Si usted tiene hijos adolescentes, de alrededor de 15 años de edad y no quiere que se vuelvan presa del alcohol en las tradicionales fiestas que les hacen a las chicas cuando llegan a esa edad de su vida, debe de poner el ejemplo en su casa al no consumir bebidas embriagantes… o por lo menos no en exceso.
Esa es la recomendación que hacen Carlos Lima, secretario técnico del Consejo Estatal Contra las Adicciones y Médico Psiquiatra Adictólogo, y Claudia Gutiérrez Cardona, orientadora psicológica de la UPAEP, quienes además coinciden que en Puebla, así como en los demás estados del país, la edad más baja en la que una persona puede consumir alcohol es, sorpréndase, ¡a los 10 años!
“Lo prueban en Navidad, en algún cumpleaños, en alguna fiestecita o se escapan a tomarse una botella de sus papás”, expone Lima.
Si usted, padre o madre de familia, no considera al alcohol como una droga, debe empezar a hacerlo, pues a decir del especialista, es un producto dañino y muy adictivo, que puede generar problemas de salud en las personas, especialmente en los jóvenes.
“La verdad es que el cerebro de los adolescentes no está hecho para el consumo de alcohol porque está en pleno crecimiento”, alerta.
Para el especialista, no debería haber consumo de alcohol en las fiestas de 15 años, no obstante, expone una serie de recomendaciones que debemos leer y tomar en cuenta si nuestros hijos piden permiso para acudir a la fiesta de alguna conocida o amiga.
Además del ejemplo, usted puede prevenir el consumo de estas bebidas manteniéndose cercano y receptivo a los expresado por sus hijos, aconsejándoles y explicándoles qué consecuencias físicas y sociales generarán los productos vinculados al alcohol.
“Hay papás que están muy metidos en sus asuntos de trabajo o en sus problemas personales y no visualizan lo que está pasando con sus hijos, entonces no ven si están en riesgo o no”, añade.
Los especialistas coinciden que en muchas ocasiones el alcohol es un factor para integrarse a determinados grupos sociales y de amigos, para “ser aceptado” por el resto.
En ese sentido, la doctora Claudia nos recomienda generar suficiente autoestima en nuestros chicos para que quitarles la necesidad de incorporarse a estos círculos sociales, o de hacer lo que ellos pidan, además de fortalecer su voluntad para negarse a ingerir una copa de alcohol o una cerveza.
También sugiere inculcarles desde la niñez el valor de la salud, para que cuando lleguen a conocer al alcohol sufran las consecuencias físicas, como el clásico y muy molesto dolor de cabeza, y así se atrevan a rechazarlo en una próxima ocasión.
Para alejarlos aún más de este vicio, la especialista plantea a los papás ayudar a sus hijos a elaborar un proyecto de vida.
Un proyecto con metas a largo plazo, dice, para que solitos se alejen de todo aquello que les impida conseguir sus propósitos escolares, laborales y familiares.
Dura tarea, pero no imposible.