Araceli Vázquez Barranco tenía un sueño: sacar a su mamá de trabajar y comprarle una casa. Fue la primera en su familia en concluir la universidad, pagó sus estudios con empleo doméstico y vendió productos de limpieza. Sin embargo, sus sueños nunca se cumplieron debido a que su ex novió, Javier N., la asesinó en el año 2013.
Pese a que la familia y vecinos lo identificaron, fue hasta este 29 de junio (10 años después), que la Fiscalía logró capturarlo. Se pensaría que esto brindaría tranquilidad a la familia de Araceli, pero fue todo lo contrario, ya que temen por su vida y responsabilizan de cualquier hecho que les pueda ocurrir a la gente cercana de Javier N.
En suma, la familia pidió a las autoridades no dejarlo libre, dictar sentencia ejemplar lo antes posible, no desestimar ningún elemento de prueba o línea de investigación y pidieron que se indague la probable complicidad que tuvieron los familiares de Javier N, en la evasión del hoy detenido.
En el año 2013 no se hablaba de feminicidios en Puebla, era un término nuevo y un hecho que las autoridades se negaban a aceptar: la muerte violenta de una mujer. No obstante, era claro que este fenómeno social iba en aumento y uno de los primeros casos en catalogarse de esta manera fue el de Araceli.
Araceli ya no era novia de Javier, pero él la acosaba
“Cheli” como le decían de cariño, tenía 23 años y vivía en Acajete, estaba a punto de graduarse en Ingeniería Textil en la BUAP, y recién había comenzado a trabajar en una fábrica en la capital, cuando su ex novio Javier N., la asesinó el 13 de noviembre del 2013.
Al momento del crimen, Cheli ya había terminado su relación, incluso Javier ya tenía otra pareja, pero seguía acosándola. La mañana del feminicidio, los vecinos lo vieron afuera de la casa de Cheli, en donde pudo entrar sin problemas porque conocía la dinámica familiar.
La mamá de Cheli, Amada Barranco, lo vio salir de su casa y dio aviso de inmediato a la policía municipal, pero pasaron cinco horas hasta que los elementos fueron a buscarlo. Por la tardanza, ya no lo encontraron. La señora Amada compartió que esto sólo fue el inicio de una serie de irregularidades, pues se sumó lo siguiente:
La orden de aprehensión se emitió hasta un mes después; en 2014 el entonces policía ministerial adscrito al caso, le solicitó a la madre ella misma buscará al probable responsable y que cuando ya lo tuviera de frente, entonces los llamará para la detención. Pese a la información brindada, él nunca realizó ninguna acción.
CNDH determinó que se violaron los derechos de la familia
En diciembre de 2014 la CDH Puebla, determinó que se habían violado los derechos humanos de la familia y evidenció que a la policía ministerial le tomó más de 6 meses sacar 35 juegos de copias de la orden de aprehensión para solicitar la colaboración a los diferentes estados del país en la detención del feminicida.
Hasta el 2015 se emitió la alerta de interpol para la detención del probable feminicida. Y ese mismo año, la señora Amada presentó una queja en la Dirección de Servidores Públicos contra el personal asignado a la investigación del caso, por continuar con las omisiones.
La madre de Araceli, dijo que, a lo largo de estos 10 años, al menos seis diferentes ministerios públicos tuvieron la investigación a su cargo, aunque, a la fecha, la familia ignora si en efecto hicieron algo, pues nunca se lo notificaron.
Durante todos estos años, la familia de Cheli pidió apoyo a organizaciones, como CAFIS y Justicia Para Paulina Camargo, quienes se encargaron de difundir el rostro del probable feminicida en cada manifestación, pero no hubo éxito.
Finalmente, y a casi 10 años del feminicidio, el pasado 29 de junio, la fiscal especializada en investigación de delitos de violencia de género, Margarita Garcidueñas Cuellar, informó que la orden de aprehensión en contra Javier N, obtenida en diciembre de 2013, fue ejecutada.
Exigen condena para feminicida
Se pensaría que esto llenaría de felicidad a la familia, pero sigue sin condena y temen que la justicia les falle una vez más. Hasta el momento, se ha informado a la familia que el detenido ya tiene abogados particulares, por esta razón, se mantiene alerta y con la preocupación de que pueda ser liberado.
“Me siento dolida, impotente de que aun no hay justicia y triste de ver que, aunque iba a la marcha, no sirvió, incluso fueron creciendo los feminicidios (…) hay más madres que están pasando lo mismo que yo, o peor, porque la tiran, las descuartizan. Vivo con el temor de que este tipo salga”, declaró la madre de Cheli.
Araceli “su niña”, era una luchona, una mujer sencilla y trabajadora. La última vez que la vio hablaron de sus sueños, que era comprarle una casa a su mama y sacarla de trabajar.
“Mami aguántame, te voy a sacar de trabajar, te voy a dar tu casa. Dormíamos juntas, era mi niña. Si en estos momentos me pudiera escuchar le diría que ya no la tengo físicamente, pero la tengo en mi corazón y siempre la amaré, la imagen que tengo de ella jamás la voy a olvidar”, concluyó.
