El arzobispo de Puebla Víctor Sánchez Espinosa pidió por el descanso eterno de Gustavo Alfonso Pacheco Espinosa, quien perdió la vida en la montaña de Huascarán, Andes Perú, en 1999.
Junto a la imagen de San Judas Tadeo que se expone en la Catedral metropolitana con motivo de su festividad, este lunes 28 de junio, reposaba una urna con las cenizas del alpinista poblano que perdió la vida al escalar dicha cumbre del país sudamericano hace 25 años.
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Después de un año y cuatro meses de engorrosos trámites burocráticos, hace ocho días sus restos fueron entregados a su familia, encabezada por su hermano mayor Antonio Pacheco, quien fue el encargado de gestionar su traslado al país.
La providencial entrega de los restos del alpinista poblano Gustavo Alfonso Pacheco Espinosa, se dio a solo unos días de la festividad de Todos Santos. Hoy su familia pide por el descanso eterno de su alma con la alegría de tener sus cenizas en casa.
“Ahorita están aquí unas cenizas de un joven que pertenecía al Club de Alpinismo de la BUAP y que hace 25 años quedó sepultado en una avalancha en una montaña de Sudamérica. Yo estuve rezando en esos días por él, yo le di la noticia a la familia, cuando suspendieron la búsqueda yo le avise a la familia que está aquí presente (…) A los 25 años de haber fallecido la montaña lo regresó, esa es nuestra vida, pasa pronto”, señaló monseñor.
Gustavo Alfonso Pacheco Espinosa nació en Puebla el 27 de febrero de 1960 y falleció en la cordillera de Perú, la madrugada del 6 de junio de 1999. Perteneció a una familia de diez hermanos, cuatro mujeres y seis hombres, él era el menor.
“Fue un proceso muy largo (para poder recuperar y trasladar sus restos al país), llevamos un año y cuatro meses haciendo todos los trámites. Perú tiene un avance notable, está bien legislado el cómo bajar cosas que se encuentran en la montaña a la que mucha gente va a entrenar y es de alto riesgo, el problema es nuestro país”, aseguró Antonio Pacheco.
Pacheco refirió que los restos de su hermano menor, Gustavo Alfonso, fueron encontrados junto a los del guía porque ambos estaban sujetos por una cuerda. El hallazgo se dio gracias al cambio climático, el glaciar en donde se encontraban se empezó a descongelar y aparecieron algunas pertenencias, entre ellas una bandera de México y un banderín del Club Ixpomalin de Puebla. De esta forma, las autoridades peruanas comenzaron la identificación de los restos y búsqueda de los familiares.
