Axel Guadalupe Lobato Muñoz es un joven originario de Iztapalapa en la Ciudad de México que se mudó al municipio de Amozoc con el sueño de tener un buen trabajo y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, desapareció en septiembre del 2022 a los pocos días de llegar y, hasta el momento, se desconoce su paradero. Su madre, Rosa Muñoz, es la que se ha encargado de buscarlo, pero la falta de dinero para viajar a Puebla y el no saber cómo movilizarse en la entidad ha sido un gran obstáculo.
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“Mi hijo se fue a trabajar el día 22 de septiembre del 2022 y después de eso tuvimos contacto otros cuatro días más. El 26 de septiembre me dijo que ya se había instalado en Amozoc y yo le hablé como a las ocho de la noche, pero ya estaba raro, me hablaba muy seco y él siempre era muy bromista, entonces noté el cambio. Me dijo que estaba bien y lo último que escuché fue: “ya voy para allá”. No sé a quién se lo dijo, pero yo oí la voz de otro hombre”, recordó.
Aunque toda la situación le pareció muy extraña, en su trabajo de ese entonces no le permitían usar el celular y tuvo que terminar la llamada. Desde ese momento ya no supo nada de él, le marcó al día siguiente, pero el teléfono ya estaba apagado, preguntó a sus amigos y a sus familiares cercanos, pero nadie tenía información de Axel. “Se esfumó de un momento a otro”, expresó la madre.
Rosa acudió a la Fiscalía de la Ciudad de México para levantar la denuncia correspondiente y que se emitiera un boletín de búsqueda, sin embargo, las autoridades le indicaron que no podían ayudarla ya que la desaparición no había sido en su territorio, sino en Puebla. Por ello, le sugirieron viajar y hacer la denuncia por desaparición en la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE).
Se trasladó a Puebla y se enfrentó a varios retos, los primeros fueron de movilidad, ya que no sabía cómo trasladarse desde la CAPU hasta Amozoc y los taxis le cobraron una cantidad exorbitante. Luego a las trabas institucionales, ya que, de Amozoc, la mandaron a buscar a su hijo a la Casa de Justicia de Tepeaca porque “ahí atendían estos casos”, pero en este lugar le dijeron que tenía que ir al SEMEFO. Finalmente acudió a la Fiscalía.
“A Puebla ya se había venido una vez para cargar y descargar tubos, quería un mejor trabajo para mejorar su vida. Cuando en esta segunda ocasión regresó, se nos hizo raro, pero lo dejamos porque era una oportunidad (…) En la Fiscalía me dijeron que empezarían la investigación y que estarían en comunicación conmigo por si lo encontraban, entonces me regresé a Ciudad de México, pero no hay nada. Lo único que sabemos es que la última llamada la recibió el 27 de septiembre del 2022 a las 2 de la mañana y de ahí se perdió toda la información de su celular”, narró.
Rosy no sabe el nombre ni el lugar en donde presuntamente trabajaba su hijo en Amozoc y las autoridades dejaron de prestarle atención al caso. Al principio respondían todos sus mensajes y las llamadas, pero ahora le niegan información y cuando le responden, le dicen que están ocupados. Actualmente acude a las jornadas de localización en Puebla y estados aledaños con la esperanza de encontrarlo.
“En una de las búsquedas me vio la licenciada que lleva mi caso y se sorprendió de verme ahí. Le respondí que si ellos no me ayudaban yo tenía que ponerme a buscar a mi hijo. Incluso ese día me pidió que yo me pusiera a buscar datos, le volví a marcar y nuevamente no me contestó. Ahora quiero que me hagan el estudio de sangre y que me ingresen al sistema de ADN para poder hallarlo, pero por temas económicos no he podido ir a Puebla”, lamentó.
Axel desapareció a los 22 años, es un joven bromista y risueño. Rosa pide que si alguien lo vio llame a la Fiscalía o se comunique a las redes del colectivo Voz de los Desaparecidos. “No busco culpables, sólo busco encontrar a mi hijo. Sé que lo pueden encontrar con vida o muerto, pero sólo quiero saber en dónde está. Estoy viendo que la situación en Puebla está muy difícil y en Amozoc no es el primer desaparecido”, concluyó.