Hace al menos una década existió una tienda de conveniencia Oxxo en Chipilo de Francisco Javier Mina. Estaba ubicada en la Avenida 16 de Septiembre, frente a la Parroquia de la Inmaculada Concepción, pero un par de años más tarde se retiró de la comunidad. Los pobladores saben que esta marca quiere regresar para instalarse de nuevo, ya sea en ese mismo sitio o en un nuevo.
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Un grupo organizado de comerciantes locales se opone al regreso de esta franquicia por el daño que representa para sus negocios. “Oxxo destruye la economía de pequeñas tiendas familiares”, se lee en las lonas que cuelgan en diversos muros y viviendas de este territorio, ubicado en San Gregorio Atzompa, un municipio del sur de la zona metropolitana que se distingue por la elaboración de productos lácteos y su población originaria de Italia.
Así, Chipilo se caracteriza no solo por su gente y su trabajo, sino también porque gracias a la unión ciudadana logró frenar la instalación de esta cadena comercial que está presente en casi todo el estado y el país.
El Sol de Puebla realizó un recorrido por esta comunidad de San Gregorio Atzompa, donde constató que, en lugar de esta franquicia, fue colocada una nueva tienda de conveniencia llamada Súper Zaz, un comercio local atendido por habitantes originarios.
Pese a que el principal argumento de la salida de esta franquicia, y el rechazo total de su regreso, está relacionado con el daño que ocasionó al comercio local, existe un resentimiento colectivo por parte de la comunidad hacia esta tienda que va más allá de lo económico.
Oxxo generó la inseguridad, afirman
La llegada del Oxxo, que estaba situado en el centro de esta junta auxiliar, disparó la inseguridad en la comunidad, que se distinguía, hasta ese entonces, por ser tranquila. Al ser un pueblo pequeño, con una población que no supera los cuatro mil 500 habitantes, era sencillo mantener el orden, narra Sandra Mazzocco, quien dirige el Súper Zaz que suplió esta tienda en el centro.
El problema es que vendían alcohol a todas horas, aquí se volvió un centro de borrachos, de gente que se la pasaba comprando y bebiendo en la calle, y eso le hizo ruido a la comunidad señala
Pese a que algunos habitantes estaban a favor de la instalación de esta tienda, la mayoría se opuso por la venta ‘desmedida’ de bebidas alcohólicas, afirma.
Por esta razón, en las tiendas Súper Zaz que se ubican en este territorio está colocada una lona con la frase: “¡Solo pasa y ya! Prohibido ingerir bebidas alcohólicas dentro y fuera del establecimiento”.
“Se armó un alboroto y ahora no, ya no queremos que vuelva”, insiste.
El resentimiento colectivo contra Oxxo
Otra razón por la que esta tienda tuvo que irse de la comunidad fue porque un hombre falleció en ella. El constante consumo de alcohol en el sitio incrementó la violencia y derivó en una riña, la cual dejó como resultado el fallecimiento de un trabajador, aseguran María Maceda y María Gloria, habitantes de esta demarcación.
Inició con un pequeño pleito que subió poco a poco su intensidad, hasta que uno de los involucrados empujó al trabajador y este cayó de espaldas sobre uno de los escalones de la entrada de la tienda, golpeándose la cabeza, comparte Gregorio, comerciante de esta zona.
Este hecho indignó tanto a la comunidad que inmediatamente exigieron la salida de esta franquicia, convirtiendo la muerte de aquel muchacho en un resentimiento colectivo, afirma Daniel, otro comerciante de Chipilo.
Algunos habitantes estaban satisfechos con la llegada de esta tienda, incluso hay quienes sí están de acuerdo con su regreso, ya que la comunidad solo tiene un banco, que resulta insuficiente para atender la demanda de la población para retirar y enviar dinero, situación que podían resolver con el establecimiento de la cadena Oxxo. Sin embargo, hay exigencias que están por encima de esta demanda, convirtiendo su regreso en una situación imposible, coinciden.