Por cada 100 personas inscritas en la lista nominal de las elecciones federales de 2018 en Puebla 42 eran jóvenes. De ellas sólo 24 acudieron a las urnas, es decir, poco más de la mitad. En 2024 la juventud representará al sector más denso del padrón electoral, sin embargo, analistas pronostican que la falta de representatividad juvenil, la ausencia de propuestas que atiendan problemáticas de su interés y el desarrollo de campañas arcaicas provocarán abstencionismo de este grupo.
Maribel Flores Sánchez, maestra en Gestión Pública por la Universidad Complutense de Madrid y directora de la División de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey Campus Puebla, explica que en los últimos 12 años la baja participación juvenil ha sido una constante en los procesos electorales federales en Puebla. Esta tendencia se acentúa más en las personas de entre 19 y 34 años de edad, y se prevé que sea igual en 2024 debido a que las campañas políticas nacionales son lejanas a las necesidades de los jóvenes.
Solo quienes tienen los 18 años cumplidos han demostrado una presencia mayoritariamente activa en las urnas recientemente, según la catedrática, gracias a que hay un ánimo positivo por involucrarse en la toma de decisiones.
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Actualmente, la falta de propuestas que atiendan las necesidades de la juventud provocan un franco desentendimiento de este sector poblacional con las candidaturas federales, sin embargo, esto no implica que se encuentren despolitizados, afirma, por su parte, Miguel Calderón Chelius, doctor en Sociología por el Colegio de México (Colmex).
Erik Jadir Cervantes García, abogado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), sostiene que en el actual proceso electoral federal las candidaturas presidenciales, representadas por Claudia Sheinbaum, de la coalición Seguiremos Haciendo Historia; Xóchitl Gálvez, de Fuerza y Corazón por México; y Jorge Máynez, de Movimiento Ciudadano, han desempeñado campañas “acartonadas” y convencionales que no conectan con la juventud.
Baja participación en los comicios pasados
Según datos del Instituto Nacional Electoral (INE), la lista nominal para los comicios federales de 2024 es de 100 millones 033 mil 050 personas. De ellas, 36 millones 895 mil 813 serán votantes de entre 18 a 34 años, es decir, 37.2 por ciento de ese universo. Estos grupos etarios, clasificados como “joven” y “adulta joven”, poseen la mayor densidad poblacional del listado. Dicho de otra manera, ningún otro sector de edad tiene esa cantidad de integrantes.
Aunque la información más actualizada no se detalla por entidad federativa, es importante recordar cuál fue la participación juvenil en el último sexenio en Puebla, para conocer su desempeño en las elecciones nacionales.
En 2018 hubo 1 millón 883 mil 305 votantes de entre 18 a 34 años de edad inscritos en la lista nominal en el estado. Esta cifra abarcó 41.8 por ciento del padrón de personas en condiciones de emitir un sufragio, lo que representó casi la mitad de ciudadanos con dicho derecho.
No obstante, dicha población representó sólo 37.8 por ciento de los votos emitidos en Puebla, lo que derivó en un balance negativo de participación, que fue de -4.1 por ciento. Esto significa que su intervención en el proceso electoral fue menor al que se esperaba. Por el contrario, los grupos con mayor balance en la entidad fueron los de 45 a 59 años y 60 años y más.
Además, es importante señalar que entre los jóvenes el voto tampoco fue el mismo. Las personas de entre 18 y 19 años y 30 a 34 años de edad tuvieron una participación superior al 60 por ciento, mientras que los de 20 a 24 y 25 a 29 años de edad no superaron dicho umbral.
Jóvenes desconfían en los partidos
En entrevista con El Sol de Puebla, Flores Sánchez explica que el abstencionismo de la juventud se debe a que los proyectos partidistas, sobre todo los que hoy son gobierno, han provocado desconfianza, desánimo y molestia entre los votantes de esas edades por su cuestionable desempeño, lo que se traduce en una desafección de la política.
Además subraya que los partidos no han evolucionado su forma de asignar candidaturas o cargos. En las campañas de 2024 esto se ha traducido como una crisis de representatividad joven, lo que afectará aún más la participación de este sector en los comicios.
“Son diferentes aspectos, varios de ellos son desconfianza, desánimo y molestia, pero sobre todo me parece que también obedece a una desafección hacia la política. Hemos observado (...) la opinión de las juventudes y vemos que no hay digamos un acercamiento que conecte a las juventudes con los partidos políticos tradicionales y sus ideologías, sobre todo cuando vemos coaliciones tan distantes y polarizantes”, explica la académica.
Otra de las particularidades que destaca Flores Sánchez del actual proceso electoral federal en Puebla es que prevalecerá el voto diferenciado entre las personas menores a 35 años de edad, esto gracias a que las propuestas políticas de las candidaturas no convencen por igual a los votantes de estas edades.
Sin embargo, la investigadora resalta que no es posible determinar que la participación cívica de este sector poblacional será escaso como en otros años, pues algunos ejercicios demoscópicos han demostrado que dichas generaciones saldrán a emitir su sufragio. No obstante, recuerda que las encuestas sólo ofrecen una “fotografía del momento” y no necesariamente arrojan pronósticos 100 por ciento certeros.
No hay representatividad en las candidaturas
Cervantes García argumenta que ni Gálvez, Sheinbaum o Máynez han conformado sus estructuras con representatividad relevante de las personas de entre 18 a 34 años de edad, lo que restringe aún más su deseo a participar en la toma de decisiones políticas.
Sin embargo, considera que la falta de inclusión de este sector de la población tendrá consecuencias graves para los proyectos políticos que más cometen este tipo de actos, pues sostiene que el voto joven tiene potencial de ser el de mayor importancia de la lista nominal.
Cervantes García también considera que la relevancia que ha tenido la mercadotecnia política en el actual proceso electoral, que se ha manifestado a través de la composición de canciones, como la utilizada por el candidato Máynez, no abona necesariamente a la democracia. Esto debido a que se reducen las propuestas y se prioriza la mediatización del contenido.
“El marketing político puede ser relevante. Tal vez no generará que todos los jóvenes salgan a votar, pero sí creo que puede ser relevante en el sentido de que más jóvenes van a salir a elegir, porque hay más jóvenes preocupados por los derechos humanos y otras causas”, indica el especialista.
Al respecto, Flores Sánchez señala que la desinclusión de perfiles juveniles en el presente proceso electoral federal ocasionará que muchas de las personas que forman parte de esta población asuman que su voto no tendrá gran impacto, lo que es perjudicial para la democracia a la que aspira nuestro país, pues su participación será baja.
“Hay una crisis de representatividad y una molestia o inconformidad porque no se observan resultados concretos en las labores de gobierno, y como un partido político que gana una elección se convierte en gobierno, eso hace que las juventudes no sientan que su voto realmente va a tener un gran impacto”, sostiene la catedrática.
Propuestas desubicadas
Al respecto, Calderón Chelius considera que la baja participación en las urnas de los jóvenes es normal en una democracia donde el sufragio no es obligatorio. Asegura que lo deseable es que el abstencionismo sea menor, pero sostiene que muchas de las personas de dichos grupos etarios no se involucran en la toma de decisiones porque las plataformas no les convencen.
“Eso no quiere decir que no participen, las juventudes participan y participan mucho, y en términos relativos cada vez pesan más. En esta etapa de la historia de México están pensando más, aunque participen proporcionalmente menos. Son un volumen de población mayor, así que tienen un peso importante a la hora de los resultados electorales”, destaca el experto.
Desde su perspectiva, las campañas federales han estado repletas de promesas generalizadas, que abarcan problemáticas como apoyos sociales para adultos mayores y estudiantes de instituciones de educación pública, por mencionar algunas, sin que haya ofertas que interesen a todos los jóvenes.
En ello coincide Flores Sánchez, quien subraya que los aspirantes a cargos de elección popular a nivel federal no han formulado plataformas que incluyan a la juventud y sus problemáticas. La mayoría de ellas incluye proposiciones generales, como seguridad, la cual, si bien es relevante para la ciudadanía, ignora las necesidades de los jóvenes, como educación, empleo y vivienda.
Además, la investigadora del Tec de Monterrey Campus Puebla apunta que la presencia en internet no debe minimizarse en el actual proceso electoral. Asegura que la manera en que las candidaturas difunden sus mensajes y propuestas importa a los ciudadanos de menor edad, y si bien ello no definirá la elección, sí se traducirá en más votos para determinado partido político, pues se consolida como una vía de interacción con las personas más jóvenes.
No hay despolitización, hay desconexión
Calderón Chelius sostiene que el abstencionismo no se traduce necesariamente como una falta de participación política, es decir, rechaza que este grupo de la población sea apático frente a las demandas históricas de la sociedad, como son el reconocimiento de los derechos humanos y libertades de las mujeres, población de la diversidad sexual, entre otros sectores.
No obstante, aunque predomina una politización de la juventud, los partidos políticos no han conectado con ella. Además, apunta que generalizar a dicha población es un error, pues en Puebla y México ha demostrado ser un grupo altamente diverso.
“Ahora estoy cometiendo el error de hablar de la juventud como una totalidad, y en realidad los jóvenes en México son muy diversos, como lo es la sociedad mexicana”, argumenta el especialista.
Según Calderón Chelius, la candidatura de Máynez es la única que ha buscado acercarse con los grupos de menor edad, no sólo mediante redes sociales, sino a través de sus plataformas de empleo y acceso a la vivienda.
Aunque el investigador reconoce que ello no le permitirá ganar la contienda, ayudará a que Movimiento Ciudadano obtenga más votos jóvenes y ello pueda transformar la balanza electoral.
“El candidato de MC ha potencializado eso, hablando de cosas que afectan a los jóvenes, como el acceso al empleo y a una vivienda (...) esa es una forma de conectar. Él ha ido a las universidades, pero hay que tomar en cuenta que es un candidato que no está compitiendo por ganar, sino por obtener más votos, por eso está conectando con ese sector, porque en los otros sectores tiene pocas posibilidades de sacar votos”, sostiene.
Por el contrario, Calderón Chelius enfatiza que la estrategia de Gálvez para popularizarse entre la juventud ha fracasado, debido a que la candidata de la coalición PAN-PRI-PRD asume que ello se logra mediante el uso de palabras altisonantes: “Cuando una persona de mayor edad quiere dirigirse a los jóvenes, no debe aparentar ser uno, sino más hablar de sus problemas”.
Mientras tanto, sostiene que si bien Sheinbaum Pardo tampoco ha sido capaz de establecer un vínculo con una mayoría juvenil, destaca que en su pasado tuvo mayor acercamiento con movimientos sociales, lo que podría serle útil respecto al voto de ese grupo etario.
Finalmente, el analista en temas electorales Emmanuel Melchor considera que la falta de interseccionalidad en las propuestas de las candidaturas federales reduce el interés de participar en el ejercicio cívico del próximo 2 de junio a las juventudes.
