Ocho meses después que inició la pandemia por coronavirus, Rafael Huerta de sólo 12 años desapareció en el sur de la ciudad de Puebla. Debido a que la mayoría de dependencias tuvieron cambios por la emergencia de salud, la investigación arrancó con muchas deficiencias y, hasta el momento, se desconoce su paradero. Su madre, Teresa Vega pide que se intensifique la investigación y que la FGE apoye en la búsqueda de su hijo.
Teresa oficialmente notificó de la desaparición el 6 de octubre del 2020, sin embargo, la situación fue complicada, ya que ella estaba separada del papá de su hijo y tenían custodia compartida. Rafa se estaba quedando con su papá, pero desde que inició la pandemia, este hombre de nombre Alfredo Huerta, le ponía muchas excusas para hablar con el niño.
“Me llamó mi suegra para preguntarme que si el niño estaba conmigo, dije que no y pegunté que qué había pasado. Me dijeron que no lo encontraban, que sólo lo habían mandado a la tienda y de ahí no lo volvieron a ver. Ellos viven en Playas del Sur y me dijeron que fue alrededor de medio día”, relató.
Aunque acudió a la Fiscalía General del Estado (FGE), Teresa tuvo que emprender su propia investigación, pedir grabaciones de cámaras con los vecinos (no accedieron), hacer recorridos, preguntar por el niño a todos los que pasaban, ir a hospitales, pero nadie tenía información. “Fue como si la tierra se lo hubiera comido”.
La ex pareja de Teresa no acudió a los citatorios de la FGE pese a que el niño vivía con él y pese a que el menor estaba bajo su cuidado cuando desapareció. También acudió a grupos de búsqueda para solicitar apoyo y nuevamente este hombre no quiso acudir. “Ahí entramos en una controversia, (Alfredo) me avisó que no aparecía y luego se hizo el que ya no sabía nada y hasta la fecha las autoridades me dicen que no hay rastro, que nadie vio nada”.
Desde hace cinco meses, la señora Teresa no puede comunicarse con el padre de su hijo, con Alfredo, dejó de contestarle las llamadas, su familia le dice que no saben en dónde está y esta situación se le hace muy sospechosa, por tanto, la FGE ya se comprometió a buscarlo e interrogarlo.
“Su papá nos cortó información, le marcaba y me decía que ya no estaba, se me hizo raro. Mi Rafa es muy sociable, amiguero, pero nada más dentro su entorno, no salía mucho, no andaba en la calle, antes de la pandemia estaba en la Iglesia como acólito”, recordó.
El pasado 9 de enero, Rafael cumplió 14 años y fue una fecha complicada, pues los sentimientos estuvieron a flor de piel y creció la impotencia por saber en dónde está. La madre cree que la pandemia fue un factor importante para esta investigación, pues no hubo agilidad en el proceso y todo fue muy lento por la situación que se vivía en el país.
“Es desgastante porque no sé en dónde está. No sé si está bien o con quién está. Mi apoyo para seguir en la búsqueda es mi otra niña, ella me da fuerzas, me dice que vamos a encontrarlo y me mantiene aquí las ganas de verlo de regreso. Me sentía tranquila al saber que estaba con su papá, pero ahora ya no sé nada. Le puedo decir a todas las madres que no nos demos por vencidas y que los vamos a encontrar”, concluyó.