/ viernes 31 de mayo de 2024

Beber agua del mismo sitio que el ganado, la única opción San Isidro Tlalcostepetl

Otro de los puntos que presentan esta misma problemática está en San Andrés Azumiatla, al sur de la capital

Beber agua del mismo sitio donde lo hace el ganado se ha convertido en la única opción que tienen los habitantes de la comunidad de San Isidro Tlalcostepetl, perteneciente a la junta auxiliar de San Miguel Canoa, pues no cuentan con agua potable y las fuentes para abastecer el consumo humano se han secado debido a las altas temperaturas. Comprar garrafones o pipas resulta ser un privilegio en una localidad en la que los recursos económicos son escasos.

Este lugar, ubicado en las faldas de la Malinche, pero que todavía pertenece al municipio de Puebla, ha registrado estragos a causa de las olas de calor, ya que se evaporó uno de los dos jagüeyes que había, así como un manantial, y ante las pocas posibilidades de adquirir un servicio particular han optado por tomar agua del jagüey que queda, aun cuando este se encuentra contaminado.

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San Isidro Tlalcostepetl es un ejido al que no llega el agua potable, pues los proyectos para brindar este servicio han quedado truncados, y tampoco tienen pozos, debido a que según les han dicho las autoridades para encontrar el líquido hay que excavar por lo menos 700 metros, lo cual no es viable.

Esta situación ha obligado a los pobladores a que ante la desaparición de dos de sus fuentes de líquido busquen de dónde sacar el agua, siendo el jagüey que sobrevive y de donde toman agua los animales su única alternativa.

Con cubetas, carretillas y burros los habitantes acuden a este espacio de captación que se encuentra a escasos metros de las viviendas para poder lavar la ropa, los trastes, el baño y hasta cocinar o beber, puesto que “no tienen de otra”, menciona Nazario Agustín, uno de los habitantes de esta zona.

En entrevista con El Sol de Puebla comparte que este año ha tenido más dificultades para tener agua, pues se secó un jagüey, además de un manantial de donde tomaba para su consumo. Debido a que no cuenta con un empleo fijo, no puede pagar mil 500 pesos por el servicio de una pipa de agua, lo cual lo obliga a recoger el líquido color verdoso del jagüey del que beben los animales, aun cuando signifique que se enfermará del estómago.

Pascual Flores, otro de los afectados, comenta que en su familia tampoco pueden pagar por el líquido, por ello es que ha implementado un sistema casero de captación de agua de lluvia. Sin embargo, tampoco hay precipitaciones y si de repente se registra una llovizna, lo que cae es lo que utilizan para consumirlo.

“Está crítico que ya se está secando todo, dónde vamos a agarrar un poco de agua, ya no hay en ninguna parte. A quién le vamos a pedir apoyo para que nos ayude, nosotros utilizamos el agua para los animales, para nuestra casa, lavar un poco de ropa y si ya no hay de dónde vamos a agarrar”, expone.

Hay quienes acuden a la inspectoría de San Miguel Espejo por agua como Adrián Cepeda, no obstante, aunque en un principio los habitantes le daban autorización, actualmente le ponen trabas para llevarse el líquido vital, puesto que temen que se les vaya a acabar y no puedan abastecerse.

No solo los ciudadanos han tenido afectaciones a su salud por estas circunstancias. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Ganado muere por falta de agua

No solo los ciudadanos han tenido afectaciones a su salud por estas circunstancias, sino también los animales, ya que en lo que va del año y ante la falta de agua han muerto más de cincuenta cabras, toros y vacas, indican los colonos.

Rey Flores, habitante del lugar, agrega que su ganado ha ido muriendo poco a poco por la escasez del líquido, puesto que cuando hay bajos niveles en el jagüey las especies beben lo que queda con un poco de lodo y esto los perjudica, pues daña su estómago, pierden peso rápidamente y después perecen.

Esto ocurre no solo en dicha comunidad, sino también en la cabecera de la junta auxiliar de San Miguel Canoa, donde hay un jagüey ubicado entre la calle de Las Flores y Los Ángeles. En este existían ajolotes, pero desaparecieron porque ya no hay suficiente agua y la que queda está sucia. Dicho factor afecta al ganado de la zona.

Carmen Montes, habitante de este lugar, indica que en su casa no cuenta con agua potable, por lo que de vez en cuando compra una pipa de agua, sin embargo, se le complica, pues, a sus 70 años de edad ya no tiene ingresos fijos. Aunque pareciera ser una solución, no lo es para calmar la sed de sus animales, ya que ha notado que el líquido trae cloro y esto les hace daño.

Por ello es que acude al jagüey para darles de beber a sus cabras, pero el cuerpo de agua está contaminado y esto ha ocasionado que mueran. Asegura que este 2024 es cuando los niveles de la balsa disminuyeron de manera considerable, por lo que espera con ansias que las lluvias ayuden a que no se seque.

“Ni los animales (pueden tomar), ya no hay agua bonita, está sucia, por eso los animales ya se murieron. Como 15 cabras se me han muerto en lo que va del año, porque ya no hay agua, por eso mi borreguito ya se está enflacando también”, refiere.

Esta es una de las juntas auxiliares que la titular de la Secretaría de Medio Ambiente municipal de Puebla, Myriam Arabian Couttolenc, señala como parte de los puntos críticos donde se ha detectado la pérdida de jagüeyes a causa del cambio climático, la urbanización, la deforestación y la falta de concientización sobre la importancia de la naturaleza.

“Hemos dejado de valorar este recurso en todos los sentidos”, asegura la funcionaria, puesto que argumenta que hace falta una política hídrica en el estado de Puebla para atender la evaporación de los cuerpos de agua.

Aunque destaca que se han rescatado los jagüeyes de Chapulco, Xonacatepec, Parque Benito Juárez, el cerro de Amalucan y San Baltazar Campeche, aún falta por hacer más, pero se trata de un trabajo en conjunto con la ciudadanía y los gobiernos locales, de lo contrario no se solucionará nada.

Esto ocurre no solo en dicha comunidad, sino también en la cabecera de la junta auxiliar de San Miguel Canoa. Foto: Julio César Martínez / El Sol de Puebla

“El tema del agua es un ciclo, esta se evapora y se está yendo a algún lugar, entonces en algún lugar estará lloviendo más fuerte o regresará como huracán y estamos viendo la importancia de saber cómo captar el agua, pues el tiempo es menos, pero cae más”, asevera.

Falta de agua causa daños a los cultivos

Otro de los puntos que presentan esta misma problemática como, apunta la secretaria está en San Andrés Azumiatla, al sur de la capital, donde en efecto, los pobladores han visto disminuir los niveles de agua de dos jagüeyes también conocidos como presas de Tlapizaco y Benito Juárez, por lo que los cultivos han tenido afectaciones.

“Antes era para riego, para sembrar, ahora ya ni para eso, ya solo tiene 20 centímetros, antes sí había profundidad”, expone Remedios Santa María, uno de los pobladores, quien afirma que las altas temperaturas han secado por lo menos el 40 por ciento de ambos cuerpos de agua, lo que repercute de manera negativa en una de las fuentes de empleo de los lugareños: la cosecha de maíz.

Cuenta que previamente era normal ver que salían mangueras para poder llevar el líquido a los terrenos de siembra, sin embargo, ahora ya no alcanza para ello. Como campesinos tienen que esperar las precipitaciones, aunque no siempre llegan y se pierde la cosecha.

Lo anterior se suma a que en la comunidad se han quedado sin agua, pues el pozo de 90 metros que abastecía a mil 500 familias se secó, por lo que no tienen de dónde sacar este recurso hídrico para el riego y/o para los animales, explica Eduardo Cordero, colono de la zona.

Añade que llevan dos meses y medio sin el líquido, por lo que ha comprado pipas de agua, las cuales están en más de 800 pesos, por lo que no le conviene, pues es un duro golpe a su bolsillo, así que lo cuida minuciosamente. Por tanto, a los animales los lleva a beber de un jagüey, aunque sus niveles han bajado.

“Este 2024 se vio disminuido el jagüey, es el primer año que lo veo llegar a niveles muy bajos, porque anteriormente sí había varios lugares donde poder ir por agua, ahora ya no. Es increíble, aquí en el pueblo no tenemos agua potable, este año hubo mucha sequía, ahora sí que no hay nada de agua, estamos con ese problema ahorita”, remarca.

En ese sentido, Marcos Cordero, presidente del comité de agua potable en dicha junta auxiliar, comenta que actualmente viven un momento en el que no hay agua de jagüeyes para poder utilizarla para la limpieza de las viviendas, pero tampoco hay este recurso en el pozo, lo que ha causado la molestia de los ciudadanos.

Informa que desde el 2023 notó que empezaba a escasear el agua, pero en marzo dejó de caer el líquido y por eso ahora pagan el servicio de pipas, aunque no todos pueden hacerlo, ya que el pueblo es de escasos recursos económicos.

Otro de los sitios donde había miles de litros de agua acumulada es en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacan. Foto: Juliio César Martínez / El Sol de Puebla

“Ya no tienen agua ni para sus plantas, ni para el uso doméstico, prácticamente estamos afectadísimos en eso. Nuestro pueblo está pobre y pagar pipas de mil pesos, pues, no alcanza”, opina.

Un cuerpo de agua que se aferra a no morir

Otro de los sitios donde había miles de litros de agua acumulada es en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacan, donde existía el jagüey Zoquiaqui entre el Bulevar Valsequillo y Privada Rosas, sin embargo, hace tres años se secó, puesto que las edificaciones a su alrededor, así como la deforestación acabaron con este.

Aunque en un recorrido por el espacio de 2.4 hectáreas se pudo ver seco, los vecinos aseguran que hasta el año pasado todavía había pequeños charcos, muestra de que se puede rescatar y convertirlo en un área de recreación.

De acuerdo con Héctor Aguilar, integrante de la Asociación Tepalcayotl y Comisión Pro Defensa del Antiguo Municipio de Totimehuacan, el jagüey le pertenecía a la ex hacienda de San Juan Xilotzingo, posteriormente pasó a resguardo del comisariado ejidal y fue así que hace aproximadamente 30 años se donó una parte del predio al Colegio de Bachilleres del Estado de Puebla (Cobaep). Con esto se redujo el área verde, sin embargo, no fue el único factor que influyó en que poco a poco se secara el lugar de captación pluvial, pues también la deforestación y el relleno con basura fue lo que agravó su estado.

A decir de Héctor, este espacio almacenaba alrededor de 3 millones de litros de agua, era ocupado para pescar, nadar y regar los cultivos, pero fue descuidado. Por ello, de retirar el exceso de tierra y con ayuda de las lluvias, podría regresar aunque sea en un porcentaje aceptable. Comenta que ha entregado proyectos para que se desarrolle un lugar de recreación, pero se ha hecho caso omiso.

En tanto, alrededor de este hay casas y fábricas con pozos propios que aprovechan el agua que hay en la zona por el rastro de este jagüey.

Al igual que en San Francisco Totimehuacan, los pobladores de San Isidro Tlalcostepetl y San Andrés Azumiatla urgen que se desazolven los jagüeyes y con esto poder tener el líquido, pues ante la sequía es complicado poder abastecer todas sus necesidades.

“Tenemos contenedores grandes, pero no tienen agua, ahorita lo que necesitamos es el agua, el apoyo para el jagüey, queremos que lo limpien, que nos echen la mano, nosotros ya le hicimos la lucha con nuestro poco recurso que juntamos con la gente de toda la comunidad, pero no es suficiente”, refieren los pobladores de San Isidro Tlalcostepetl.

En tres años podrían perderse las balsas

Sobre esta situación, Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor investigador de la facultad de Ingeniería Ambiental de Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), apunta que el cambio climático ha sido un factor importante en la pérdida de los jagüeyes, por lo que podría ser en tres años cuando desaparezcan estas balsas. Esto debido a que se presenta una erosión del suelo causada por la falta de lluvias o el tiempo de duración de las mismas.

El docente detalla que al no haber precipitaciones como las de antes, se pierden los microorganismos y por ello se rompe el ciclo de la filtración y purificación del agua, con lo que desaparece este recurso.

Advierte que si no se mantienen las lluvias por encima de los 15 milímetros por metro cuadrado este 2024, en los próximos años habría daños irreparables. Por si esto fuera poco, provocaría la migración de las familias a la capital y el estrés hídrico aumentaría de forma sustancial.

Para evitar una situación grave, Sánchez Ruiz aconseja que se debe incluir microalgas en las balsas para aumentar microorganismos y reforzar las raíces de los árboles alrededor para que exista filtración de agua y con ello se recuperen los jagüeyes.

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Jerónimo Chavarría Hernández, biólogo y académico de la Universidad Iberoamericana, coincide en que deben aplicarse medidas que hagan un cambio, como la implementación de pavimentos que permitan el paso del agua hacia el subsuelo, pues de lo contrario cuando llueve solo se generan inundaciones.

“Tendríamos que hacer conciencia de si queremos tener calles bien pavimentadas o queremos tener agua, tampoco se necesita mucha madurez para entenderlo”, finaliza.

Beber agua del mismo sitio donde lo hace el ganado se ha convertido en la única opción que tienen los habitantes de la comunidad de San Isidro Tlalcostepetl, perteneciente a la junta auxiliar de San Miguel Canoa, pues no cuentan con agua potable y las fuentes para abastecer el consumo humano se han secado debido a las altas temperaturas. Comprar garrafones o pipas resulta ser un privilegio en una localidad en la que los recursos económicos son escasos.

Este lugar, ubicado en las faldas de la Malinche, pero que todavía pertenece al municipio de Puebla, ha registrado estragos a causa de las olas de calor, ya que se evaporó uno de los dos jagüeyes que había, así como un manantial, y ante las pocas posibilidades de adquirir un servicio particular han optado por tomar agua del jagüey que queda, aun cuando este se encuentra contaminado.

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San Isidro Tlalcostepetl es un ejido al que no llega el agua potable, pues los proyectos para brindar este servicio han quedado truncados, y tampoco tienen pozos, debido a que según les han dicho las autoridades para encontrar el líquido hay que excavar por lo menos 700 metros, lo cual no es viable.

Esta situación ha obligado a los pobladores a que ante la desaparición de dos de sus fuentes de líquido busquen de dónde sacar el agua, siendo el jagüey que sobrevive y de donde toman agua los animales su única alternativa.

Con cubetas, carretillas y burros los habitantes acuden a este espacio de captación que se encuentra a escasos metros de las viviendas para poder lavar la ropa, los trastes, el baño y hasta cocinar o beber, puesto que “no tienen de otra”, menciona Nazario Agustín, uno de los habitantes de esta zona.

En entrevista con El Sol de Puebla comparte que este año ha tenido más dificultades para tener agua, pues se secó un jagüey, además de un manantial de donde tomaba para su consumo. Debido a que no cuenta con un empleo fijo, no puede pagar mil 500 pesos por el servicio de una pipa de agua, lo cual lo obliga a recoger el líquido color verdoso del jagüey del que beben los animales, aun cuando signifique que se enfermará del estómago.

Pascual Flores, otro de los afectados, comenta que en su familia tampoco pueden pagar por el líquido, por ello es que ha implementado un sistema casero de captación de agua de lluvia. Sin embargo, tampoco hay precipitaciones y si de repente se registra una llovizna, lo que cae es lo que utilizan para consumirlo.

“Está crítico que ya se está secando todo, dónde vamos a agarrar un poco de agua, ya no hay en ninguna parte. A quién le vamos a pedir apoyo para que nos ayude, nosotros utilizamos el agua para los animales, para nuestra casa, lavar un poco de ropa y si ya no hay de dónde vamos a agarrar”, expone.

Hay quienes acuden a la inspectoría de San Miguel Espejo por agua como Adrián Cepeda, no obstante, aunque en un principio los habitantes le daban autorización, actualmente le ponen trabas para llevarse el líquido vital, puesto que temen que se les vaya a acabar y no puedan abastecerse.

No solo los ciudadanos han tenido afectaciones a su salud por estas circunstancias. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Ganado muere por falta de agua

No solo los ciudadanos han tenido afectaciones a su salud por estas circunstancias, sino también los animales, ya que en lo que va del año y ante la falta de agua han muerto más de cincuenta cabras, toros y vacas, indican los colonos.

Rey Flores, habitante del lugar, agrega que su ganado ha ido muriendo poco a poco por la escasez del líquido, puesto que cuando hay bajos niveles en el jagüey las especies beben lo que queda con un poco de lodo y esto los perjudica, pues daña su estómago, pierden peso rápidamente y después perecen.

Esto ocurre no solo en dicha comunidad, sino también en la cabecera de la junta auxiliar de San Miguel Canoa, donde hay un jagüey ubicado entre la calle de Las Flores y Los Ángeles. En este existían ajolotes, pero desaparecieron porque ya no hay suficiente agua y la que queda está sucia. Dicho factor afecta al ganado de la zona.

Carmen Montes, habitante de este lugar, indica que en su casa no cuenta con agua potable, por lo que de vez en cuando compra una pipa de agua, sin embargo, se le complica, pues, a sus 70 años de edad ya no tiene ingresos fijos. Aunque pareciera ser una solución, no lo es para calmar la sed de sus animales, ya que ha notado que el líquido trae cloro y esto les hace daño.

Por ello es que acude al jagüey para darles de beber a sus cabras, pero el cuerpo de agua está contaminado y esto ha ocasionado que mueran. Asegura que este 2024 es cuando los niveles de la balsa disminuyeron de manera considerable, por lo que espera con ansias que las lluvias ayuden a que no se seque.

“Ni los animales (pueden tomar), ya no hay agua bonita, está sucia, por eso los animales ya se murieron. Como 15 cabras se me han muerto en lo que va del año, porque ya no hay agua, por eso mi borreguito ya se está enflacando también”, refiere.

Esta es una de las juntas auxiliares que la titular de la Secretaría de Medio Ambiente municipal de Puebla, Myriam Arabian Couttolenc, señala como parte de los puntos críticos donde se ha detectado la pérdida de jagüeyes a causa del cambio climático, la urbanización, la deforestación y la falta de concientización sobre la importancia de la naturaleza.

“Hemos dejado de valorar este recurso en todos los sentidos”, asegura la funcionaria, puesto que argumenta que hace falta una política hídrica en el estado de Puebla para atender la evaporación de los cuerpos de agua.

Aunque destaca que se han rescatado los jagüeyes de Chapulco, Xonacatepec, Parque Benito Juárez, el cerro de Amalucan y San Baltazar Campeche, aún falta por hacer más, pero se trata de un trabajo en conjunto con la ciudadanía y los gobiernos locales, de lo contrario no se solucionará nada.

Esto ocurre no solo en dicha comunidad, sino también en la cabecera de la junta auxiliar de San Miguel Canoa. Foto: Julio César Martínez / El Sol de Puebla

“El tema del agua es un ciclo, esta se evapora y se está yendo a algún lugar, entonces en algún lugar estará lloviendo más fuerte o regresará como huracán y estamos viendo la importancia de saber cómo captar el agua, pues el tiempo es menos, pero cae más”, asevera.

Falta de agua causa daños a los cultivos

Otro de los puntos que presentan esta misma problemática como, apunta la secretaria está en San Andrés Azumiatla, al sur de la capital, donde en efecto, los pobladores han visto disminuir los niveles de agua de dos jagüeyes también conocidos como presas de Tlapizaco y Benito Juárez, por lo que los cultivos han tenido afectaciones.

“Antes era para riego, para sembrar, ahora ya ni para eso, ya solo tiene 20 centímetros, antes sí había profundidad”, expone Remedios Santa María, uno de los pobladores, quien afirma que las altas temperaturas han secado por lo menos el 40 por ciento de ambos cuerpos de agua, lo que repercute de manera negativa en una de las fuentes de empleo de los lugareños: la cosecha de maíz.

Cuenta que previamente era normal ver que salían mangueras para poder llevar el líquido a los terrenos de siembra, sin embargo, ahora ya no alcanza para ello. Como campesinos tienen que esperar las precipitaciones, aunque no siempre llegan y se pierde la cosecha.

Lo anterior se suma a que en la comunidad se han quedado sin agua, pues el pozo de 90 metros que abastecía a mil 500 familias se secó, por lo que no tienen de dónde sacar este recurso hídrico para el riego y/o para los animales, explica Eduardo Cordero, colono de la zona.

Añade que llevan dos meses y medio sin el líquido, por lo que ha comprado pipas de agua, las cuales están en más de 800 pesos, por lo que no le conviene, pues es un duro golpe a su bolsillo, así que lo cuida minuciosamente. Por tanto, a los animales los lleva a beber de un jagüey, aunque sus niveles han bajado.

“Este 2024 se vio disminuido el jagüey, es el primer año que lo veo llegar a niveles muy bajos, porque anteriormente sí había varios lugares donde poder ir por agua, ahora ya no. Es increíble, aquí en el pueblo no tenemos agua potable, este año hubo mucha sequía, ahora sí que no hay nada de agua, estamos con ese problema ahorita”, remarca.

En ese sentido, Marcos Cordero, presidente del comité de agua potable en dicha junta auxiliar, comenta que actualmente viven un momento en el que no hay agua de jagüeyes para poder utilizarla para la limpieza de las viviendas, pero tampoco hay este recurso en el pozo, lo que ha causado la molestia de los ciudadanos.

Informa que desde el 2023 notó que empezaba a escasear el agua, pero en marzo dejó de caer el líquido y por eso ahora pagan el servicio de pipas, aunque no todos pueden hacerlo, ya que el pueblo es de escasos recursos económicos.

Otro de los sitios donde había miles de litros de agua acumulada es en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacan. Foto: Juliio César Martínez / El Sol de Puebla

“Ya no tienen agua ni para sus plantas, ni para el uso doméstico, prácticamente estamos afectadísimos en eso. Nuestro pueblo está pobre y pagar pipas de mil pesos, pues, no alcanza”, opina.

Un cuerpo de agua que se aferra a no morir

Otro de los sitios donde había miles de litros de agua acumulada es en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacan, donde existía el jagüey Zoquiaqui entre el Bulevar Valsequillo y Privada Rosas, sin embargo, hace tres años se secó, puesto que las edificaciones a su alrededor, así como la deforestación acabaron con este.

Aunque en un recorrido por el espacio de 2.4 hectáreas se pudo ver seco, los vecinos aseguran que hasta el año pasado todavía había pequeños charcos, muestra de que se puede rescatar y convertirlo en un área de recreación.

De acuerdo con Héctor Aguilar, integrante de la Asociación Tepalcayotl y Comisión Pro Defensa del Antiguo Municipio de Totimehuacan, el jagüey le pertenecía a la ex hacienda de San Juan Xilotzingo, posteriormente pasó a resguardo del comisariado ejidal y fue así que hace aproximadamente 30 años se donó una parte del predio al Colegio de Bachilleres del Estado de Puebla (Cobaep). Con esto se redujo el área verde, sin embargo, no fue el único factor que influyó en que poco a poco se secara el lugar de captación pluvial, pues también la deforestación y el relleno con basura fue lo que agravó su estado.

A decir de Héctor, este espacio almacenaba alrededor de 3 millones de litros de agua, era ocupado para pescar, nadar y regar los cultivos, pero fue descuidado. Por ello, de retirar el exceso de tierra y con ayuda de las lluvias, podría regresar aunque sea en un porcentaje aceptable. Comenta que ha entregado proyectos para que se desarrolle un lugar de recreación, pero se ha hecho caso omiso.

En tanto, alrededor de este hay casas y fábricas con pozos propios que aprovechan el agua que hay en la zona por el rastro de este jagüey.

Al igual que en San Francisco Totimehuacan, los pobladores de San Isidro Tlalcostepetl y San Andrés Azumiatla urgen que se desazolven los jagüeyes y con esto poder tener el líquido, pues ante la sequía es complicado poder abastecer todas sus necesidades.

“Tenemos contenedores grandes, pero no tienen agua, ahorita lo que necesitamos es el agua, el apoyo para el jagüey, queremos que lo limpien, que nos echen la mano, nosotros ya le hicimos la lucha con nuestro poco recurso que juntamos con la gente de toda la comunidad, pero no es suficiente”, refieren los pobladores de San Isidro Tlalcostepetl.

En tres años podrían perderse las balsas

Sobre esta situación, Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor investigador de la facultad de Ingeniería Ambiental de Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), apunta que el cambio climático ha sido un factor importante en la pérdida de los jagüeyes, por lo que podría ser en tres años cuando desaparezcan estas balsas. Esto debido a que se presenta una erosión del suelo causada por la falta de lluvias o el tiempo de duración de las mismas.

El docente detalla que al no haber precipitaciones como las de antes, se pierden los microorganismos y por ello se rompe el ciclo de la filtración y purificación del agua, con lo que desaparece este recurso.

Advierte que si no se mantienen las lluvias por encima de los 15 milímetros por metro cuadrado este 2024, en los próximos años habría daños irreparables. Por si esto fuera poco, provocaría la migración de las familias a la capital y el estrés hídrico aumentaría de forma sustancial.

Para evitar una situación grave, Sánchez Ruiz aconseja que se debe incluir microalgas en las balsas para aumentar microorganismos y reforzar las raíces de los árboles alrededor para que exista filtración de agua y con ello se recuperen los jagüeyes.

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Jerónimo Chavarría Hernández, biólogo y académico de la Universidad Iberoamericana, coincide en que deben aplicarse medidas que hagan un cambio, como la implementación de pavimentos que permitan el paso del agua hacia el subsuelo, pues de lo contrario cuando llueve solo se generan inundaciones.

“Tendríamos que hacer conciencia de si queremos tener calles bien pavimentadas o queremos tener agua, tampoco se necesita mucha madurez para entenderlo”, finaliza.

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