El mercado de comida típica “El Alto” no sólo es un lugar en donde pueden encontrar antojitos mexicanos y buena música, es un lugar que ha visto compromisos concretarse, ha sido el escenario de despedidas, así como reencuentros, pero también es la fuente de empleo de varios comerciantes que día a día luchan por sacar adelante a sus familiares. Este año el espacio comercial cumple 90 años y estas son algunas de las historias que guarda.
La señora María de la Luz Flores Jiménez lleva trabajando en este lugar 40 años, al preguntarle qué significa El Alto para ella, respondió sin titubear que era su vida, este lugar es su segunda casa y donde se encuentra su negocio que ha ayudado a sacar a su familia adelante. “Llevo trabajando toda mi vida aquí, empezó mi abuelita, mi mamá, una tía y ahora sigo yo con todos mis hermanos. Antes era mercado de verduras y luego lo convertimos en mercado de comida típicas, desde niña me veo en este mercado, jugando, creciendo, es mi vida”, compartió.
Los antojitos mexicanos son su vida y la llena de alegría ver como familias enteras llegan a visitarla por recomendación, porque es el lugar que huele más rico o porque es el que mejor ambiente tiene. Por el amor que le tiene a este lugar, ver como los clientes desaparecieron por la contingencia sanitaria fue un golpe muy duro, sus ventas cayeron considerablemente y ahora regresaron con todas las medidas sanitarias para poder recuperarlos.
El señor Francisco Méndez ha visto de todo en este lugar, desde recién casados que llegan a celebrar después de su boda, pedidas de mano, parejas que celebran su divorcio y turistas que buscan un buen rato. Lleva 33 años siendo parte del negocio “La Roca” y para él ser parte de este lugar, es una herencia, así como un legado que le dejaron sus padres a través de la comida típica de Puebla.
“Estoy aquí desde que inició la venta de comida, era muy chico, un niño, empezamos a vender comida típica. De aquí saco mi sustento diario para mí y para mi familia y más que nada me gusta el trabajo, preparar la comida, hablar con los clientes, todo el ambiente que se genera”, comentó.
Aceptó que como han ido pasando los años el lugar ha decaído, ya no acuden tantas personas como solían aglomerarse y la emergencia de salud derivada del Covid-19, hizo que esta situación se intensificara. Las ventas han bajado considerablemente, pero sigue pensando que este lugar es una visita obligada para cualquier turista que visita la entidad.
Laura Celestino Romero lleva trabajando 13 años en El Alto, ella vende mole de panza, pozole, tostadas, cemitas, chalupas, mole de zancarrón, mixiotes, entre otros productos. Para ella, este lugar es una fuente de trabajo, pero también es el motivo de muchas de sus risas, pues ha visto como grupos grandes de amigos llegan para seguir la fiesta, escucha sus anécdotas y en el desarrollo de la noche la hacen parte del momento. El lugar del que está encargada se llama “La Roca, El Alto Garibaldi” y como tiene vista a la calle, los mariachis pueden tocar mientras los visitantes comen. “Les hago la atenta invitación para que vengan a El Alto, aquí contamos con mariachi, norteño, trío, alimentos y se pueden pasar un rato agradable e inolvidable con toda su familia o amigos”, dijo.
A este lugar también se le conoce como el Garibaldi de Puebla, por ser la casa que alberga a los mariachis poblanos, pero con los años este espacio se ha diversificado y ahora llegan grupos de marimba, norteños, de banda y hasta tríos para ofrecer su música.
Federico Mendoza es un músico del Mariachi “Trompetas de Oro”, lleva 28 años acudiendo a este mercado para ofrecer sus servicios musicales y también cree que la tradición está cayendo, pues con menos frecuencia los jóvenes acuden para solicitar una serenata y ya no los buscan para los festejos del día de la madre o día de muertos, como solía hacerse. Pese a esto, sigue al pie del cañón, todos los días sin falta se pone su chaqueta y pantalón entallado, se instala sus adornos de metal y llega a El Alto para ser vocero de la música regional.
“Agua Espuma y su norteño banda”, es un grupo de jóvenes músicos, pero ya llevan varios años acudiendo a este lugar para dar a conocer su talento; Fany García lleva 12 años asistiendo sin falta y Sonia García 5 años, para ellas, este lugar es parte de su carrera, su trampolín y el lugar en donde pueden encontrarlas para compartir su música.
De igual modo, creen que la tradición de llevar grupos musicales se está perdiendo y la contingencia sanitaria hizo que esta situación empeorara, pero tienen fe de que en próximos meses esto mejorara, o si no buscarán alternativas para poder seguir transmitiendo su trabajo.
Este 2020 el mercado “José María Morelos”, mejor conocido como El Alto celebrará 90 años luego de que el exgobernador, Leónides Almazán, diera paso a su construcción. Fue inaugurado el 16 de septiembre de 1930 y desde su inicio, el objetivo fue reunir la música, comida y tradición en un solo lugar.
El viernes 18 de septiembre se realizará el festejo por el aniversario del mercado, los comerciantes regalarán mole poblano, chalupas y refrescos a un aproximado de 300 personas. Para llevar a cabo esta actividad, todos los vendedores ocuparán gel antibacterial, cubrebocas y solicitarán a todos los visitantes que cumplan con la sana distancia.