Entre 2019 y 2020 la Comisión Nacional del Agua (Conagua) condujo trabajos de rehabilitación de la presa derivadora Zocoteaca, en Oaxaca, que recibe las aguas provenientes del Río Mixteco, mismo que atraviesa por el sur de Puebla y del cual se benefician productores pecuarios poblanos, sin siquiera haber conducido un estudio de impacto ambiental previo a las obras.
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De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una presa derivadora “es una obra de captación de aguas superficiales y consiste en una construcción permanente en forma de dique vertedor que es interpuesto al ancho del cauce de un río o arroyo y poderlas extraer por gravedad”.
En otras palabras, este tipo de infraestructura tiene la finalidad de evitar el desfogue de los raudales mediante la construcción de vasos que distribuyen el líquido sobrante. Idealmente, estos proyectos no deben afectar el flujo natural de agua.
Según Francisco Javier Sánchez Ruiz, doctor en Ingeniería Química por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y académico de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), existen varias lagunas legales que permiten a Conagua exentar la elaboración de un manifiesto de impacto ambiental (MIA) para este tipo de proyectos, pero advirtió que la dependencia no puede ignorar la presentación de un plan de remediación y cuidado ecológico, sobre todo por las implicaciones ecosistémicas regionales.
Por su parte, Rodolfo Díaz Reyes, ingeniero en Agronomía por el Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca, sostuvo que todas las obras hidráulicas del país deben aprobarse con un estudio de impacto ambiental de por medio, a excepción de que, en efecto, no se causen daños ecológicos. Sin embargo, mencionó que las características de esta obra son cuestionables.
En una solicitud de información hecha a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), se cuestionó a la dependencia federal sobre si el proyecto de mantenimiento realizado al embalse se basó o no en algún estudio de impacto ambiental, toda vez que pobladores de la Mixteca poblana denunciaron que la presa limitó el flujo de agua durante la temporada de estiaje, ocasionando varias afectaciones ecológicas y económicas a la región.
Ante ello, la Conagua explicó que fue entre 2019 y 2020 cuando se llevó a cabo un proyecto de recuperación de la presa derivadora Zocoteaca, situada en el municipio de Santiago Tamazola, Oaxaca.
Lo anterior con la finalidad de restaurar su funcionamiento, luego de que la infraestructura se dañó durante el paso de la tormenta tropical Narda por esta zona del país. Los trabajos se realizaron con dinero proveniente de la Aseguradora de Infraestructura Hidráulica Federal.
No obstante, la dependencia federal reconoció que el proyecto se concretó sin tener un estudio de impacto ambiental previo. Dicha acción fue autorizada por la propia Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), argumentó la Conagua en el documento con folio 330009424001462.
Cabe recordar que fue a mediados de marzo pasado cuando el Río Mixteco detuvo su flujo hacia el estado de Puebla, ocasionando que el cuerpo hídrico se secara por completo. Esta situación afectó las actividades pecuarias de la región, pero también a los ecosistemas.
Según pobladores de los municipios de Piaxtla, Acatlán de Osorio, Tecomatlán y Axutla, la falta de agua en el afluente se dio a partir de que la presa derivadora de Zocoteaca provocó que una importante cantidad de agua no continuara su cauce hacia Puebla.
El caso fue atendido por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien en su conferencia de prensa del pasado 7 de mayo solicitó al titular de la Conagua, Germán Martínez, atender la problemática y verificar si dicho embalse afectó el cauce del Río Mixteco.
Pese a que esta casa editorial solicitó en repetidas ocasiones información al área de Comunicación Social de la dependencia federal, no se otorgó en ningún momento. No obstante, a partir del 8 de mayo, un día después de la intervención del mandatario nacional, habitantes de la Mixteca poblana reportaron que el afluente volvió a tener agua. Sin embargo, en la comunidad prevalece la duda sobre la influencia que tuvo la presa ante dicha situación.
Dudas sobre respuesta de la autoridad
En entrevista con El Sol de Puebla, Díaz Reyes advirtió que la respuesta dada por la Conagua al requerimiento de información es cuestionable, pues la dependencia argumentó que la rehabilitación de la presa derivadora de Zocoteaca se hizo luego de que la misma sufrió daños durante un desastre natural.
En la mayoría de los casos, sostuvo el especialista, los trabajos de restauración posteriores a un evento de esa naturaleza conllevan acciones como el retiro y manejo de escombros, así como el desazolve del cauce, entre otras. Por lo tanto, enfatizó que este tipo de obras requieren forzosamente la autorización de una manifestación de impacto ambiental.
Dicho de otra manera, si bien la ley permite a las personas físicas y morales exentar la presentación de este tipo de estudios ambientales, esto sólo es posible cuando, en efecto, no existe el mínimo riesgo de daño ecológico.
Para Díaz Reyes es muy posible que la rehabilitación de la presa derivadora, que resultó afectada por una tormenta en 2019, haya generado algún tipo de desecho que eventualmente fue llevado a otro sitio, generando así la necesidad de elaborar un MIA.
“Toda obra hidráulica, sea rehabilitada o sea una obra nueva, debe contar con los estudios o manifestaciones de impacto ambiental, porque son obras que están en cauces federales (...) Cuando pasó la tormenta tropical Earl en la Sierra Norte y ocasionó daños fuertes se tuvieron que hacer las manifestaciones de impacto ambiental, porque se arrimaron árboles que estaban en el cauce y que, por falta de mantenimiento, no se había hecho precisamente la limpieza de los cauces y, para ello, se requería MIA”, consideró.
Lagunas legales
A decir de Sánchez Ruiz, en México existen diversas lagunas legales que impiden que proyectos hídricos como el de la presa derivadora de Zocoteaca cumplan con los lineamientos de caudales ecológicos.
Desde su perspectiva, dicha dependencia federal no está exenta de ejecutar proyectos que salvaguarden los ecosistemas locales. Esto incluye aquellos donde la derivación del agua pueda agudizar la sequedad de un raudal, y ello ocasione afectaciones a los ecosistemas.
“Para este tipo de casos deberían cumplirse todos los estudios de impacto ambiental, porque teniendo uno sabemos cómo vas a proteger el caudal de estos ríos sin llegar a una pérdida total. Las proyecciones que se hacen en función de estas condiciones climáticas, y de estas derivaciones que se han hecho a esta presa, señalan que el Río Mixteco se perderá aproximadamente en dos años”, expuso el académico de UPAEP.
Advirtió, además, que la falta de una estrategia armonizada con la Norma Mexicana NMX-AA-159-SCFI-2012, que establece que las obras hidráulicas deben afinarse con un plan de caudales ecológicos, agudizará la degradación de la flora y fauna dependiente del flujo de agua del Río Mixteco.
Sin protección de caudal ecológico
Respecto a este último punto, la la Conagua fue cuestionada acerca sobre los lineamientos de caudal ecológico estipulados para la presa derivadora Zocoteaca. Esto se refiere a los límites de concesión que debe tener un cuerpo hídrico para evitar que su sobreexplotación afecte los ecosistemas que sobreviven gracias al raudal.
En otras palabras, se consultó sobre las medidas que posee para evitar que la flora y fauna situada en las riberas del Río Mixteco y alrededores se vieran afectadas por la falta de agua en el mismo.
Dicho cuestionamiento se basó en el análisis vertido por Víctor Orlando Magaña Rueda, doctor en Ciencias Atmosféricas por la Universidad de California y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien advirtió que el régimen de caudales ecológicos es escaso en el país.
No obstante, la Conagua señaló que, debido a que la presa se construyó desde 1991, hasta el momento no se ha establecido un mecanismo de protección de ecosistemas en ese sentido.
Por otra parte, se consultó a la dependencia sobre los lineamientos que se tienen en cuenta para garantizar buen uso del agua retenida en la presa. No obstante, la respuesta fue que el organismo carece de un reglamento para el uso del embalse, pues su aprovechamiento recae enteramente en los concesionarios de las unidades de riego en Oaxaca.
Derivado de lo anterior, también se pidió conocer el número de expedientes iniciados a partir del supuesto mal uso de la represa, sin embargo, la respuesta del organismo federal fue que, al menos desde 2019, ningún procedimiento administrativo ha sido iniciado por dichos actos.
Por otra parte, la Conagua señaló que no existe obligación expresa de garantizar el suministro hídrico a las comunidades de Puebla, toda vez que ninguna persona física o moral del estado ha solicitado la concesión del servicio en dicha región. Por este motivo, reconoció que no hay “plan o previsión para dotar de agua” a dichas demarcaciones poblanas.
En ese sentido, la dependencia federal también explicó que son los ayuntamientos quienes tienen la obligación constitucional de brindar los servicios de agua a sus habitantes, y no precisamente la Conagua.
Al respecto, Díaz Reyes hizo referencia a la negativa que argumentó la Conagua en la solicitud de información, donde señaló que el líquido de la presa derivadora de Zocoteaca no está concesionado actualmente, argumentando que la función del embalse no es acumular el recurso.
Según el especialista, la dependencia federal “se salió por la tangente” al señalar que no cuenta con un listado de concesionarios, pues precisó que una presa de este tipo no puede funcionar sin tener al menos un usuario, pues de lo contrario su uso sería injustificado.
En ese tenor, el ingeniero agrónomo detalló que el organismo debe transparentar el uso que se le da al agua que se obtiene mediante el embalse, pues, de lo contrario, todo el líquido tendría que continuar sin restricción alguna su cauce natural, que atraviesa la Mixteca poblana.
Análogamente, el especialista apuntó que la respuesta otorgada por la Conagua, respecto a que “no se cuenta con un reglamento de operación de la presa”, no se ajusta a la realidad, pues señaló que la legislación nacional es clara al señalar que, a medida que un río disminuye su caudal, la autoridad debe distribuir de manera proporcional el agua de los embalses, entre otras acciones.
De lo contrario, si en la presa derivadora de Zocoteaca no existe una disminución en la distribución del líquido es muy posible que el agua llegue en menor medida a las comunidades de Puebla, inclusive río abajo, enfatizó el experto.
Finalmente, Sánchez Ruiz criticó que la Conagua debe reformar sus lineamientos internos, para que sus capacidades no se limiten a la administración de los recursos hídricos o bien al monitoreo de los mismos, pues consideró que muchas de las obras hidráulicas del país, como la presa derivadora de Zocoteaca, se hacen sin contar con una manifestación de impacto ambiental, lo que eventualmente ocasiona daños ecológicos irreversibles.