Está inconcluso el muro solicitado por el Consejo General de la Central de Abasto, para prevenir la instalación de personas en situación de calle o ambulantes en el bajo puente del distribuidor vial ubicado en la zona. Los peatones tienen dificultades para atravesar el sitio porque hay montones de tierra.
En la parte más baja del distribuidor vial hay unas varillas que, aparentemente construirán la pequeña pared como parte de las obras complementarias del sitio. Sin embargo, no hay rastro de los trabajadores, desde hace días, según un “viene viene” instalado en la zona.
➡️ Únete al canal de El Sol de Puebla en WhatsApp para no perderte la información más importante
Hasta el momento ni el Gobierno de Puebla ni el ayuntamiento capitalino se han pronunciado al respecto, pese a ser consultados por este medio.
Por medio de un desplegado publicado en El Sol de Puebla, el Consejo General de la Central de Abasto recordó que, desde el proceso de socialización de la obra, hizo notar que quedaría una franja de en el bajo puente del paso elevado. Susceptible de apropiación por parte de grupos y organizaciones de comerciantes ambulantes e indigentes.
Aunque lo anterior no ha ocurrido, tienen la preocupación de que dicha situación se convierta en una realidad. Por ello, solicitaron al Gobierno de Puebla la intervención para que el muro sea concretado de forma preventiva, con la finalidad de evitar conflictos sociales futuros.
Según el documento, la autoridad estatal se comprometió a edificar un muro que impida la posible instalación de cualquiera de los mencionados. Pese a ello, existe una dilación al borde del incumplimiento que alarma a los comerciantes, porque es incierto predecir qué ocurrirá con ese espacio, si las autoridades no realizan acciones preventivas.
La obra recién inaugurada agiliza el flujo de 30 mil automovilistas que circulan diariamente por la carretera federal Puebla-Belén, Tlaxcala, pero pone en riesgo la vida de los que no cuentan con un vehículo para trasladarse.
Cuando las personas intentan atravesar por debajo del distribuidor ubicado al norte de la ciudad se llevan varias sorpresas. La primera es el desnivel del piso, porque está centímetros abajo de los carriles por dónde cruzan los vehículos automotores, aunque la obra está firme.
La gente que circula regularmente por el bajo puente se ha adaptado a la tierra. Inclusive, tienen identificadas aquellas piedras que utilizan para agarrar impulso e incorporase a la vialidad que conecta con la ciudad de Puebla o San Pablo del Monte, Tlaxcala.
Por el contrario, las personas que no acostumbran a circular por la zona, pueden trastrabillar al caminar o incluso caerse.
La segunda dificultad y la más grande son los montones de tierra tirados en los costados de la parte baja del distribuidor vial. Imposibilitan que las personas caminen por el lugar. Recurren a darle la vuelta a la obra, o buscar la forma de atravesarlo. Eso sí, la mayoría terminan empolvados.
El distribuidor vial costó 369.5 millones de pesos y cuenta con tres carriles en cada sentido, acceso de entrada a la zona comercial y vialidades laterales con dos carriles por sentido con acotamiento interno y externo.