Con cuadros de la última cena, de las vírgenes de Guadalupe y Juquila, así como de sus familiares difuntos, trata de cubrir las huellas del terremoto del 19 de septiembre. A Victoria Matlala Sánchez, de 80 años de edad, aun le impactan las grietas que parten las paredes de su humilde casa, ubicada en la colonia La Candelaria, perteneciente a Pilcaya, que es la junta auxiliar poblana más cercana a Axochiapan, Morelos, donde fue el epicentro del sismo.
La señora Matlala vive con su hija y seis nietos. Padece asma y no tiene los recursos suficientes para comprar su medicamento para tratársela.
Con tristeza cuenta y muestra las grietas que le causó a su casa el temblor de las 13:14 horas de ese día, no obstante, sigue habitando este inmueble ubicado en la calle Zopilote, pues reconoce que no tiene otra opción.
“No hay a dónde, ¿dónde nos vamos a meter? Aunque nos da miedo ahí nos quedamos, no tenemos otro lado”, dice.
Cuenta que apenas hace tres semanas las autoridades llegaron a su domicilio a construir la base o placa de cemento en donde le construirán su nueva vivienda. Pese a que ya pasó prácticamente un año del sismo y hasta apenas está siendo atendida, agradece a Dios que la estén apoyando para tener un inmueble seguro.
“Gracias a Dios y a las personas que les movió el corazón para echarnos la mano”, comenta la señora Matlala, a quien visiblemente le cuesta hablar por la falta de aire que le causa su enfermedad.
Aclara que no todo el año que ha transcurrido desde el temblor ha vivido en su inmueble dañado. Dice que levantó una morada improvisada con un techo de lona en donde ahorita está los cimientos de su próxima casa, no obstante, tuvo que retirarla para que iniciaran los trabajos de construcción.
“Tenía ahí mi casita de lona pero como nos avisaron de eso tuvimos que quitarla, lo tumbamos y mi casita pues la tiramos, la de lona, no hay más. Aunque sea con miedo estamos ahí. Estamos tristes por mi casita, tenemos miedo de que nos vaya a tapar un día”, externa.
La señora Matlala Sánchez es apoyada económicamente por sus hijos, quienes trabajan en el campo y cortando leña. La sopa, arroz, lentejas y frijoles que a diarios comen son parte del apoyo que hace un año recibió de la sociedad y de los gobiernos.