“El fotoperiodismo te lleva a pasar en un mismo día por todaslas facetas habidas y por haber”. Raúl Rodríguez (Puebla, 1971)es un camaleón tras la cámara. Su capacidad para retratarpolíticos, captar desastres naturales, hacer fotografíapublicitaria o inmortalizar bodas ha convertido su nombre en unacodiciada marca. “Se están acabandolos fotógrafos”, lamenta, “porque todo el mundo tomafotografías con celular”. “El problema es que las fotografíasno van a ser impresas, son para tu celular. Por eso insisto que unafotografía que no es impresa, no es fotografía”,agrega. Para el experimentado fotoperiodista, lasimágenes deben imprimirse y disfrutarse, aunque él mismo sóloposea dos de las suyas colgadas de las paredes de su casa: elvolcán Popocatépetl y la Biblioteca Palafoxiana.
Esta contradicción ha encontrado en las redes sociales su mejoraliado. Más de 17 mil personas siguen en el mundo virtual a RaúlRodríguez - Pixsport en Twitter y Raúl Rodríguez Fotografía enFacebook- donde difunde miles de instantáneas.
“Me volví mi marca, soy Raúl Rodríguez Fotografía”,recuerda, mientras sostiene una cámara Osmo Mobile conectada a sucelular con la que graba la entrevista con Buena Vida para después“viralizarla”. “Estoy utilizando a favor mi presencia enredes sociales. ¿Cómo? Regalándoles fotografías a la gente,dándoles consejos, no me peleo con nadie, al revés, les agradezcoque se tomen el tiempo y la molestia de estar viendo lo quehago”. No siempre fue así. Hace 25años, aún sin Internet, empezó a forjar una obra que dependíade la aprobación de sus jefes. Inició su carrera en La Prensa,siguió en Momento Diario y aterrizó en El Universal para despuésllegar hasta La Opinión, donde aún labora.
-¿Qué equipo fotográfico había enla década de 1990?
Cuando me dieron una cámara por primera vez, pensé: esto es lomío. Yo empiezo con una Pentax K1000. Me daban un rollo para todoel día, de 36 exposiciones. Cuando llego a El Universal, fueimpresionante: me daban cinco rollos de blanco y negro, cincorollos de color y cinco rollos de diapositiva. Fue como manejar unMercedes, un BMW y un Lamborghini. Aprendí a que me rompieran lasfotos en la cara, me dijeran que eran una porquería y tuviera quevolver a salir a la calle a buscar más.
-Tras cinco años, ¿qué supuso tusalida de El Universal?
-Significó que había que romperse el alma porque había quellevar pañales a la casa y buscarle. Fue andar en la calle, todoel mundo en los medios de comunicación se reía porque yo andabacapacitándome para saber cómo hacer fotografía de Sociales,cómo hacer XV años. Yo les decía: yo tengo que comer, mijo,tengo que aprender. Su llegada a LaOpinión no fue el fin de su emprendimiento. La inquietud porconseguir la mejor instantánea le ha empujado a formarsecontinuamente. Cámaras digitales, photoshop y talleres sobre elmanejo del dispositivo, que ahora él mismo imparte, han fraguadosu aprendizaje. “En el gremio periodístico creoque fui de los primeros en tener celular, en tener correoelectrónico, en comprar algo de tecnología”, presume. “Meapasiona, mi trabajo me apasiona. Si todos hacemos fotos, hay quehacer video y así, es necesario innovar”.
-¿Qué equipo necesitas para tomaruna fotografía?
-Cuando a mí me contratan para un trabajo, yo llevo dos cosasesenciales para tomar una fotografía: mis manos y lo que tengo enla cabeza. De mí ya depende si llevo una cámara, si locomplemento con un video, si llevo equipo de iluminación muyprofesional o muy básico; si llevo caja de luz, rebotadores,equipo de medición. Mi equipo se conforma dependiendo de lasnecesidades que tú tengas.
El amor por los pixeles le ha llevado a viajar por todos losrincones de México y del mundo. Safaris fotográficos –“Mesubo al carro y elijo si voy a la derecha o a la izquierda y ya,donde me lleve, allá fotografío”, narra- y retratos depolíticos, en por ejemplo la revista Campaigns and Elections, sonsu pasaporte.
A través de las redes sociales, Raúl Rodríguez devuelve alpúblico un poco de su vida y fotografía. Videos urbanos –brevesvideoclips que retratan escenas cotidianas de Puebla-, imágenes debodas, bautizos y XV años, y retratos de los platos típicos de laAngelópolis son compartidos cientos de veces. “Con la tecnología tenemos miles deoportunidades de hacer fotografía pero en nuestra época eranpocas las exposiciones”, compara. Atrás quedó su primeracámara digital, una Mavica de Sony, que usaba discos cuadrados de3.5 pulgadas en los que cabían tan solo 25 tomas.Cámara analógica, cámara digital o celular, da igual. Loimportante es, insiste, la mirada del fotógrafo. “El origen dela fotografía es desde cómo montar un rollo, tomar una imagen sinalcance, sin angular, sin telefoto”, defiende. “Con unacámara, con un lente y con un rollo puedes hacer una fotobuena”.