El precio de los chiles en nogada varía hasta un 192 por cientoen el estado. Probar el tradicional platillo en un prestigiosorestaurante en vez de en la feria de un municipio poblano implicadesembolsar en algunos casos hasta 230 pesos más.
La experiencia de saborear un chile en nogada en la Casa de losMuñecos (2 Norte, número 2) cuesta 350 pesos. Casi por el mismoprecio -360 pesos-, se sirvieron tres chiles en la feria de Calpan,donde las autoridades municipales prometieron, aunque no siempre secumplió, un precio de 120 pesos por cada platillo.
El propio municipio de Calpan, San Pedro Cholula y San Nicolásde los Ranchos mantienen viva la tradición de cocinar en loshogares la receta de chile poblano, nuez de castilla, durazno ymanzana panochera.
Esta elaboración casera permite además ajustar los costos. Enla junta auxiliar de San Pedro Yancuitlalpan, perteneciente a SanNicolás de los Ranchos, el precio de un chile en nogada oscilaentre 130 y 150 pesos, la mitad del dinero solicitado por el mismoplatillo en La Silla, establecimiento situado en la avenidaJuárez, número 1725.
Alrededor de 300 pesos, peso arriba o peso abajo, es el valormás habitual del chile en nogada en los locales de renombre. CasaReyna (en Privada 2 Oriente 1007) y el negocio atlixquense LasCalandrias (Libramiento Puebla-Matamoros kilómetro 5) coincidieronen establecer un precio de 295 pesos.
El Mural de los Poblanos tasa en 310 pesos el valor de esteplatillo, elaborado con ingredientes auténticamente locales. En laferia de San Pedro Cholula, donde los expositores tambiénpresumían de comprar materia prima autóctona, el chile en nogadaalcanzó un precio máximo de 200 pesos.
Más barato, por sólo 260 pesos, resulta la experienciaculinaria en El Burladero. Con más de 30 años de experiencia, supropietario, Onésimo Sánchez, se enorgullece en ofrecer un chileen nogada cocinado con los mejores ingredientes.
La variación de precios obedece, argumentó el presidenteestatal de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes yAlimentos Condimentados (Canirac), Ignacio Alarcón RodríguezPacheco, al valor añadido brindado por los establecimientosformales. “Pagan infraestructura, servicio, incluso Infonavit alos empleados”, enumeró. “No es lo mismo la experiencia en unrestaurante que en una feria”.