En vísperas de la celebración por el Día de la Candelaria, los puestos y locales dedicados a la venta de ropones y trajes para Niños Dios, lucieron con poca presencia de clientes, a pesar de estar en los días donde mayores ventas se registran.
Así lo refirieron los dueños y trabajadores de los establecimientos entrevistados durante un recorrido realizado por El Sol de Puebla en la junta auxiliar de San Miguel Canoa y del Centro Histórico de Puebla, en el que detallaron que la emergencia sanitaria derivó en una reducción de sus ventas hasta en un 50 por ciento.
Tal es el caso de Jacob Emmanuel, quien informó que este año decidió invertir menos a su negocio, ante el riesgo del rezago en sus productos, puesto que a comparación de este 2021, durante el año pasado los fieles católicos llegaron a solicitar los atuendos con mayor costo, y ahora, ha sido todo lo contrario.
“Hace un año compramos más ropa, teníamos más lleno todo, había más mercancía de todos los compañeros, pero este año si está muy bajo. Hace un año, incluso, todos los compradores pedían de precios altos y ahora buscan lo más económico”, dijo.
En esta misma intervención, Jacob mencionó que, pese a que esperarían a que sus ventas subieran en estos días previos al 2 de febrero, el cierre de las iglesias probablemente no les ayudaría, sin embargo, se mantendrían positivos.
“Estamos vendiendo, gracias a Dios, vamos saliendo, aunque sea de poco a poco, vamos a esperar estos días que son los más fuertes, yo creo que igual va a afectar el cierre de las iglesias”, añadió.
En otro punto de venta, Beatriz comunicó que en esta ocasión no adquirió de manera variada sus trajes, pues tuvo en cuenta que no habría tantas ventas, por lo que, de manera paralela al 2020, ahora sólo llegó a comprar la mitad de mercancía.
“De donde nosotros lo traemos son casi los mismos modelos, porque también la misma gente no se arriesgó a sacar más modelos, por lo mismo de que no iban a tener ventas”, opinó.
POCOS CUBREBOCAS
En este mismo trayecto, también se pudo observar que no todos los vendedores o asistentes portaban cubrebocas y aunque no había aglomeraciones, una de las medidas para evitar los contagios, es usarlos.
Cabe destacar que, de acuerdo con algunos locatarios, la mayoría de la gente si ha hecho caso a los protocolos de sana distancia y uso de mascarillas, e incluso, al protocolo, pues conforme a los comentarios de los clientes, en esta ocasión no realizarían fiestas como en otros años, a fin de abonar a la reducción de la enfermedad.
CON DIFICULTADES CUMPLEN CON LA TRADICIÓN
La falta de empleo o de dinero en las personas que año con año acuden a vestir a sus Niños Dios, sumó algunas dificultades, no obstante, la necesidad de cumplir con esta tradición y con su fe, les permitió adquirir la vestimenta que los acompañará durante el resto del año.
Doña Juana, comentó que esta es la segunda ocasión que lleva a su niño y aunque no tiene tanto dinero, ahorró para poder vestirlo, tal y como lo dicta la tradición del lugar.
“No hay dinero, yo soy sola, entonces hay que ir juntando el dinerito para poderlos vestir porque ya es una tradición de aquí de nosotros y tenemos esa fe de que, con el Niño Dios, para que nos proteja por lo de la pandemia”, explicó.
También en la búsqueda, Don Maximino y su familia sostuvieron que ahora, las celebraciones previas a la Candelaria se tornaron más difíciles, todo a consecuencia de la pandemia, la falta de empleo o la mala remuneración en los mismos, pero no dejarían pasar la fecha.
“Uno lo siente más pesado a acostarlo y a todo esto, los cambios de trajecito porque no hay trabajo o si lo hay no lo pagan bien, (pero) a continuar”.
