Seguir un legado no es nada fácil, se necesita pasión por lo que haces y mucha perseverancia. Es así como se ha mantenido por 60 años en el mercado los moles Santa Mónica, quienes en su inicio empezaron distribuyendo el producto en bicicleta por las calles poblanas y hoy en día llegan a otros estados del país.
En entrevista con este medio, Genoveva Ruiz, la directora general de los moles compartió que todo comenzó con sus padres, Ana María Cruz Pérez, mujer emprendedora y valiente, así como el señor Miguel Ruiz, un hombre perseverante con gran visión.
Para ella, sus padres eran innovadores pues empezaron hace 60 años elaborando el mole en su casa y vendiéndolo en una tienda de la misma familia, pero actualmente les dan trabajo a 19 familias poblanas.
“Con gran esfuerzo su matrimonio tuvo el gran logro de vender el mole en Comercial Mexicana que era una tienda icono de aquella época. De verdad puedo decir que es una empresa con fundamento en el amor y en el servicio. Fue así que creció posicionando la marca e innovando su servicio de venta a granel”, compartió.
Desde su óptica, el distintivo fue el mole a granel, pues en esa época nadie más lo vendía de esta manera y puntualmente ellos lo hacen en unas cubetas de color amarillo. En suma, fue la única empresa que se formó desde una pareja, cuando normalmente en esa época los hombres no dejaban trabajar a una mujer o el hombre era el único al que se le podía llamar empresario.
“Mi papá trabajó mucho porque tuvo muchos hijos, tuvo una herrería, hizo quesos, tuvo muchos negocios porque no sabía cuál le iba a funcionar y a mi mamá siempre le gustó el comercio, ella cocía, arreglaba medias, después se fue de ambulante, pero un día empezaron con el mole, repartiéndolo en las tiendas de la zona en bici y el líder de los ambulantes les sugirió darles un espacio en el mercado 5 de mayo que en ese entonces no se había acabado de construir. Ahí todo creció”, comentó la hija.
Poco a poco empezaron a consolidarse como negocio y como fue pasando el tiempo, también se registraron como una empresa formal. El señor Miguel fue de los primeros poblanos que empezó a contratar jóvenes de 18 años que no tenían dinero para seguir sus estudios y lo hizo con el único objetivo de que ellos ayudaran a sus familias.
El Sol de Puebla tuvo la oportunidad de ir a la empresa, la cual está ubicada en la colonia Agrícola Resurgimiento y se pudo platicar con algunos de los trabajadores, los que llevan en este espacio desde que son adolescentes y los que consideran que los moles Santa Mónica son la base de su vida.
Rubén Ramón tiene 60 años y su madre fue la que empezó a trabajar en los moles. Cuando salía de la escuela iba a dejarle de comer y el señor Miguel fue el que le dijo que si quería quedarse a trabajar, accedió y este 2022 cumplió 48 años en este empleo.
“En ese tiempo le quitaba el rabo al chile y de ahí fui subiendo de puesto. Cuando mi mamá se enfermó yo tomé su puesto y el mole me ha ayudado a darles educación a mis hijos, tengo dos, compré un terreno, hice mi casa y tengo mi cochecito. Estoy muy agradecido”, expuso.
También se encuentra José Luis Flores, quien llegó a los moles Santa Mónica hace 32 años y tuvo acercamiento en este lugar porque tenía mucha necesidad de trabajo y debido a que recién había cumplido 18 años no lo querían contratar en ningún lado, pero en los moles le dijeron que sólo necesitaba ganas de querer salir adelante.
“Me capacitaron, me dieron un espacio y aquí me quedé. Comencé desde abajo como barrendero, obrero, operador y hoy soy gerente de producción. Lo que más me gusta de mi trabajo es aprender, todos los días se aprende algo nuevo y aquí nos dieron apertura para desarrollar nuevos productos”, agregó.
Entre Rubén y José Luis han hecho una excelente mancuerna y en últimos años ya no sólo hacen moles, sino que han creado salsas botaneras, otros tipos de chiles, pipianes, dejando en claro que esta empresa sigue buscando nuevos mercados.
Y así como estas historias hay muchas como la de Emigdia Mendoza “Emi” quien comenzó en la empresa hace 33 años haciendo la limpieza, pero actualmente es jefa de caja. Ella hace unos años tuvo cáncer y agradece a Moles Santa Mónica que hoy siga viva, pues medicamente la apoyaron para que no tuviera más gastos y le dieron todos los permisos necesarios para que saliera adelante.
Moles Santa Mónica no sólo se comercializa en Puebla, sino que hoy en día se vende en varias partes del país, por lo que todas las personas que trabajan en este lugar se sienten orgullosas, pues creen que ya se concretó el sueño que siempre tuvo Don Miguel con su esposa Ana María.