Barbosa no murió por negligencia médica, afirma José Antonio Martínez, titular de Salud

El encargado de la política de salud en el estado cuestionó la trayectoria profesional y desempeño de Juan Carlos Pérez Alva, médico que señaló negligencia en muerte de Barbosa

Daniel Cruz Cortés | El Sol de Puebla

  · viernes 16 de diciembre de 2022

Varios miembros del personal de salud acompañaron a Miguel Barbosa en su trayecto a la capital del país. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

El titular de la secretaría de Salud, José Antonio Martínez García, descartó que el exgobernador Miguel Barbosa Huerta haya sido víctima de negligencia médica antes de morir.

De forma particular el funcionario acusó al médico con especialidad en Cardiología, Juan Carlos Pérez Alva, de ser el responsable de haber difundido información errónea sobre el deceso del exgobernador, en una entrevista que sostuvo con un medio de comunicación del estado.

Sostuvo que la única forma fidedigna de acreditar una posible negligencia es mediante la historia clínica de un paciente y, en este caso, señaló que dicho documento está en poder de la señora María del Rosario Orozco Caballero y su familia.

“El día del funeral de mi amigo y maestro, Miguel Barbosa, no pude contestar, pero aquí si lo voy a contestar, para que quede clarito; miren, el único instrumento para decir si hay negligencia o no, es el expediente clínico, es un instrumento legal y ese expediente clínico lo tiene la familia Barbosa Orozco”, declaró este viernes en un encuentro con medios de comunicación.

Asimismo, interpeló a Pérez Alva sobre su desempeño profesional, pues dijo que asegurar que un paciente fue objeto de negligencia médica sin haber consultado un expediente clínico es un acto de irresponsabilidad.

“El doctor Juan Carlos Pérez Álva (…) o tiene ojos de electrocardiograma o de ecocardiograma, o es un verdadero superhéroe que puede hacer necropsias por telemetría”, lanzó.

En 2022, al menos el 90 por ciento de eventos públicos de Miguel Barbosa contaron con la presencia siempre visible de Sergio Salomón Céspedes. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Asimismo, denunció que el galeno fue acusado de, presuntamente, robar equipo de la Secretaría de Salud, cuando trabajó ahí hace cinco años. Inclusive, dijo que fue la exgobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo quien, en su momento, intervino para no investigarlo por el supuesto delito.

“En lugar de que esté dando diagnósticos sin sustento clínico, mejor pregunten ustedes, ¿por qué no lo dejan entrar en la Beneficencia Española o en el Hospital Ángeles, y por qué lo corrieron de la Secretaría de Salud?”, cuestionó.

Cabe mencionar que Pérez Alva expuso en entrevista que desatender los síntomas que Barbosa Huerta tuvo desde el pasado 11 de diciembre, cuando el exmandatario refirió que tenía un intenso dolor en el brazo, fue un acto imprudente, pues ese malestar es, según él, señal de alerta ante una complicación cardiaca. Además, acusó que trasladarlo al Hospital de Traumatología y Ortopedia, en lugar de otro nosocomio como es el Hospital General del Sur, que cuenta con un área especializada en atención cardiaca, fue negligencia.

Viruela símica no representa un peligro masivo

En otro orden de ideas, Martínez García consideró que la viruela símica no es todavía una enfermedad que ponga en riesgo a la mayoría de la población, pues reveló que, al corte de la semana pasada, había ocho casos activos. Esta cifra elevó el número de pacientes totales a 48.

Ante una pregunta formulada por El Sol de Puebla, reveló que, ante los primeros síntomas, es necesario iniciar un proceso de cuarentena por hasta 21 días. Señaló que, una vez atravesado el proceso de mácula, pápula y pústula, y hasta que las cicatrices se hayan caído por completo, puede determinarse el alta.

Finalmente, apuntó que la producción de vacunas contra este padecimiento es muy baja a nivel global, particularmente de 300 mil dosis anuales; aunado a ello, mencionó que los laboratorios encargados de producir el fármaco son europeos. Estas circunstancias provocan que las probabilidades de que la población mexicana sea inoculada, son prácticamente nulas.