Los sismos en México sí son cada vez más frecuentes, reconocieron el sismólogo de la UPAEP, Eduardo Ismael Hernández y el geólogo del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Naturales (Cupreder) de la BUAP, Carlos Tovar González.
A decir de los expertos, la percepción colectiva de que ha temblado más desde septiembre pasado y hasta la fecha que en meses y años anteriores es cierta, y como prueba, Tovar González refirió que según datos del Servicio Sismológico Nacional (SSN) mientras que en 1990 se contabilizaron 796 movimientos telúricos, para 2017 se registraron 26 mil 123, la mayoría de baja intensidad.
Según estas cifras, los sismos se multiplicaron de 2 diarios en 1990 a 72 diarios el año pasado.
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Una razón por la que se han contabilizado más temblores, estimó, puede deberse a que se suman las réplicas de alguno inicial.
Además, subrayó el sismólogo de la UPAEP, Eduardo Ismael Hernández, es posible que se contabilicen más sismos porque a medida que ha transcurrido el tiempo se han instalado más estaciones de monitoreo y cada vez estos equipos son más sensibles, al grado de que pueden detectar movimientos telúricos en diferentes lugares y de intensidades imperceptibles para el ser humano.
Como prueba mencionó que en 1910 que comenzó el estudio de la tierra en México se hacía con sólo un aparato en tanto que en la actualidad la Red Sismológica está integrada por 61 estaciones distribuidas en todo el país.
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También, mencionó, el internet y redes sociales, ha favorecido a que cada vez más más personas conozcan información de este tema, lo que refuerza la percepción social de incremento de la actividad sísmica.
Y, según Tovar González, tampoco se puede descartar que algunas acciones hechas por el hombre también provoquen alteraciones en el suelo y propicien los sismos, como el fracking, “inyectar agua a presión puede fracturar la tierra y producir los sismos”, resaltó.
De hecho, agregó, naciones como Estados Unidos han prohibido estos trabajos y en Nuevo León ya se tienen indicios de que este tipo de acciones pueden producir movimientos de tierra.
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Para terminar, reiteraron que aunque el estudio de la tierra ha avanzado significativamente en años recientes, no puede considerarse que un siglo o poco más de análisis son suficientes para comprender los fenómenos del planeta que suma 5 mil millones de años de antigüedad, así como tampoco se pueden establecer patrones que hagan posible predecir los movimientos telúricos.