De cada cien personas, son entre cinco y doce de ellas quienes pueden tener el trastorno del espectro autista (TEA), aseguró en entrevista, Alejandra Montero Gómez, psicóloga y madre de un hijo con autismo. Durante abril, mes de la concientización sobre esa condición, la especialista invita a madres y padres de familia a ser cautelosos sobre los indicios que podrían indicar si se tiene un hijo con TEA o no.
Se trata de un padecimiento neurológico con características muy diversas y complejas. El mismo no puede ser diagnosticado con pruebas de laboratorio y requiere siempre de acompañamiento especializado.
Para ella, más allá de sus deseos profesionales de incursionar en la investigación sobre el tema, su motivación principal para entrar de lleno en la materia fue su familia. Tanto su esposo como su hijo tienen TEA diagnosticado.
No obstante, a su pareja se lo detectaron hasta los 40 años de edad. Al respecto, señala que el tema ha tenido un impulso nunca antes visto, tanto en el ámbito académico y experimental, tanto como en el conocimiento social del padecimiento. Asegura que es muy común conocer casos de menores con autismo, cuyos padres descubren tener comportamientos o características muy similares a los de sus hijos, por lo que generalmente adquieren un diagnóstico tardío.
En el caso de su hijo, la especialista relató a EL SOL DE PUEBLA que ser mamá de un niño con esa condición no es sencillo, especialmente por la falta de información y estigmatización que gira en torno a los niños que actúan de forma distinta a los demás, o bien, que tienen comportamientos ubicados fuera de la norma social. No obstante, gracias a un arduo esfuerzo familiar, finalmente pudo acompañar a su hijo a abrazar su autismo y a entenderlo a vivir con él, mencionó.
¿CÓMO DETECTAR A UN NIÑO CON AUTISMO?
A decir de Ana Cordero, psicóloga con especialidad en terapia de lenguaje, se le conoce como “espectro” debido a que las personas que viven con ese padecimiento, suelen desarrollar sintomatología similar, pero adaptada a contextos muy diferentes. Por esa razón es muy difícil conocer las razones y características del trastorno. Sin embargo, señala que de forma general, quienes viven con ese padecimiento suelen tener problemas de comunicación, principalmente.
Con base a su experiencia profesional e individual, Montero Gómez expuso que los siguientes comportamientos suelen ser encontrados en niños con esa condición:
Suelen tener movimientos muy repetitivos,
Demuestran resistencia a los cambios,
Tienen hipersensibilidad, sobre todo con sonidos muy particulares, y en el caso de recién nacidos, suelen no responder a su nombre aún después de los 12 meses de edad.
Sin embargo, puntualizó que todos los casos están llenos de particularidades muy específicas. Dadas las circunstancias, lo ideal sería acudir con un especialista en psicología o psiquiatría. Hizo hincapié en que los diagnósticos que se detectan a temprana edad, suelen resultar en mejores tratamientos que pueden evitar daños posteriores en el desarrollo personal e incluso académico de los menores.
Agregó que si bien, poco se sabe sobre el tema, los estudios actuales indican que se trata de una condición genética e incapaz de ser adquirida con el tiempo, es decir, las personas que viven con TEA nacieron con ella y no la desarrollaron poco antes de recibir un diagnóstico.
Finalmente, compartió que los pacientes con autismo suelen tener mejores resultados cuando las terapias y tratamientos son acompañados de la familia, pues el proceso de aprendizaje se nutre cuando hay participación e interés de padres y madres con hijos con TEA.