Luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que la emergencia sanitaria por Covid-19 finalizó a nivel internacional, la catedrática y titular del departamento de Virología de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Rocío Baños Lara, recordó que el virus que provoca dicha enfermedad, el SARS-CoV-2, no ha desaparecido, por lo que sus consecuencias, aunque en menor medida, siguen vigentes.
En rueda de prensa, la investigadora poblana, quien ostenta un doctorado en Ciencias Bioquímicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), alertó este viernes que la reciente declaratoria de la OMS, que fue emitida el pasado 5 de mayo, no debe confundirse con la permanencia del virus en el ambiente.
Señaló que, aunque la aplicación de las vacunas contra esta enfermedad, así como el mejoramiento de los servicios de salud públicos y privados, han disminuido las posibilidades de padecer cuadros graves de Coronavirus, todavía existen ciertos efectos desconocidos de la enfermedad a largo plazo.
Baños Lara mencionó que las personas inmunosupresoras, y quienes padecen patologías crónicas, deben extremar cuidados, como el uso de cubrebocas, pues su condición eleva las posibilidades de afrontar cuadros respiratorios complicados, e incluso la muerte.
El resto de la población, sin embargo, no debe dejar de lado que acciones como el lavado constante de manos, cuidar los hábitos alimenticios o de actividad física, o mantener vigentes las indicaciones sobre evitar tocarse la cara, por ejemplo, aumentarán la protección frente a la Covid-19.
Enfatizó en que hay estudios globales que demuestran que aquellas personas que padecieron dicha enfermedad en tres o más ocasiones, son más propensas a tener patologías cardíacas. Aunado a ello, se desconoce cuáles serán las consecuencias para quienes viven con síndrome de Covid largo, que consiste en la prolongación de síntomas, como es la pérdida del gusto o el olfato, por tiempo indefinido.
De esta manera, la especialista de la UPAEP recomendó a la población no dejar de practicar la prevención de Covid-19, esto mediante acciones como priorizar los espacios ventilados, taparse la boca con un pañuelo o el ángulo del brazo al estornudar, tener los esquemas de vacunación actualizados y, de ser necesario, utilizar cubrebocas.
También expuso que, conforme se reduce la incidencia de casos y muertes por esta enfermedad, la ciudadanía poco a poco deja de realizarse pruebas de laboratorio. Aunque en muchas de las ocasiones quienes se contagian ahora viven cuadros menos graves, esta escasa vigilancia epidemiológica puede representar un descuido ante la creación de nuevas variantes, cuyas condiciones pueden variar a las de las tipologías pasadas.
La doctora en Ciencias Bioquímicas hizo hincapié en que, pese a que no se sabe si habrá o no una nueva jornada de vacunación masiva contra SARS-CoV-2, es muy probable que en los próximos meses o años la población deba ser inoculada nuevamente.
De hecho, mencionó que la comunidad científica internacional prevé que, en los próximos 10 o 20 años, el planeta Tierra vivirá el surgimiento de una nueva patología, la cual, subrayó, puede ser incluso más grave que la de Covid-19. Esto se debe a que cada día surgen miles de bacterias y virus nuevos, sin embargo, no todos son de gravedad para los seres humanos. No obstante, esto no significa que el futuro esté exento de ello. Por eso, mencionó que en años venideros debe priorizarse la atención médica preventiva.
Recordó, además, que el SARS-CoV-2 demostró ser un virus distinto al de las otras variantes que pertenecen a la familia de los Coronavirus. Es decir, este virus en específico ocasionó diversos daños en la salud humana, como fueron los problemas cardiovasculares, que sus predecesores no tuvieron.
Por otra parte, indicó que los estragos psicoemocionales y sociales derivados de los cuatro años que duró la emergencia sanitaria serán difícilmente resarcidos, sin embargo, enfatizó en que ello debe ser un parteaguas para aumentar la conciencia sobre la importancia de la salud emocional, principalmente en infantes y jóvenes.
Finalmente, Baños Lara reconoció que los trabajadores de la salud se enfrentaron, en muchas ocasiones, a la insuficiencia de herramientas para manejar la pandemia. No obstante, opinó que los servicios de salubridad públicos tuvieron mejoras paulatinas, empero, aún persisten rezagos que deben servir como aprendizaje, no sólo para la atención de emergencias sanitarias similares, sino para el cuidado diario de pacientes y prevención de enfermedades.
