“Mi esposo estuvo al pie del cañón”, dice Carolina Álvarez con un brillo muy especial en sus ojos al saber que su pareja estuvo con ella en uno de los momentos más difíciles de su vida. Enfrentar el cáncer de mama de la mano de sus hijos y de su incondicional amor, fue lo que le dio la fuerza para no darse por vencida.
Y es que la mayoría de las mujeres que sufren la extracción quirúrgica de una o ambas mamas a causa del cáncer, no solo tienen que enfrentar el dolor físico y emocional que este proceso les provoca, sino también suelen enfrentar un dolor sentimental, pues muchas de ellas deben aceptar el alejamiento de sus parejas en uno de los momentos más difíciles de su vida.
Afortunadamente Carolina, de 44 años de edad, tuvo y tiene a su lado el amor de su esposo Jorge Gonzáles, con quien fortaleció aún más su matrimonio.
Nosotros teníamos muchos conflictos antes de que el cáncer apareciera. Cuando esto pasó, la enfermedad nos unió más. Él me dio todo su apoyo desde el primer momento, incluso, renunció a su trabajo para poderme cuidar. Siempre estuvo al pie del cañón. Él me preparaba mis alimentos, me cuidaba, a veces él se ponía muy mal, pero yo le decía que tenía que estar fuerte por nuestros hijos comparte.
Aunque Carolina trataba de ser fuerte, sabía que luchar contra la enfermedad era una dura batalla en la que podía no salir triunfante. Uno de los momentos más difíciles, fue cuando le pidió a su esposo que tuvieran listos los servicios funerarios.
“Hablé con mi esposo y le dije que checáramos los detalles de una funeraria, él me dijo que no, que todo iba a pasar y que estaría bien. Aun así, yo insistí, le dije que quería que estuviera preparado para cualquier cosa y decidimos tener cubierto esa parte”, recuerda.
Sin embargo, el amor por su familia, le hizo tomar más fuerza para salir adelante, y continuar con seis meses de quimioterapias y 25 radiaciones, tratamiento que duró aproximadamente año y medio.
Yo pensé: mi esposo en cualquier momento puede conseguir otra pareja, pero mis hijos, no van a conseguir otra mamá, por eso es que ya no me permití pensar en situaciones negativas, sabía que tenía que salir adelante por mi familia comparte Carolina.
En su caso, comenta, le detectaron dos tipos de cáncer, y aunque al principio solo extraerían una parte, al final tuvieron que retirar toda la mama. Asegura, que perder el pecho no le causó tanto desaliento como el verse al espejo sin cabello, sin cejas y sin pestañas.
Yo siento que te afecta más cuando te vez pelona, sin cejas, sin pestañas. En ese momento vi un lienzo en blanco, pero en el cual yo decidí maquillar ahí una cara hermosa
Hoy, Carolina, se siente agradecida con Dios, con su familia y con los médicos del IMSS Puebla, de quienes dice, le ayudaron a ser una sobreviviente más del cáncer de mama y, aunque fue una dura etapa, más que nunca valora cada instante de su vida junto a su incondicional amor.