Después de cumplir con la formalidad de rendir protesta en el Congreso del Estado y de enviar su primer mensaje político ante invitados especiales y la nueva clase "Fifí" de Puebla, el gobernador constitucional, Luis Miguel Barbosa Huerta, celebró el inicio de un nuevo gobierno con el "pueblo bueno", ese que lo acompañó en dos campañas seguidas y que proviene de las comunidades y pueblos originarios.
La gente con la que cerró la maratónica toma de protesta no llegó en camionetas de lujo Suburban o Mercedes Benz, como sí ocurrió en el Poder Legislativo o el interior del Auditorio Metropolitano, sino que arribó en camiones de transporte público destinadas para "facilitar" su llegada a la explanada del mismo auditorio, dónde ya estaba acondicionado el escenario para que los pueblos originarios entregaran el Bastón de Mando a Barbosa Huerta.
Una lona amortiguaba el sol que caía a plomo y fueron entregadas tortas, cemitas y agua embotellada para entretener el hambre después de una jornada de más de seis horas.
Y es que ese “pueblo bueno”, como lo llama el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, llegó desde antes de las 11 de la mañana y a través de una transmisión en vivo escuchó el discurso que el nuevo gobernador emitió desde el Congreso del Estado.
Un par de horas después llegó el mandatario al Auditorio Metropolitano, y aunque el mensaje político lo emitió desde el interior del recinto, la magia de la tecnología hizo que lo pudieran escuchar en la explanada.
Las horas de calor y espera no mermaron los ánimos de los asistentes, quienes viajaron a la capital desde municipios como Tehuacán, Zacapoaxtla, Teziutlán, Tepexi de Rodríguez, Libres, Ciudad Serdán y desde Zinacatepec, lugar que vio nacer a Luis Miguel Barbosa hace 60 años.
Incluso, los asistentes se pararon a entonar el himno nacional y el del estado de Puebla, y no dejaron de vitorear los mensajes que dio Barbosa desde el interior del recinto, principalmente aquellos que iban dirigidos a la población vulnerable y la reintegración de los pueblos originarios.
Todavía esperaron una hora más para que el gobernador pudiera estar con ellos e iniciar el ritual que tenían preparado para ungirlo como su líder moral en el estado.
Cuando por fin llegó, las porras se dejaron escuchar para celebrarlo, principalmente la de un grupo de jóvenes que se identificó como Frente Juvenil Mixteco.
EL RITUAL
Luis Miguel Barbosa llegó al presídium acompañado de su esposa Rosario Orozco; la Secretaria de Gobernación federal, Olga Sánchez Cordero; y el polémico diputado federal, Gerardo Fernández Noroña, quienes fueron recibidos con un collar de flores por parte de los pueblos originarios.
El ritual inició con una danza tradicional del municipio de Coyomeapan, que consistió en bañar de pétalos de rosa e incienso para purificar al mandatario.
Posteriormente fue el turno de un baño de humo de copal, que se realizó en medio de una danza prehispánica con coloridos trajes, llamativos penachos de plumas y castañuelas que marcaban el ritmo de la celebración.
También hubo incienso como parte de un ritual de sanación que significa una nueva aura para el nuevo gobernador.
Una vez concluida esta parte, los pueblos originarios entregaron el Bastón de Mando a Luis Miguel Barbosa como símbolo de autoridad y le pidieron que lo porte en cada visita que haga como gobernador a los pueblos originarios o comunidades indígenas.
Los encargados de realizar esta ceremonia agradecieron que fueran incluidos en este inicio de gobierno, como no se había hecho en administraciones pasadas.
Al final, Luis Miguel Barbosa cerró la larga jornada con un agradecimiento a las comunidades que celebraron con él en una verbena popular y ofreció la reinserción de estos grupos a la vida de Puebla, sin afectar los usos y costumbres que por años han preservado.
Reconoció que, a pesar de obtener el triunfo en la pasada elección, no quedó contento con los resultados electorales y entendió que fue producto del desánimo y desconfianza de la gente con las autoridades, por lo cual se comprometió a trabajar por los sectores más vulnerables del estado.