/ viernes 7 de junio de 2024

Campesinos encuentran forma de captar agua de lluvia ante sequía, visitamos su comunidad y así operan

El estiaje obliga a campesinos a encontrar medidas desesperadas para captar agua de lluvia, por lo que El Sol de Puebla acudió a ver de forma directa cómo trabajan

La sequía agudizada en los últimos años en Puebla transformó la vida en la Mixteca y orilló a los agricultores a buscar nuevos cultivos y formas de preservar esta actividad. En San José de Gracia, comunidad de Molcaxac, un grupo de campesinos implementó un novedoso sistema de captación pluvial que les permite ahorrar agua hasta por 10 meses, lo que contribuye a mantener vigentes sus siembras de pitayas y pitahayas durante la temporada de estiaje.

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Manuel Gómez Alonso, de 28 años de edad, conoce la agricultura desde que tiene memoria. Su padre se ha dedicado a la siembra de diversos cultivos, entre ellos granos básicos como maíz y frijol. Sin embargo, el aumento de temperaturas y la alteración de las precipitaciones provocó que sembrar esos productos ahora sea una actividad inviable.

La falta de lluvias y la sobreexplotación de los pozos lo orillaron a transitar hacia la siembra de cactáceas, como pitayas y pitahayas. El problema es que, como cualquier otra planta, estas requieren agua para su cosecha. Ante esa situación, buscó tecnificar el riego en su parcela, y así consiguió un novedoso sistema de captación y distribución de agua pluvial.

Los resultados de este proceso sirvieron como inspiración para Eva Castillo, una agricultora que reside en San José de Gracia. La mujer, quien replicó la metodología empleada por Gómez, misma que consiste en la colocación de una geomembrana sobre una superficie excavada para almacenar el agua de lluvia, reencontró la voluntad para trabajar la tierra, luego de haber abandonado la siembra de maíz hace unos años debido a la aridez del suelo.

Este novedoso sistema de captación fue aprendido en esta comunidad de la Mixteca a través del proyecto denominado Escuelas de Campo, de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) estatal, detalla Silvia García Cruz, ingeniera en Agronomía con especialidad en Fitotecnia egresada de la Universidad Autónoma de Chapingo y responsable del programa en la región.

Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), desde enero pasado el municipio de Molcaxac enfrenta una sequía de nivel moderada.

Sequía impacta a Molcaxac

La señora Eva Castillo es una mujer inquieta, apasionada del campo y de su familia. De sus padres obtuvo el aprendizaje de la agricultura, y de su esposo el amor por la siembra y la cosecha del maíz. Sin embargo, todo cambió cuando, hace siete años, su ser amado perdió la vida. Después de ese momento, sus cultivos no volvieron a crecer de la misma manera.

En Puebla, buscan sembrar productos que requieran menos agua. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

En entrevista con El Sol de Puebla, la mujer relata que en ese momento su vida dio un giro de 360 grados, situación que la orilló a emprender su propio camino en el cultivo de hortalizas. La sequía desde entonces ha sido “atroz” para las siembras para ella y otros productores de la región, pues la temporada de lluvias ha registrado cambios atípicos.

Pese a la adversidad, Castillo se vio obligada a ofrecer sustento económico, y decidió hacerlo a través de la agricultura. Inicialmente sembró maíz, en honor a la memoria de su esposo, sin embargo, la ausencia de lluvias la condujo a replantear este alimento. Por ese motivo descubrió en las pitayas y pitahayas una oportunidad de revivir ese legado.

Sustituyen maíz por pitaya o pitahaya

Mi esposo tiene siete años de fallecido, y desde entonces vengo sembrando maíz, pero ya no me ha tocado nada, pues ya mejor ahorita con la pitaya y pitahaya comparte.

Aunque la transición de sus parcelas significó un cambio significativo en su producción, la agricultora originaria de Molcaxac descubrió que también las cactáceas demandan una importante cantidad de agua, sobre todo durante su crecimiento. Fue así como la falta de lluvias se convirtió nuevamente en un problema cíclico para ella.

Después de ese dilema, Eva Castillo aprendió la manera de captar agua de una manera ingeniosa. La idea inicialmente fue desarrollada en la media hectárea de cultivos que posee Manuel Gómez, quien desde hace seis años siembra pitayas y pitahayas en un terreno que perteneció a su padre.

Gómez explica que la ausencia de ríos cercanos, así como las restricciones legales para la perforación de pozos en la zona, representaban un desafío significativo para garantizar el suministro hídrico para sus cultivos de pitaya y pitahaya, además de una preocupación constante por la subsistencia de sus cosechas.

“Hemos aprendido que las pitahayas requieren agua. Entonces, para que nosotros hagamos un cultivo rentable, que realmente nos genere ingresos, hay que tener agua, y aquí es difícil. En primera, no nos dejan perforar, porque ya estamos en una zona vetada, el agua pues está lejos y las pipas son muy caras”, señala.

Logran almacenar agua para usarla en sus cultivos. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Olla de captación, la técnica para tener agua

Así, luego de que en la Escuela de Campo se ofrecieron los conocimientos para diseñar esta herramienta de captación de agua pluvial, el joven se puso manos a la obra para conseguir los recursos necesarios para implementar dicho mecanismo.

Esta técnica, explica el joven agricultor, consiste en la excavación de una fosa, que él denomina “olla de captación”, donde posteriormente se coloca una geomembrana que evita la infiltración del agua a la tierra.

El líquido logra llegar a la tina, que tiene capacidad de hasta 400 mil litros, luego de recorrer el camino natural de la tierra, pues el terreno se encuentra perfectamente ubicado en una zona de escurrimiento desde una montaña. Ahí se encuentra con unas mallas que funcionan como filtros y remueven objetos sólidos que pueden contaminar el agua.

Posteriormente lo que se almacena es extraído mediante una bomba y trasladado hacia un tinaco de menor capacidad. La razón por la cual se lleva a este segundo recipiente es porque así el agricultor puede calcular la cantidad de agua que aplicará en sus cultivos durante un determinado tiempo, para así evitar el desperdicio del recurso.

Para lograrlo fue necesario realizar el acopio de al menos 100 mil pesos, mismos que obtuvo con ayuda de sus familiares.

Dicho mecanismo le permite almacenar agua por hasta 10 meses, pues el líquido es dosificado mediante una planeación estratégica, destaca Gómez, quien comparte que sus conocimientos los obtuvo mediante capacitaciones y el aprendizaje empírico.

“Una lluvia fuerte que cayó en agosto de 2023 nos sirvió, con esa la logramos llenar la olla de captación, y con eso nos ha servido para regar hasta ahorita”, precisa el joven.

Y agrega:

Cuando inicié no sabía nada, todo fue prueba y error (...) igual tomé algunos cursos, y fui aprendiendo. Más que nada aquí voy viendo cómo se comporta la planta y voy experimentando. Cuando hago los riegos observo cuánto tiempo tarda la humedad, qué tanto tarda una planta en crecer, y aquí lo vamos aprendiendo

Maíz y frijol fueron los productos más siniestrados de 2023

Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), en lo que va de 2024 se han sembrado 867.03 hectáreas de cultivos en Molcaxac, de las cuales apenas 5.7 por ciento fueron cosechadas.

En los últimos cinco años, sin embargo, el agave mezcalero desplazó al maíz como principal cultivo en la demarcación, esto explicaría la reconversión del campo ocasionada por el cambio de régimen de temporal y las altas temperaturas argumentadas por los productores.

Además, la información de la Sader evidencia que el maíz y frijol, que demandan altas cantidades de agua para su producción, fueron los alimentos con mayor porcentaje de merma durante la siembra, de 11 y 37 por ciento, respectivamente.

Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Jóvenes sueñan con vivir del campo

El joven explica melancólico que en el pasado sus padres solían cosechar maíz y frijol para el autoconsumo. Las condiciones permitían entonces “darse el gusto de comerse un elotito” además del alimento que se vendía. Hoy en día la disminución de la producción deja menor margen para el aprovechamiento individual, señala.

Gómez remarca que, a pesar de los desafíos que impone la sequía a la Mixteca, decenas de habitantes, especialmente los de menor edad, anhelan convertir la agricultura en su principal fuente de ingresos. No obstante, pocos ven en ella viabilidad por el intenso estiaje reciente. Es por ello que con este mecanismo de captación pretende demostrar que la siembra es posible.

Ante esa situación, motivado por su amor a la tierra y el deseo de contribuir al crecimiento económico de su comunidad, el joven busca que más personas puedan conocer sobre esta herramienta de captación pluvial, pues la considera una solución sostenible para lograr mayor rentabilidad y resiliencia frente a la temporada de estiaje.

Urge educación agrícola

Desde la perspectiva de Carlos Armando Ramírez, compañero de Manuel, la sequía tomó por sorpresa a los productores agrícolas de Molcaxac, lo cual exacerbó las complicaciones para adoptar nuevos modelos de captación de agua de lluvia como el que ellos implementaron.

Muestra de ello es que el año pasado se registró una fuerte granizada en el municipio que acabó con varios cultivos de temporal. Subraya que, de haber tenido los conocimientos necesarios para afrontar ese tipo de problemas, las pérdidas hubieran sido menores.

En ese sentido, resalta que es de suma importancia formar y capacitar de forma continua a los trabajadores agrícolas, con la finalidad de que obtengan el aprendizaje necesario para afrontar los desafíos climáticos actuales, y así garantizar su capacidad de resiliencia.

Preocupación por el futuro

Pese a que este mecanismo demostró ser útil para hacer más eficiente el riego de cultivos, Gómez reconoce que no es la solución absoluta a la escasez de agua en la Mixteca, pues dicha técnica funciona cuando hay agua de lluvia, o bien cuando se paga el servicio de pipas, mismo que puede costar hasta 30 mil pesos para una “olla de captación” como la suya.

Así, el joven agricultor asegura sentirse preocupado por los efectos que el cambio climático y la modificación del régimen de temporal provocará en Molcaxac. Asegura que estas alteraciones globales exacerban la sequía en la región, y ello afecta drásticamente la capacidad de los campesinos para mantener la producción de sus cultivos, que suelen ser su principal fuente de ingreso familiar. En ese sentido, destaca que es urgente diseñar y ejecutar políticas públicas que promuevan la adaptación de la población a estas alteraciones.

Es preocupante, porque si no llueve tendremos que comprar el agua y eso nos elevará mucho los costos. Estamos esperanzados a que nos llueva, pero, si no, tendremos que comprar, no hay otra, hay que seguirle con esto. Nuestra ventaja es que la planta la tenemos ya grande expone.

Plaga, un obstáculo adicional

Ramírez relata que, además de la intensa sequía en la Mixteca, los productores de pitayas y pitahayas enfrentan dificultades adicionales que configuran obstáculos significativos para ellos: las plagas.

La proliferación de bacterias e insectos es un problema que daña el crecimiento de las plantas, lo que disminuye la calidad y, eventualmente, la rentabilidad de este producto.

Frente a dicha situación, Ramírez explica que varios productores de cactáceas han comenzado a buscar soluciones orgánicas para controlar las plagas.

En su caso, valiéndose de conocimientos empíricos, además de talleres de la SDR y otras organizaciones, logró desarrollar su propio insecticida basado en productos obtenidos de forma sustentable, lo que permite, además, preservar las condiciones del suelo y del medio ambiente.

Para finalizar, es importante señalar que Cruz García, ingeniera agrónoma egresada de la Universidad de Chapingo, destaca que el programa Escuelas de Campo se entrelaza con una política pública, también del gobierno estatal, con la que se busca profesionalizar a productores como Gómez, Castillo y Ramírez, para que conformen una cooperativa, y ello les permita constituir su empresa y así promover la sostenibilidad financiera del campo.

La sequía agudizada en los últimos años en Puebla transformó la vida en la Mixteca y orilló a los agricultores a buscar nuevos cultivos y formas de preservar esta actividad. En San José de Gracia, comunidad de Molcaxac, un grupo de campesinos implementó un novedoso sistema de captación pluvial que les permite ahorrar agua hasta por 10 meses, lo que contribuye a mantener vigentes sus siembras de pitayas y pitahayas durante la temporada de estiaje.

➡️ Únete al canal de El Sol de Puebla en WhatsApp y accede a la información más importante

Manuel Gómez Alonso, de 28 años de edad, conoce la agricultura desde que tiene memoria. Su padre se ha dedicado a la siembra de diversos cultivos, entre ellos granos básicos como maíz y frijol. Sin embargo, el aumento de temperaturas y la alteración de las precipitaciones provocó que sembrar esos productos ahora sea una actividad inviable.

La falta de lluvias y la sobreexplotación de los pozos lo orillaron a transitar hacia la siembra de cactáceas, como pitayas y pitahayas. El problema es que, como cualquier otra planta, estas requieren agua para su cosecha. Ante esa situación, buscó tecnificar el riego en su parcela, y así consiguió un novedoso sistema de captación y distribución de agua pluvial.

Los resultados de este proceso sirvieron como inspiración para Eva Castillo, una agricultora que reside en San José de Gracia. La mujer, quien replicó la metodología empleada por Gómez, misma que consiste en la colocación de una geomembrana sobre una superficie excavada para almacenar el agua de lluvia, reencontró la voluntad para trabajar la tierra, luego de haber abandonado la siembra de maíz hace unos años debido a la aridez del suelo.

Este novedoso sistema de captación fue aprendido en esta comunidad de la Mixteca a través del proyecto denominado Escuelas de Campo, de la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) estatal, detalla Silvia García Cruz, ingeniera en Agronomía con especialidad en Fitotecnia egresada de la Universidad Autónoma de Chapingo y responsable del programa en la región.

Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), desde enero pasado el municipio de Molcaxac enfrenta una sequía de nivel moderada.

Sequía impacta a Molcaxac

La señora Eva Castillo es una mujer inquieta, apasionada del campo y de su familia. De sus padres obtuvo el aprendizaje de la agricultura, y de su esposo el amor por la siembra y la cosecha del maíz. Sin embargo, todo cambió cuando, hace siete años, su ser amado perdió la vida. Después de ese momento, sus cultivos no volvieron a crecer de la misma manera.

En Puebla, buscan sembrar productos que requieran menos agua. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

En entrevista con El Sol de Puebla, la mujer relata que en ese momento su vida dio un giro de 360 grados, situación que la orilló a emprender su propio camino en el cultivo de hortalizas. La sequía desde entonces ha sido “atroz” para las siembras para ella y otros productores de la región, pues la temporada de lluvias ha registrado cambios atípicos.

Pese a la adversidad, Castillo se vio obligada a ofrecer sustento económico, y decidió hacerlo a través de la agricultura. Inicialmente sembró maíz, en honor a la memoria de su esposo, sin embargo, la ausencia de lluvias la condujo a replantear este alimento. Por ese motivo descubrió en las pitayas y pitahayas una oportunidad de revivir ese legado.

Sustituyen maíz por pitaya o pitahaya

Mi esposo tiene siete años de fallecido, y desde entonces vengo sembrando maíz, pero ya no me ha tocado nada, pues ya mejor ahorita con la pitaya y pitahaya comparte.

Aunque la transición de sus parcelas significó un cambio significativo en su producción, la agricultora originaria de Molcaxac descubrió que también las cactáceas demandan una importante cantidad de agua, sobre todo durante su crecimiento. Fue así como la falta de lluvias se convirtió nuevamente en un problema cíclico para ella.

Después de ese dilema, Eva Castillo aprendió la manera de captar agua de una manera ingeniosa. La idea inicialmente fue desarrollada en la media hectárea de cultivos que posee Manuel Gómez, quien desde hace seis años siembra pitayas y pitahayas en un terreno que perteneció a su padre.

Gómez explica que la ausencia de ríos cercanos, así como las restricciones legales para la perforación de pozos en la zona, representaban un desafío significativo para garantizar el suministro hídrico para sus cultivos de pitaya y pitahaya, además de una preocupación constante por la subsistencia de sus cosechas.

“Hemos aprendido que las pitahayas requieren agua. Entonces, para que nosotros hagamos un cultivo rentable, que realmente nos genere ingresos, hay que tener agua, y aquí es difícil. En primera, no nos dejan perforar, porque ya estamos en una zona vetada, el agua pues está lejos y las pipas son muy caras”, señala.

Logran almacenar agua para usarla en sus cultivos. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Olla de captación, la técnica para tener agua

Así, luego de que en la Escuela de Campo se ofrecieron los conocimientos para diseñar esta herramienta de captación de agua pluvial, el joven se puso manos a la obra para conseguir los recursos necesarios para implementar dicho mecanismo.

Esta técnica, explica el joven agricultor, consiste en la excavación de una fosa, que él denomina “olla de captación”, donde posteriormente se coloca una geomembrana que evita la infiltración del agua a la tierra.

El líquido logra llegar a la tina, que tiene capacidad de hasta 400 mil litros, luego de recorrer el camino natural de la tierra, pues el terreno se encuentra perfectamente ubicado en una zona de escurrimiento desde una montaña. Ahí se encuentra con unas mallas que funcionan como filtros y remueven objetos sólidos que pueden contaminar el agua.

Posteriormente lo que se almacena es extraído mediante una bomba y trasladado hacia un tinaco de menor capacidad. La razón por la cual se lleva a este segundo recipiente es porque así el agricultor puede calcular la cantidad de agua que aplicará en sus cultivos durante un determinado tiempo, para así evitar el desperdicio del recurso.

Para lograrlo fue necesario realizar el acopio de al menos 100 mil pesos, mismos que obtuvo con ayuda de sus familiares.

Dicho mecanismo le permite almacenar agua por hasta 10 meses, pues el líquido es dosificado mediante una planeación estratégica, destaca Gómez, quien comparte que sus conocimientos los obtuvo mediante capacitaciones y el aprendizaje empírico.

“Una lluvia fuerte que cayó en agosto de 2023 nos sirvió, con esa la logramos llenar la olla de captación, y con eso nos ha servido para regar hasta ahorita”, precisa el joven.

Y agrega:

Cuando inicié no sabía nada, todo fue prueba y error (...) igual tomé algunos cursos, y fui aprendiendo. Más que nada aquí voy viendo cómo se comporta la planta y voy experimentando. Cuando hago los riegos observo cuánto tiempo tarda la humedad, qué tanto tarda una planta en crecer, y aquí lo vamos aprendiendo

Maíz y frijol fueron los productos más siniestrados de 2023

Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), en lo que va de 2024 se han sembrado 867.03 hectáreas de cultivos en Molcaxac, de las cuales apenas 5.7 por ciento fueron cosechadas.

En los últimos cinco años, sin embargo, el agave mezcalero desplazó al maíz como principal cultivo en la demarcación, esto explicaría la reconversión del campo ocasionada por el cambio de régimen de temporal y las altas temperaturas argumentadas por los productores.

Además, la información de la Sader evidencia que el maíz y frijol, que demandan altas cantidades de agua para su producción, fueron los alimentos con mayor porcentaje de merma durante la siembra, de 11 y 37 por ciento, respectivamente.

Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Jóvenes sueñan con vivir del campo

El joven explica melancólico que en el pasado sus padres solían cosechar maíz y frijol para el autoconsumo. Las condiciones permitían entonces “darse el gusto de comerse un elotito” además del alimento que se vendía. Hoy en día la disminución de la producción deja menor margen para el aprovechamiento individual, señala.

Gómez remarca que, a pesar de los desafíos que impone la sequía a la Mixteca, decenas de habitantes, especialmente los de menor edad, anhelan convertir la agricultura en su principal fuente de ingresos. No obstante, pocos ven en ella viabilidad por el intenso estiaje reciente. Es por ello que con este mecanismo de captación pretende demostrar que la siembra es posible.

Ante esa situación, motivado por su amor a la tierra y el deseo de contribuir al crecimiento económico de su comunidad, el joven busca que más personas puedan conocer sobre esta herramienta de captación pluvial, pues la considera una solución sostenible para lograr mayor rentabilidad y resiliencia frente a la temporada de estiaje.

Urge educación agrícola

Desde la perspectiva de Carlos Armando Ramírez, compañero de Manuel, la sequía tomó por sorpresa a los productores agrícolas de Molcaxac, lo cual exacerbó las complicaciones para adoptar nuevos modelos de captación de agua de lluvia como el que ellos implementaron.

Muestra de ello es que el año pasado se registró una fuerte granizada en el municipio que acabó con varios cultivos de temporal. Subraya que, de haber tenido los conocimientos necesarios para afrontar ese tipo de problemas, las pérdidas hubieran sido menores.

En ese sentido, resalta que es de suma importancia formar y capacitar de forma continua a los trabajadores agrícolas, con la finalidad de que obtengan el aprendizaje necesario para afrontar los desafíos climáticos actuales, y así garantizar su capacidad de resiliencia.

Preocupación por el futuro

Pese a que este mecanismo demostró ser útil para hacer más eficiente el riego de cultivos, Gómez reconoce que no es la solución absoluta a la escasez de agua en la Mixteca, pues dicha técnica funciona cuando hay agua de lluvia, o bien cuando se paga el servicio de pipas, mismo que puede costar hasta 30 mil pesos para una “olla de captación” como la suya.

Así, el joven agricultor asegura sentirse preocupado por los efectos que el cambio climático y la modificación del régimen de temporal provocará en Molcaxac. Asegura que estas alteraciones globales exacerban la sequía en la región, y ello afecta drásticamente la capacidad de los campesinos para mantener la producción de sus cultivos, que suelen ser su principal fuente de ingreso familiar. En ese sentido, destaca que es urgente diseñar y ejecutar políticas públicas que promuevan la adaptación de la población a estas alteraciones.

Es preocupante, porque si no llueve tendremos que comprar el agua y eso nos elevará mucho los costos. Estamos esperanzados a que nos llueva, pero, si no, tendremos que comprar, no hay otra, hay que seguirle con esto. Nuestra ventaja es que la planta la tenemos ya grande expone.

Plaga, un obstáculo adicional

Ramírez relata que, además de la intensa sequía en la Mixteca, los productores de pitayas y pitahayas enfrentan dificultades adicionales que configuran obstáculos significativos para ellos: las plagas.

La proliferación de bacterias e insectos es un problema que daña el crecimiento de las plantas, lo que disminuye la calidad y, eventualmente, la rentabilidad de este producto.

Frente a dicha situación, Ramírez explica que varios productores de cactáceas han comenzado a buscar soluciones orgánicas para controlar las plagas.

En su caso, valiéndose de conocimientos empíricos, además de talleres de la SDR y otras organizaciones, logró desarrollar su propio insecticida basado en productos obtenidos de forma sustentable, lo que permite, además, preservar las condiciones del suelo y del medio ambiente.

Para finalizar, es importante señalar que Cruz García, ingeniera agrónoma egresada de la Universidad de Chapingo, destaca que el programa Escuelas de Campo se entrelaza con una política pública, también del gobierno estatal, con la que se busca profesionalizar a productores como Gómez, Castillo y Ramírez, para que conformen una cooperativa, y ello les permita constituir su empresa y así promover la sostenibilidad financiera del campo.

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