Definitivamente uno de los más grandes países de Sudamérica que podemos conocer es el Perú. Decidimos embarcarnos en esa gran aventura Massimo y yo, acompañados de Fernando y Joan, que son unos grandes amigos peruanos; quién mejor que ellos para mostrarnos su país y lo hicimos en dos ruedas, sí, en moto.
A Fernando lo conocí en una fiesta aquí en Puebla hace algunos años, platicamos largo rato y me comentó que quería aprender a manejar una moto, yo le ofrecí la mía y le di clases. Al cabo de unos meses se compró la suya y regresó a Perú en moto, ¡¡vaya loco!! Por eso nos hicimos grandes amigos ja, ja, ja, ja.
Fueron casi 20 días recorriendo este hermoso país por caminos y carreteras, descubriendo sus ciudades y vestigios culturales. Los puntos más importantes para conocer eran su capital, Lima, las líneas Nazca, Cusco y por supuesto Machu Pichu.
Gran parte del trayecto lo hicimos cruzando los imponentes Andes, los paisajes son verdaderamente increíbles, ya que se trata de una de las cadenas de montañas más extensas del mundo, que recorre Venezuela en el norte, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile.
LAS PISTAS NAZCA
Se encuentran en la Pampa de San José, representan figuras de animales y plantas, y llegan a medir hasta 300 m de longitud en una superficie de 1,000 m2. Mucho se ha rumorado sobre estas líneas, que si eran señales para extraterrestres o pistas de aterrizaje para naves espaciales. En realidad, las hicieron antiguas tribus como homenaje a los dioses, por darles esa diversidad de flora y fauna en esas tierras tan hostiles.
En verdad es impresionante verlas, tuvimos que tomar un avión para hacer el recorrido y poder admirarlas desde el aire; el vuelo es de aproximadamente 2 horas y es en verdad una experiencia inigualable. Lo más simpático que nos pasó en este vuelo fue ver a Fernando con los ojos cerrados porque se estaba mareando, Massimo y yo no podíamos de la risa y nos la estábamos aguantando, un chinito que estaba a nuestro lado también se reía, pero las carcajadas vinieron cuando Fernando tomó varias bolsitas para la guácara y obviamente las llenó. Muchos en el avión reían, pero poco a poco se empezaron a marear y al rato más de 8 personas vomitaban, el chinito también, ¡¡parecía película de risa!! Massimo y yo no podíamos de la risa en verdad, llorábamos, sobra decir todos los videos que tenemos de dicho evento, ja, ja, ja, de lo mejor que he grabado…
Recorrimos más días por hermosas carreteras acompañados de los imponentes Andes, los paisajes son únicos y verdaderamente increíbles, dormimos en diferentes pueblos y probamos la excelente gastronomía que tienen, algunas veces hacía mucho frío y las sopas que allá preparan nos hacían el día un poco más placentero.
CUSCO, SORPRENDENTE
Llegando a Cusco mi sorpresa fue mayor porque pensé que era un pueblo pequeño, pero no es así, es una gran ciudad. Antiguamente fue capital del imperio inca, pero a la llegada de los españoles se convirtió en una ciudad rica en iglesias, palacios y hermosas plazuelas, por algo es Patrimonio de la Humanidad. Algunas callecitas son empinadas y empedradas, con grandes casonas adornadas con hermosos balcones de madera tallada que hacen que sean únicas.
Hay muchos restaurantes pintorescos en donde puedes comer desde el famoso ceviche peruano, pasando por la inmensa variedad de papas que tienen, alpaca, ayacucho, hasta chinchillas; en verdad es de las mejores del mundo, obviamente acompañado del famoso pisco sauer.
La altura de Cusco es casi de 4,000 m sobre el nivel del mar, por lo que a veces es difícil caminar por la ciudad y el cansancio brota de repente, por eso hay que tomar té de hoja de coca, que hace que podamos resistir mejor la altura.
Existen diversas galerías de arte en plazuelas en donde artistas locales exponen sus obras de pinturas, esculturas y artesanías. En verdad Cusco es hermosa.
MACHU PICCHU, ÚNICO EN EL MUNDO
Tuvimos que partir hacia el destino más importante, Machu Picchu; el camino ha sido una de las carreteras más hermosas que he hecho en mi vida: cientos de montañas, paisajes desolados, llamas en libertad, lagos, una que otra casucha y soledad.
Después de algunos días llegamos a Oyaytaytambo, un pueblito hermoso en donde tomamos el tren rumbo a la ciudad de Aguascalientes. El recorrido es espectacular, el tren pasa por varios túneles, va a la orilla de un río y el paisaje es encantador. Pudimos ver antiguas construcciones incas sobre las montañas, el recorrido duró aproximadamente 2 horas hasta que llegamos a la última parada, Aguascalientes, obviamente hermoso. Ahí tomamos un camioncito que nos llevó a Machu Pichu.
Lo primero que hicimos fue subir la montaña Guaynapichu, que es la que sale en todas las fotos. Desde ahí se puede observar la ciudad inca.
En el momento que entramos a la ciudad sagrada no pude contener las lágrimas por la emoción, mis ojos contemplaban una de las 7 maravillas del mundo, las características arquitectónicas y todo el misterio que envuelve esta ciudad por fin estaban a mis pies. Existen diferentes versiones sobre Machu Picchu: si era un centro ceremonial, una fortaleza o un palacio de descanso, cualesquiera de las 3 versiones me parecen correctas.
Muchas cosas me asombraron, entre ellas lo avanzados que eran los incas en el tema de agronomía, ya que contaban con terrazas en donde sembraban diferentes plantas de la región, en donde el sistema para regarlas era bastante sencillo pero muy eficaz; otra de las cosas es que con herramientas muy austeras construyeron la ciudad, no sé si la guía que tomamos no sabía mucho o nos inventó, pero nos explicaba que las herramientas que usaron fueron hechas con partes de meteoritos que cayeron cerca…
Las vistas son espectaculares, la altura da vértigo, las dimensiones se pierden, el olor y el aire son inolvidables, Machu Picchu es único en el mundo. Podría escribirles más sobre esta ciudad, pero no tendría el espacio suficiente para hacerlo, ojalá y algún día puedan visitarla.
LA CAPITAL
Tuvimos que dejar el valle sagrado de los incas para dirigirnos a Lima, en donde nos esperaban los papás de Fernando, su hermano y más familiares, con una espectacular comida y varios piscos, hubo de todo: ceviche, pulpo, cuyo asado y más cosas ricas, y había una última sorpresa: el papá de Fernando es arqueólogo y coleccionista, y en el sótano de su casa cuenta con una gran colección-museo de diferentes cosas que ha encontrado a lo largo de su vida, cañones, armas, momias de soldados españoles, cráneos de incas y un largo etcétera.
Nos hizo el recorrido mientras nos explicaba qué era cada una de las cosas y cómo las fue encontrando, hasta que llegamos al fondo del sótano y ahí nos enseñó el más preciado de sus tesoros, que se encuentra en una vitrina: un pincel y una paleta con tres colores (ambos petrificados), que algún hombre antiguo usó para hacer pinturas sobre su caverna.
Esta fue la mejor manera en que pudo terminar este gran viaje, la calidez humana de la gente es lo que me dejó esta aventura, la gente es muy feliz. La compañía de mi hermano por elección, Fernando, fue grandiosa. Le agradeceré eternamente haberme enseñado su país y su gente.
Bueno compañeros lectores, espero que les haya gustado este reportaje del Perú, sin duda uno de los viajes más significativos en mi vida, ojalá y algún día puedan realizarlo.
paco_noriega2001@yahoo.com