El terremoto del 19 de septiembre no frenará la celebración del Viernes de Dolores a pesar de que el templo donde se venera a la Virgen, ubicado en el Bulevar 5 de Mayo y 10 Oriente, está apuntalado, con la cúpula sensible y desde hace cinco meses está cerrado al público.
En el Vienes de Dolores de este año se busca llevar a cabo la fiesta de forma normal, aunque con sus medidas de seguridad y en la parte trasera del templo para no poner en riesgo a los feligreses.
Víctor Morales, párroco responsable, anunció que pedirán permiso a las autoridades correspondientes para poder llevar a cabo la celebración como cada año, ocho días antes del Viernes Santo, que este 2018 será el 23 de marzo.
Este fue uno de los templos que resultó con afectaciones a causa de sismo de 7.1 grados en la escala de Richter dado que por dentro colapsó, aunque la Virgen de Dolores no resultó dañada y por el momento que se encuentra cubierta con plásticos para protegerla del polvo.
Por dentro, el inmueble religioso está colapsado y varias de las pinturas que reguarda el templo también están cubiertas a fin de protegerlas lo más posible, mientras los feligreses y el sacerdote esperan a la rehabilitación de este espacio que debe ser atendido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Cada año durante el penúltimo viernes de Cuaresma en este templo se lleva a cabo la celebración y en el parque se instalan los vendedores ambulantes, especialmente, con alimentos.
Este año no será la excepción y ya se busca que los comerciantes tengan un lugar para celebrar la verbena popular dentro de la cual se entregan aguas de sabores como parte de la tradición del Viernes de Dolores.
Cabe mencionar que el viernes 2 de marzo, siendo el tercero de Cuaresma, será la solemnidad por la imagen del Señor de las Maravillas que también tendrá su fiesta aunque con ciertas restricciones, dado los daños que sufrió el edificio por lo que al menos la mitad está apuntalado.