, a partir del pasado fin de semana, los tres amigos y ahora socios, comenzaron la aventura en este nuevo proyecto al que nombraron: Pozolería 43, en honor al lugar que los unió en su época de estudiantes.

Hasta hace unos días, José Gerardo (de 42 años) laboraba para la Sociedad de Autores y Compositores de México defendiendo los derechos de autor de las obras musicales, mientras que Alejandro (de 40 años) se dedicaba a la comercialización de uniformes deportivos de futbol y basquetbol, además de elaborar prendas y todo lo que se refiere al maquilado, en un local que sigue cerrado ante la contingencia.

“Ha sido una experiencia un poco extraña porque nunca nos hemos metido tan de lleno en la cocina. En mi caso preparo solo sopa o bistecs encebollados, algo simple, pero la sensación de meterse y limpiar la cabeza del cerdo, es algo a lo que no estoy acostumbrado”, confesó Alejandro, pues los servicios que atienden son de cabeza y maciza, en presentaciones de medio y de un litro.

Foto: Javier Pérez | El Sol de Puebla

Pozolería 43 en realidad es un plan que desde tiempo atrás tenía en mente Alfredo (de 43 años), quien es chef de profesión y trabaja en un salón de recepciones que en estos momentos se encuentra cerrado y aunque su jefe le brinda un apoyo en esta contingencia se vio en la necesidad de emprender este negocio para compensar sus ingresos.

“La intención era buscar un ingreso extra por el motivo de tener una familia (…) Me gusta mucho el pozole, soy amante del pozole y realmente aquí no he encontrado un buen producto como el que de repente tú esperas. Entonces a partir de esa experiencia que tengo quise proyectar un buen servicio”, agregó.

A pesar de las dificultades, los tres se encuentran bastante motivados por sus esposas, sus hijos, y sobre todo por sus conocidos, a quienes les comenzaron a ofrecer su producto desde este fin de semana. “Es nuestro primer día y básicamente comenzamos a venderle a los conocidos, así se empieza un negocio ¿no? invitando a la gente que uno conoce tanto por mi parte como por parte de mis socios. Estamos iniciando y ya tenemos algunas ventas hechas gracias a Dios y la idea de esto es ir creciendo cada vez más”, aseguró José Gerardo.

Mientras los socios se encontraban picando verdura, envasando y cuidando cada detalle para la entrega de sus nuevos clientes, confesaron que los planes para este nuevo proyecto son a largo plazo, pues el reto es, cuando el tiempo de confinamiento concluya, abrir un local en donde la gente pueda ir a degustar sus platillos “la idea es vender el pozole de cabeza, maciza, pollo, tostadas, las cemitas de cabeza y la cemita de maciza”, añadió Alfredo.

El sabor de su producto tiene un toque peculiar gracias al tiempo de cocción y la sazón que Alfredo le da al caldo, además de que uno de sus secretos es hacer que reviente bien el maíz, según confesó.

Hasta el momento no tienen cobro de envío, pues los pedidos los realizan en la periferia de sus hogares, sin embargo, a futuro pretenden armar rutas para poder llegar a más lugares en la ciudad.

Para pedidos o servicios puede contactarlos vía llamada o WhatsApp al 222 270 6365.

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