Entre lágrimas, porras y música fue recibido el Niño Doctor de Tepeaca durante la procesión del Viernes Santo, que congregó a más de 170 mil fieles en la espera de ver a la imagen más pequeña y venerada del contingente.
Desde la mañana del viernes salió de Tepeaca la imagen del Niño Doctor, acompañada por una amplia comisión de fieles y administradores del templo donde se venera la efigie; todos llegaron a las 10:00 horas a la iglesia de La Compañía ubicada en el Centro Histórico, donde ya lo esperaban cientos de devotos.
Fue después de las 11:00 horas que comenzaron a llegar al atrio de Catedral las imágenes que saldrían a las calles del Centro Histórico, primero la Virgen de Dolores, luego el Jesús Nazareno de las Tres Caídas, la Virgen de la Soledad, el Niño Doctor, el Señor de las Maravillas y el Jesús Nazareno de San José.
Desde su arribo a la Catedral, la imagen que más fervor causó fue la del Niño Doctor que ingresó al atrio entre porras, aplausos y la tambora que lo siguió desde su salida del templo de La Compañía; éste llegó con el contingente más amplio de seguidores.
Las imágenes que también atrajeron un amplio número de fieles fueron la de Jesús Nazareno de San José y el Señor de las Maravillas, ya que ambas fueron trasladadas y llevadas durante toda la procesión por la cofradía de los nazarenos, hombres vestidos totalmente de negro y cubiertos de la cabeza.
El recorrido de la cofradía contemplaba el paso sincronizado de los integrantes que golpeaban con sus cetros el piso y a la par mesían las imágenes al ritmo de tambores que marcaban el paso de los nazarenos.
Al salir de Catedral y enfilar el contingente el primero en aparecer en la XXVIII procesión de Viernes Santo fue el Niño Doctor y en la parte de atrás se ubicó el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien iba acompañado de los organizadores del acto religioso.
El interés por el Niño Doctor
La calle 16 de Septiembre entre Reforma y la 3 Poniente lucía llena de personas que vitorearon el paso de la imagen y al llegar a la esquina de Juan de Palafox y Mendoza, el arzobispo se detuvo, teniendo al costado del Niño Doctor bendijo a los enfermos, en su mayoría adultos mayores que ya esperaban en paso de la procesión.
A lo largo de Juan de Palafox y Mendoza y al doblar a la 2 Sur, los cientos de personas que aguardaban por la procesión no dejaban de lanzar confeti y porras para el Niño Doctor, en los balcones de las casas había cantos para esta imagen.
“Que viva nuestro Niñito Doctor”, gritaban los ancianitos y niños sobre la 4 Oriente, algunos sólo lloraban al ver pasar la imagen o rezaban en silencio mientras presenciaban el paso de los santos que resaltaban por encima de las personas que los cargaban.
A lo largo de la procesión, la compañía del Niño Doctor regaló medallas, estampas e imágenes con el rostro del santo a los asistentes; éstos sólo se volcaron en agradecimientos y porras hacia la imagen que no dejó de ser el centro de atención en el encuentro religioso.
Algunos fieles aprovecharon para acercarse al arzobispo Víctor Sánchez y pedirle que bendijera sus imágenes; mientras tanto, durante el recorrido la música no cesó y a lo largo de todas las calles hubo devotos que se acercaron a ver la procesión e incluso a rezar en la segunda reflexión, que se hizo con el rezo de un rosario al costado de la iglesia de la Villita en el Paseo Bravo.
Los misterios se dedicaron al Papa Francisco, se pidió por la paz y también por el respeto y la unidad de la familia.
De regreso a Catedral, sobre calle Reforma, el número de fieles en la banqueta ya era menor, pero la mayoría se concentraron al costado del zócalo y afuera de Catedral, donde nuevamente esperaron la bendición del arzobispo acompañado del Niño Doctor.
Las imágenes y los fieles se instalaron nuevamente en el atrio de Catedral, donde el arzobispo agradeció el apoyo de las parroquias para el traslado de los santos, de los organizadores y de los devotos que caminaron las calles del Centro Histórico para recordar los pasajes de cristo en la Semana Santa.