Astrid se convirtió en músico hace un par de años cuando decidió cambiar de oficio y hasta cerrar su estética debido al amor por este arte. Ayer, vestida como mariachi y con un violín en la mano, fue una de las muchas personas que acudió a celebrar a Santa Cecilia en su fiesta patronal.
Decenas de músicos se congregaron en templos y lugares donde suelen reunirse, principalmente los mariachis, para celebrar a la patrona de los músicos. Con cuadros y sus instrumentos ingresaron a templos como Nuestra Señora de la Merced y Nuestro Señor de los Trabajos, donde entonaron “Las mañanitas” y otras melodías, como “Cielito lindo” y “Amor eterno”.
Principalmente el género de mariachi fue el que asistió a festejar a Santa Cecilia y dedicarle las diferentes melodías que también llegan a entonar en las serenatas de amor y las fiestas, gustosos por estar con la patrona de los músicos.
Como están acostumbrados, los músicos hicieron de todas las calles por las que caminaron una fiesta, evidenciado su orgullo por hacer lo que les gusta, portando sus elegantes trajes: unos tocando la guitarra, el violín, la trompeta o el trombón; otros más, cantando, elevando sus voces a su patrona y rogándole que nunca los abandone.
Astrid contó que tiene un maestro particular, quien la ha ayudado con las clases de violín, y con el tiempo se ha ido perfeccionando con el uso de este instrumento musical. Aseguró que como mujer ser mariachi no es tan común y tampoco tan fácil; sin embargo, ha decidido romper estereotipos para hacer lo que le gusta.
Decenas de cuadros de Santa Cecilia fueron colocados en el altar mayor del templo ubicado en la 11 Norte y 10 Poniente, donde se reunieron alrededor de 15 conjuntos, quienes dedicaron ocho minutos, cada uno, a entonar sus melodías.
El barrio El Alto, donde comúnmente se celebra a los músicos, lució ayer como un día normal, pues solo colocaron un altar con flores y durante la madrugada entonaron “Las mañanitas”. Ni una misa se ofició en honor al músico, pero los expertos de la trompeta, canto e instrumentos de cuerda sabían que fue su día.
Enfundados, eso sí, en sus trajes blancos, verdes y de otros colores, esperaban ser contratados, pues los fines de semana son las fechas en las que tienen más trabajo y esperarán al domingo para realizar un desfile en honor a Santa Cecilia.