/ martes 2 de julio de 2024

Barrancas en Puebla: Negocio para la tala ilegal con repercusiones en la salud y el medio ambiente

Las juntas auxiliares de La Resurrección y San Andrés Azumiatla viven de cerca las complicaciones de la tala ilegal sin que las autoridades actuen

Las barrancas de la ciudad de Puebla no solo se han convertido en un basurero, sino también en un negocio relacionado directamente con la tala ilegal. Los infractores aprovechan estos recursos maderables para hacer carbón y después comercializarlo en mercados y tienditas locales sin importar que se generen graves consecuencias a la salud de los habitantes y estragos al medio ambiente. La omisión, la falta de personal y hasta el desconocimiento del proceso para realizar una denuncia son los principales factores que han influido en la deforestación, refieren especialistas.

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No se trata de un problema menor, aunque así lo parezca desde la perspectiva de algunos ciudadanos, quienes en muchas ocasiones consideran que este tipo de cuencas “no sirven para nada”, sin embargo, la realidad es que son espacios que permiten la regulación climática, conservación de los ciclos hidrológicos, control de la erosión, control de inundaciones y hasta la recarga de acuíferos, como lo señala la Ley de Aguas Residuales en México.

En el municipio de Puebla las juntas auxiliares de La Resurrección y San Andrés Azumiatla viven esta problemática sin que alguna autoridad competente haga algo al respecto y contrario a ello cada vez se observan más lugares que anteriormente albergaban árboles con solo el rastro de lo que un día fueron: áreas verdes.

Esta actividad se encuentra sancionada en la ley, como se establece en el artículo 418 del Código Penal Federal, donde se menciona que “se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de 300 a 3 mil días de multa, al que introduzca al territorio nacional, o trafique con recursos forestales, flora o fauna silvestre viva o muerta, sus productos o derivados, que porten, padezcan o hayan padecido, según corresponda, alguna enfermedad contagiosa, que ocasione o pueda ocasionar su diseminación o propagación o el contagio a la flora, a la fauna, a los recursos forestales o a los ecosistemas”.

Aunque las personas han llamado a la Profepa no se ha atendido la situación y las autoridades locales tampoco han atendido el tema. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Talan con falsos permisos

Al norte de la ciudad de Puebla, a poco menos de 30 minutos del Centro Histórico, se encuentra La Resurrección, una localidad en la que los usos y costumbres rigen a su gente y en la que vecinos han denunciado el corte y extracción de recursos forestales sin la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). No obstante, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la cual es la encargada de recibir estos reportes, como lo menciona la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, ha hecho caso omiso.

De acuerdo con los testigos, que en este caso prefirieron mantenerse en el anonimato, desde diciembre de 2023 en la colonia Santiago de los Leones, ubicada en dicha junta auxiliar antes mencionada, se ha observado cómo un grupo de personas, presuntamente provenientes de la comunidad vecina de San Miguel Canoa, acude con machetes y sierras a las barrancas de este punto para talar las especies arbóreas, principalmente encinos.

Al acercarse para mencionarles que estas acciones no están permitidas por las autoridades, solo recibieron agresiones y burlas por parte de los taladores, quienes indicaron que cuentan con un permiso de los dueños de los árboles, refiriéndose así a los propietarios de los predios cercanos a las barrancas.

Si bien desde entonces alzaron la voz y pidieron la intervención del ayuntamiento, se les informó que la competencia es de la federación, por lo que lo único que se hizo en ese entonces fue mandar patrullas para tratar de ahuyentar a los infractores.

Por tanto, no les quedó más que observar cómo poco a poco acababan con los árboles de las barrancas. En tanto que, en un segundo momento, ya en este 2024, volvieron a ver a la misma gente, pero ahora en otro punto, haciendo exactamente lo mismo y sin que nadie pudiera o quisiera frenarlos.

“En el mes de diciembre de 2023 comenzó todo en esta zona, fue la primera tala que se tuvo en ese lugar, fueron varios árboles del lado izquierdo, cortaron alrededor de 14 árboles, esa fue la primera vez que hicimos las primeras quejas, pero desafortunadamente no pudimos lograr parar la tabla. La gente que llega a cortar los árboles nos corrió a machetazos y se burlaron de nosotros cuando les dijimos que esto no está permitido”, relatan.

Las acciones de deforestación no solo se generan un problema ambiental, sino también de salud. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Con dichas acciones no solo se generó un problema ambiental, sino también de salud, ya que los taladores una vez que cortan las especies arbóreas realizan hornos de carbón, los que permanecen hasta 10 días activos.

Uno de los vecinos comenta que al despertarse y abrir las cortinas observa una niebla densa, mientras que el olor de la madera quemada entra por las rendijas de ventanas y puertas y es ahí cuando comienzan las afectaciones. Sus ojos y garganta se irritan y no hay manera de sacar ese humo de su hogar.

Asegura que usar cubrebocas tampoco ayuda mucho y tratar de abrir no es una opción, pues el problema se agravaría, por ello lo único que queda es salir de casa y poner tela mojada en cada punto donde pudiera colarse el olor del carbón, pero esto es complicado, pues no siempre se puede huir de su propia casa, ya que hay cosas por hacer.

“Hay días en los que amanecemos con la densidad del humo en las calles, tanto que pensamos que es niebla, pero no, es el monóxido de carbono que se concentra en la atmósfera. Nos irrita los ojos y la garganta, es una situación horrible, no es posible que en nuestra propia casa no podamos resguardarnos”, expone.

Por su parte, otra de las colonas detalla que en su casa hay menores de edad y un adulto mayor, lo que le dificulta poder salir cuando llegan las nubes de humo y peor aún le ha provocado que tenga tos crónica y haya ido al médico en más de tres ocasiones durante dos meses. La persona de la tercera edad también ha tenido complicaciones de salud y, por tanto, es que ha buscado la manera de frenar los hornos de carbón, pero todo ha sido en vano.

Aunque ha llamado a la Profepa no se ha atendido la situación y en la junta auxiliar tampoco le han hecho caso, ya que le mencionan que ella no es originaria de ahí y tiene menos derechos que los habitantes que han nacido en La Resurrección.

Sabemos que vivimos en una comunidad que se rige por sus usos y costumbres, no sé qué tanto se pueda regular esta situación, nos están ocasionando una situación peligrosa, nos estamos enfermando y no hay para dónde escapar, aquí vivimos, este es nuestro patrimonio

En estos territorios existe tala hormiga, la que es realizada por pequeños grupos para el autoconsumo y la tala organizada que es liderada por grupos bien planificados. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Estas circunstancias, como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), pueden ocasionar accidentes cerebrovasculares, cardiopatías isquémicas, neumopatías obstructivas crónicas, neumonía infantil y hasta cáncer de pulmón.

Dichas enfermedades se deben a los altos niveles de partículas finas en suspensión y de monóxido de carbono, las que emanan al quemar combustibles sólidos, que en este caso es la madera.

En efecto, la exposición constante y diaria son perjudiciales para los ciudadanos, afirma Jerónimo Chavarría Hernández, biólogo e investigador de la Universidad Iberoamericana de Puebla, pues asegura que esos contaminantes que se van a la atmósfera traerán problemas en los pulmones, la nariz e inclusive hasta cánceres en quienes viven expuestos al humo, por lo que las autoridades deben atender esta problemática.

Incluso, en un futuro cercano, expone, las nuevas generaciones nacerán con enfermedades, puesto que la humareda va a generar graves afecciones.

“La gente que va a nacer ya puede venir con enfermedades, prácticamente la población ya es vulnerable, estas enfermedades van a ser derivadas de todos esos problemas de contaminación”, indica.

Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), abona que al quemar madera se eleva el monóxido de carbono, lo que se suma a la mala calidad ambiental que se vive en la ciudad, por lo que insiste en que es una problemática con repercusiones graves.

“Lo que se hace es añadir un tronco encendido a un volcán que también está encendido, entonces se eleva la contaminación en la atmósfera y si hay malos niveles esto genera una crisis peor”, subraya.

Explica que las complicaciones pueden ser más severas en las personas mayores de 55 años, puesto que su metabolismo es más lento y, por lo tanto, no alcanzan a procesar de manera adecuada el CO₂ (monóxido de carbono) del torrente sanguíneo.

Recomienda colocar toallas mojadas en las aberturas de las ventanas, plantar árboles para que funjan como una barrera contra el humo y que este no pase directamente hacia los hogares, además de evitar estos espacios cuando las nubes de humo sean muy densas.

Lo que antes solían ser espacios verdes, empiezan a quedarse sin color ante la tala. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Se quedan sin agua en San Andrés Azumiatla

La tala ilegal de árboles también se registra en una de las juntas auxiliares más alejadas de Puebla capital, San Andrés Azumiatla, donde los vecinos cuentan que hay gente que acabó con los ejemplares de barrancas, pero también de cerros. El claro ejemplo es que el panorama ya no es verde, por lo que consideran que es por eso que se ha acabado poco a poco el agua.

María, habitante de esta localidad, platica que hace poco más de una década se veían especies arbóreas por donde quiera que se enfocara la mirada, sin embargo, actualmente ya no es así, incluso los jagüeyes y pozos se han secado.

Comenta que en casa tiene que pagar por el servicio privado del líquido, mientras que antes tenía que acudir a uno de los jagüeyes sin gastar un solo peso.

Fabián, otro de los colonos, coincide con que esta situación es la posible causa de que ya no haya tanta agua como antes, pues explica que cuando era un niño los árboles se podían observar en los cerros y barrancas, pero ahora ya no es así.

“Un panorama de color café” es como lucen los terrenos y demás zonas que antes eran verdes, ya que existe tala hormiga, la que es realizada por pequeños grupos para el autoconsumo y la tala organizada que es liderada por grupos bien planificados, equipados con motosierras, camiones, radios y otras herramientas para aprovechar los recursos madreanbles de forma ilegal.

Indica que esto no solo ha mermado el agua, sino que también les ha traído altas temperaturas, por lo que entre ciudadanos han intentado parar estas acciones, pero las autoridades municipales les han mencionado que no es de su competencia.

Lo que antes solían ser espacios verdes, empiezan a quedarse sin color ante la tala. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Sostiene que la madera que cortan la venden a negocios, pero también la convierten en carbón, por lo que por las noches se puede percibir el olor y a lo lejos ver el humo que sobresale.

“Ya cuando empieza a oscurecer es cuando prenden los hornos, ya en la noche se percibe más el humo y ya en el día solo se ve nublado. Los hornos de carbón se mantienen encendidos más de 10 días y durante este tiempo, viene la gente a hacer guardia, para que nadie los apague”, describe.

A pregunta expresa de si esto se ha denunciado con la Semarnat o la Profepa, autoridades encargadas en el tema, responde que desconocía de estas, por lo que no se han hecho reportes con estas instancias, y peor aún solo le queda resignarse por lo que ocurre, ya que si se intenta hablar con quienes cortan los árboles, que son los mismos vecinos, se generan problemas en la convivencia.

Jerónimo Chavarría Hernández, de la Iberoamericana, comenta que las barrancas sirven como áreas de amortiguamiento climático y si no existieran este tipo de estructuras, la temperatura estaría más elevada, por ello es que en San Andrés Azumiatla, como ya no hay árboles en estas áreas, ya se sienten los estragos del calor.

El problema es que mucha gente no le ve utilidad, como las ve como un ente independiente del entorno, las empieza agarrar de brasero o cortan los ejemplares, principalmente, entonces, sin remordimiento

Se habla del cambio del uso del suelo, lo que lleva a modificaciones en el ecosistema y con esto se alteran las cadenas ecológicas que provocan la erosión, tras esto se pierde una fuente de infiltración de agua para reabastecer los mantos freáticos, incluso hay zonas que empiezan a tener estrés hídrico.

Los taladores una vez que cortan las especies arbóreas realizan hornos de carbón, los que permanecen hasta 10 días activos. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Ayuntamiento interpone denuncia

Sobre este tema, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente municipal de Puebla, Myriam Arabian Couttolenc, informa que la tala en la junta auxiliar de La Resurrección ya se denunció ante la Profepa, pues como lo marca en el artículo 191 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, es de su competencia. No obstante, dice desconocer de los hornos de carbón y tala en otras zonas de la ciudad.

Agrega que tiene detectado que en las barrancas se tira cascajo o desechos urbanos, por lo que en conjunto con el Organismo Operador del Servicio de Limpia (OOSL) se hace la recolección de la basura, pero no se reforesta.

Lo que presentamos nosotros fue la denuncia, acudimos, pero no tenemos atribuciones para intervenir en lo que es el tema forestal, yo puedo nada más en el tema de arbolado urbano, pero en zonas forestales le compete a Profepa. Nosotros hicimos la denuncia ante la Profepa para avisar que son encinos los que estaban derribando

Para frenar esta situación, concluye, es necesario hacer conciencia con la gente, puesto que es un problema ambiental que urge atender, además de exigir que las autoridades federales se hagan cargo de sus responsabilidades.


Las barrancas de la ciudad de Puebla no solo se han convertido en un basurero, sino también en un negocio relacionado directamente con la tala ilegal. Los infractores aprovechan estos recursos maderables para hacer carbón y después comercializarlo en mercados y tienditas locales sin importar que se generen graves consecuencias a la salud de los habitantes y estragos al medio ambiente. La omisión, la falta de personal y hasta el desconocimiento del proceso para realizar una denuncia son los principales factores que han influido en la deforestación, refieren especialistas.

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No se trata de un problema menor, aunque así lo parezca desde la perspectiva de algunos ciudadanos, quienes en muchas ocasiones consideran que este tipo de cuencas “no sirven para nada”, sin embargo, la realidad es que son espacios que permiten la regulación climática, conservación de los ciclos hidrológicos, control de la erosión, control de inundaciones y hasta la recarga de acuíferos, como lo señala la Ley de Aguas Residuales en México.

En el municipio de Puebla las juntas auxiliares de La Resurrección y San Andrés Azumiatla viven esta problemática sin que alguna autoridad competente haga algo al respecto y contrario a ello cada vez se observan más lugares que anteriormente albergaban árboles con solo el rastro de lo que un día fueron: áreas verdes.

Esta actividad se encuentra sancionada en la ley, como se establece en el artículo 418 del Código Penal Federal, donde se menciona que “se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de 300 a 3 mil días de multa, al que introduzca al territorio nacional, o trafique con recursos forestales, flora o fauna silvestre viva o muerta, sus productos o derivados, que porten, padezcan o hayan padecido, según corresponda, alguna enfermedad contagiosa, que ocasione o pueda ocasionar su diseminación o propagación o el contagio a la flora, a la fauna, a los recursos forestales o a los ecosistemas”.

Aunque las personas han llamado a la Profepa no se ha atendido la situación y las autoridades locales tampoco han atendido el tema. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Talan con falsos permisos

Al norte de la ciudad de Puebla, a poco menos de 30 minutos del Centro Histórico, se encuentra La Resurrección, una localidad en la que los usos y costumbres rigen a su gente y en la que vecinos han denunciado el corte y extracción de recursos forestales sin la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). No obstante, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la cual es la encargada de recibir estos reportes, como lo menciona la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, ha hecho caso omiso.

De acuerdo con los testigos, que en este caso prefirieron mantenerse en el anonimato, desde diciembre de 2023 en la colonia Santiago de los Leones, ubicada en dicha junta auxiliar antes mencionada, se ha observado cómo un grupo de personas, presuntamente provenientes de la comunidad vecina de San Miguel Canoa, acude con machetes y sierras a las barrancas de este punto para talar las especies arbóreas, principalmente encinos.

Al acercarse para mencionarles que estas acciones no están permitidas por las autoridades, solo recibieron agresiones y burlas por parte de los taladores, quienes indicaron que cuentan con un permiso de los dueños de los árboles, refiriéndose así a los propietarios de los predios cercanos a las barrancas.

Si bien desde entonces alzaron la voz y pidieron la intervención del ayuntamiento, se les informó que la competencia es de la federación, por lo que lo único que se hizo en ese entonces fue mandar patrullas para tratar de ahuyentar a los infractores.

Por tanto, no les quedó más que observar cómo poco a poco acababan con los árboles de las barrancas. En tanto que, en un segundo momento, ya en este 2024, volvieron a ver a la misma gente, pero ahora en otro punto, haciendo exactamente lo mismo y sin que nadie pudiera o quisiera frenarlos.

“En el mes de diciembre de 2023 comenzó todo en esta zona, fue la primera tala que se tuvo en ese lugar, fueron varios árboles del lado izquierdo, cortaron alrededor de 14 árboles, esa fue la primera vez que hicimos las primeras quejas, pero desafortunadamente no pudimos lograr parar la tabla. La gente que llega a cortar los árboles nos corrió a machetazos y se burlaron de nosotros cuando les dijimos que esto no está permitido”, relatan.

Las acciones de deforestación no solo se generan un problema ambiental, sino también de salud. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Con dichas acciones no solo se generó un problema ambiental, sino también de salud, ya que los taladores una vez que cortan las especies arbóreas realizan hornos de carbón, los que permanecen hasta 10 días activos.

Uno de los vecinos comenta que al despertarse y abrir las cortinas observa una niebla densa, mientras que el olor de la madera quemada entra por las rendijas de ventanas y puertas y es ahí cuando comienzan las afectaciones. Sus ojos y garganta se irritan y no hay manera de sacar ese humo de su hogar.

Asegura que usar cubrebocas tampoco ayuda mucho y tratar de abrir no es una opción, pues el problema se agravaría, por ello lo único que queda es salir de casa y poner tela mojada en cada punto donde pudiera colarse el olor del carbón, pero esto es complicado, pues no siempre se puede huir de su propia casa, ya que hay cosas por hacer.

“Hay días en los que amanecemos con la densidad del humo en las calles, tanto que pensamos que es niebla, pero no, es el monóxido de carbono que se concentra en la atmósfera. Nos irrita los ojos y la garganta, es una situación horrible, no es posible que en nuestra propia casa no podamos resguardarnos”, expone.

Por su parte, otra de las colonas detalla que en su casa hay menores de edad y un adulto mayor, lo que le dificulta poder salir cuando llegan las nubes de humo y peor aún le ha provocado que tenga tos crónica y haya ido al médico en más de tres ocasiones durante dos meses. La persona de la tercera edad también ha tenido complicaciones de salud y, por tanto, es que ha buscado la manera de frenar los hornos de carbón, pero todo ha sido en vano.

Aunque ha llamado a la Profepa no se ha atendido la situación y en la junta auxiliar tampoco le han hecho caso, ya que le mencionan que ella no es originaria de ahí y tiene menos derechos que los habitantes que han nacido en La Resurrección.

Sabemos que vivimos en una comunidad que se rige por sus usos y costumbres, no sé qué tanto se pueda regular esta situación, nos están ocasionando una situación peligrosa, nos estamos enfermando y no hay para dónde escapar, aquí vivimos, este es nuestro patrimonio

En estos territorios existe tala hormiga, la que es realizada por pequeños grupos para el autoconsumo y la tala organizada que es liderada por grupos bien planificados. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Estas circunstancias, como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), pueden ocasionar accidentes cerebrovasculares, cardiopatías isquémicas, neumopatías obstructivas crónicas, neumonía infantil y hasta cáncer de pulmón.

Dichas enfermedades se deben a los altos niveles de partículas finas en suspensión y de monóxido de carbono, las que emanan al quemar combustibles sólidos, que en este caso es la madera.

En efecto, la exposición constante y diaria son perjudiciales para los ciudadanos, afirma Jerónimo Chavarría Hernández, biólogo e investigador de la Universidad Iberoamericana de Puebla, pues asegura que esos contaminantes que se van a la atmósfera traerán problemas en los pulmones, la nariz e inclusive hasta cánceres en quienes viven expuestos al humo, por lo que las autoridades deben atender esta problemática.

Incluso, en un futuro cercano, expone, las nuevas generaciones nacerán con enfermedades, puesto que la humareda va a generar graves afecciones.

“La gente que va a nacer ya puede venir con enfermedades, prácticamente la población ya es vulnerable, estas enfermedades van a ser derivadas de todos esos problemas de contaminación”, indica.

Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), abona que al quemar madera se eleva el monóxido de carbono, lo que se suma a la mala calidad ambiental que se vive en la ciudad, por lo que insiste en que es una problemática con repercusiones graves.

“Lo que se hace es añadir un tronco encendido a un volcán que también está encendido, entonces se eleva la contaminación en la atmósfera y si hay malos niveles esto genera una crisis peor”, subraya.

Explica que las complicaciones pueden ser más severas en las personas mayores de 55 años, puesto que su metabolismo es más lento y, por lo tanto, no alcanzan a procesar de manera adecuada el CO₂ (monóxido de carbono) del torrente sanguíneo.

Recomienda colocar toallas mojadas en las aberturas de las ventanas, plantar árboles para que funjan como una barrera contra el humo y que este no pase directamente hacia los hogares, además de evitar estos espacios cuando las nubes de humo sean muy densas.

Lo que antes solían ser espacios verdes, empiezan a quedarse sin color ante la tala. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Se quedan sin agua en San Andrés Azumiatla

La tala ilegal de árboles también se registra en una de las juntas auxiliares más alejadas de Puebla capital, San Andrés Azumiatla, donde los vecinos cuentan que hay gente que acabó con los ejemplares de barrancas, pero también de cerros. El claro ejemplo es que el panorama ya no es verde, por lo que consideran que es por eso que se ha acabado poco a poco el agua.

María, habitante de esta localidad, platica que hace poco más de una década se veían especies arbóreas por donde quiera que se enfocara la mirada, sin embargo, actualmente ya no es así, incluso los jagüeyes y pozos se han secado.

Comenta que en casa tiene que pagar por el servicio privado del líquido, mientras que antes tenía que acudir a uno de los jagüeyes sin gastar un solo peso.

Fabián, otro de los colonos, coincide con que esta situación es la posible causa de que ya no haya tanta agua como antes, pues explica que cuando era un niño los árboles se podían observar en los cerros y barrancas, pero ahora ya no es así.

“Un panorama de color café” es como lucen los terrenos y demás zonas que antes eran verdes, ya que existe tala hormiga, la que es realizada por pequeños grupos para el autoconsumo y la tala organizada que es liderada por grupos bien planificados, equipados con motosierras, camiones, radios y otras herramientas para aprovechar los recursos madreanbles de forma ilegal.

Indica que esto no solo ha mermado el agua, sino que también les ha traído altas temperaturas, por lo que entre ciudadanos han intentado parar estas acciones, pero las autoridades municipales les han mencionado que no es de su competencia.

Lo que antes solían ser espacios verdes, empiezan a quedarse sin color ante la tala. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Sostiene que la madera que cortan la venden a negocios, pero también la convierten en carbón, por lo que por las noches se puede percibir el olor y a lo lejos ver el humo que sobresale.

“Ya cuando empieza a oscurecer es cuando prenden los hornos, ya en la noche se percibe más el humo y ya en el día solo se ve nublado. Los hornos de carbón se mantienen encendidos más de 10 días y durante este tiempo, viene la gente a hacer guardia, para que nadie los apague”, describe.

A pregunta expresa de si esto se ha denunciado con la Semarnat o la Profepa, autoridades encargadas en el tema, responde que desconocía de estas, por lo que no se han hecho reportes con estas instancias, y peor aún solo le queda resignarse por lo que ocurre, ya que si se intenta hablar con quienes cortan los árboles, que son los mismos vecinos, se generan problemas en la convivencia.

Jerónimo Chavarría Hernández, de la Iberoamericana, comenta que las barrancas sirven como áreas de amortiguamiento climático y si no existieran este tipo de estructuras, la temperatura estaría más elevada, por ello es que en San Andrés Azumiatla, como ya no hay árboles en estas áreas, ya se sienten los estragos del calor.

El problema es que mucha gente no le ve utilidad, como las ve como un ente independiente del entorno, las empieza agarrar de brasero o cortan los ejemplares, principalmente, entonces, sin remordimiento

Se habla del cambio del uso del suelo, lo que lleva a modificaciones en el ecosistema y con esto se alteran las cadenas ecológicas que provocan la erosión, tras esto se pierde una fuente de infiltración de agua para reabastecer los mantos freáticos, incluso hay zonas que empiezan a tener estrés hídrico.

Los taladores una vez que cortan las especies arbóreas realizan hornos de carbón, los que permanecen hasta 10 días activos. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Ayuntamiento interpone denuncia

Sobre este tema, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente municipal de Puebla, Myriam Arabian Couttolenc, informa que la tala en la junta auxiliar de La Resurrección ya se denunció ante la Profepa, pues como lo marca en el artículo 191 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, es de su competencia. No obstante, dice desconocer de los hornos de carbón y tala en otras zonas de la ciudad.

Agrega que tiene detectado que en las barrancas se tira cascajo o desechos urbanos, por lo que en conjunto con el Organismo Operador del Servicio de Limpia (OOSL) se hace la recolección de la basura, pero no se reforesta.

Lo que presentamos nosotros fue la denuncia, acudimos, pero no tenemos atribuciones para intervenir en lo que es el tema forestal, yo puedo nada más en el tema de arbolado urbano, pero en zonas forestales le compete a Profepa. Nosotros hicimos la denuncia ante la Profepa para avisar que son encinos los que estaban derribando

Para frenar esta situación, concluye, es necesario hacer conciencia con la gente, puesto que es un problema ambiental que urge atender, además de exigir que las autoridades federales se hagan cargo de sus responsabilidades.


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